Recordando a Pepe Biondi

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La noche en que Pepe Biondi se despidió de Cuba sus ojos se inundaron de lágrimas. Llevó las manos al rostro sin poder articular más palabras. No pudo ser de otro modo; le decía adiós al país donde alcanzó su mayor popularidad como humorista.

De los muchos argentinos que nos han hecho reír (Guillermo Francella y Alberto Olmedo, este último del espacio No toca botón), Biondi vino para desde acá mismo construir su humor. Sin abandonar el acento porteño se aplatanó en esta Isla que lo recompensó con risas y aplausos a más no poder.

Su humor era inocente, sin malicias ni dobles lecturas. Lo estrenó en su Buenos Aires querido luego de ingeniárselas a los siete años como aprendiz de acróbata en un circo local, donde sufrió la pedagogía de los golpes para, a fuerza de puntapiés, hacerle aprender la acrobacia. La necesidad económica lo obligó a enrolarse en aquello con el consentimiento de sus padres, quienes veían la posibilidad de mitigar el hambre familiar. En sus avatares circenses conoció a Bernardo Zalman Ber Dvorkin, de origen ruso, quien se convirtió en su contraparte Dick, cuando juntos encarnaban el show de Dick y Biondi.

Visitaron México donde compartieron escenarios con grandes actores y actrices del momento. En los años 40s el dueto llegó a Cuba procedente de la capital azteca, y acá se presentaron en la radio con éxito. Sus espectáculos humorísticos se hicieron famosos en cabarets de España, América Latina y en especial aquí en Cuba.

En 1952 debutaron en la televisión de México y fueron de los primeros en presentarse en la naciente televisión cubana. Su éxito fue tal que firmaron un contrato para un programa en exclusivo en CMQ Televisión.  En 1953 “El show de Dick y Biondi”salía al aire todos los miércoles a las nueve y media de la noche.

En 1954 actuaron en la película cubano-mexicana “Me gustan todas” junto a Rosita Fornés, y el cómico mexicano Resortes.

El éxito era total. Ambos se insertaron en el humor cubano y continental como otros grandes duetos de entonces y posteriores, entre ellos Abbott y Costello; El gordo y el flaco; Tres Patines y el Señor Juez; Pototo y Filomeno, y los actuales Pánfilo y Chequera.

En 1956, luego de 23 años laborando juntos, el dúo se separó. Dick había optado por ir a vivir a España.Entonces Mestre le propuso a Pepe que el programa televisivo comenzara a presentarse, como El show de Pepe Biondi. Sin duda, Biondi era la estrella que más brillaba de los dos, al punto de que muchos lo llamaran “el Chaplin argentino”.

De aquellos programas no queda testimonio audiovisual. Entonces la televisión cubana era totalmente en vivo.

En 1960, Pepe Biondi partió de Cuba para trabajar en Canal 13, de la televisión argentina, que era propiedad de Goar Mestre. Se afirma que él no se sentía seguro de partir, pero fue convencido con un contrato por seis meses. En 1961 El show de Pepe Biondi comenzó a transmitirse allá. Actuaban con él su yerno, el cubano Pepe Díaz Lastra, Mario Fortuna, Carmen Morales, Carlos Scazziotta y Luisina Brando. Toda la década de los 60s le sonrió el éxito con un enorme rating. En 1967 protagonizó una película. Luego apareció el espacio Viendo a Biondi.

Una anécdota curiosa es que fue Biondi quien bautizó a Luis Carbonell con el calificativo de “acuarelista de la poesía antillana”. Cuentan que en el Teatro Auditórium“Amadeo Roldán”, Dick y Biondi presenciaron una actuación del Maestro de la Oralidad en los inicios de su carrera. Biondi se le acercó y le dijo con admiración: “Usted no recita. Usted dibuja los versos, los pinta. Usted es un acuarelista de la poesía”. El mismo Luis confesó en una entrevista años después, que fueron ellos quienes lo conectaron con la CMQ.

Supe de esto gracias al colega y amigo José Machado González, director de programas y escritor de la CMHW, quien me dijo que al principio a Luis no le gustaba del todo el apelativo, aunque después reconoció que era el apropiado para él, y optó por llevarlo por el resto de su vida.

Pepe Biondi dejó de existir en Buenos Aires el 4 de octubre de 1975. El excesivo consumo de tabaco le había afectado la circulación provocándole una arterosclerosis de los miembros inferiores que al final provocó su muerte.

Vale recordarlo por cuánto representó para el humorismo cubano de los años 40s y 50s. Cierto que decidió marcharse – como otros -, mientras coetáneos suyos residentes en Cuba prefirieron seguir viviendo y trabajando acá. Cito a inolvidables de la actuación como Coqui García y Ricardo Dantés, lo mismo que el músico y compositor Eddy Gaytán.

Ni aplaudible ni condenable, aquella fue la decisión de Biondi, y punto. Sí corresponde mencionarlo como el gran humorista que hizo reír al público cubano marcando una época. Algo que logró en un país que lo acogió como a un hijo más. Con certeza es algo que Biondi no olvidaría. Las lágrimas de despedida fueron el mejor testigo.

La historia de la radio y la televisión cubanas estaría incompleta sin él. Ha llovido – ¡demasiado!-, por eso las nuevas generaciones ignoran quién fue. Apenas nadie lo recuerda. A la historia le toca hacerlo.

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