Raúl Gómez García: el poeta y su legado de amor a la patria

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La vida no le alcanzó para cristalizar sus ansias redentoras. Apenas 24 años vivió Raúl Gómez García antes de inscribirse en la historia de Cuba como “el poeta del Moncada” o “el poeta de la Generación del Centenario”.

Nació en La Habana, el 14 de diciembre de 1928. Sus primeros estudios los cursó de manera alterna entre Güines y la capital. La muerte de su padre, cuando él contaba tan solo ocho años, incrementó las estrecheces económicas de la familia y la llevó a trasladarse a dicha localidad.

Desde la adolescencia dio muestras de ingenio para escribir sus emociones. Colaboró con publicaciones estudiantiles, regionales, además de emisoras radiales. También participó en actos cívicos, donde difundía las ideas emancipadoras bebidas en el seno del hogar.

Durante su paso por el Instituto de Segunda Enseñanza destacó por su afición al deporte, mientras usaba su talento como comunicador para denunciar, en el periódico El Estudiantil, ciertos males que aquejaban al profesorado y alumnado de la institución.

Por aquella época publicó textos también en el boletín escolar La Labor, en Güines, donde llegó a presidir la Asociación Martiana de los estudiantes.

Al concluir el bachillerato, Raúl Gómez matriculó la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana. Sin embargo, pasado un tiempo, descubrió que su verdadera vocación era la Pedagogía y se cambió para esta especialidad.

Vivía entonces momentos difíciles el joven revolucionario: trabajó de mensajero, pintor de viviendas, oficinista. Luego consiguió una plaza de maestro en el prestigioso colegio Baldor, lo cual le otorgó cierto alivio económico.

Gómez García arropaba un espíritu de rebeldía, justicia social y acendrado civismo que lo llevó a ingresar al Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). El golpe de estado del 10 de marzo de 1952 lo sacudió de indignación. Ante tamaño ultraje a la democracia en Cuba, escribió un manifiesto titulado Revolución sin juventud. Ningún periódico entonces quiso publicar el texto, pues constituía una denuncia contundente a Batista y sus lacayos usurpadores del poder.

“Sobre alegrías han de levantarse los pueblos y no sobre dolores. Después del sacrificio de la historia, la libertad democrática ha de coronar el esfuerzo de los hombres y no la mengua y el desprecio de su propia condición. Con el pecho agitado, en el ahogo mudo de la palabra buena, en esta hora aciaga de la patria de Martí, venimos a decir palabras justas sobre las circunstancias y los hechos. No nos anima el virus incapaz de un odio inútil, o el impulso temerario de un corazón joven que sueña y fructifica sin fronteras. Nos impulsa la fe del buen cubano ante las fuerzas nobles del espíritu, las ansias cívicas y la virtud sencilla de un pueblo hermoso”.

Estas son algunas líneas contenidas en aquel artículo que él mismo imprimió en un mimeógrafo que llevó a su casa y sacó a la luz bajo el nombre Son los mismos. En la edición de este rotativo trabajaron Abel Santamaría, Melba Hernández y Jesús Montané.

Fue Raúl Gómez García quien recibió el encargo de redactar el Manifiesto del Moncada, leído por Fidel Castro, líder de la acción. El escrito recoge la esencia del pensamiento de la juventud cubana que, en el contexto del centenario del natalicio de José Martí, se disponía a un accionar que rindiese tributo a los ideales martianos de un futuro digno, próspero e independiente para su patria. Cuenta la historia que, momentos antes de partir a la acción, en la Granjita Siboney, Raúl Gómez García leyó a sus compañeros su poema Ya estamos en combate.

Luego del asalto al cuartel Moncada, y desatada la feroz persecución de los sobrevivientes, Gómez García cayó preso. En las mazmorras del cuartel Moncada, las fuerzas batistianas lo torturaron y acabaron con su vida de una manera horrenda.

El nombre de Raúl Gómez García pervive en la memoria nacional y preside la más alta condecoración otorgada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura. Este gremio celebra su Día cada 14 de diciembre en conmemoración del natalicio del joven poeta y periodista que un día llamó al combate a los de su generación y hoy es paradigma para quienes sirven a la patria desde el arte y la intelectualidad.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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