Raiza Valdés: la viola, un instrumento que enamora y atrapa (I)

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El arte de enseñar el arte es una de las fortalezas que debemos defender los músicos cubanos. Actualmente, hay una generación a la que le ha tocado continuar, perfeccionar y adecuar a las nuevas circunstancias nuestro legado pedagógico. Entre estos instrumentistas se encuentra Raiza Valdés Ortega que, sin abandonar una excelente carrera como intérprete de la viola, se ha desarrollado paralelamente dentro de la enseñanza especializada de la música en nuestro país. Aunque comenzó estudiando violín en el Conservatorio Amadeo Roldán, en La Habana, encausó posteriormente su vocación hacia la viola. ¿Cómo y por qué?, lo dejo en la propia voz de Raiza:

“Carmen Amador Fariñas, metodóloga de violín, fue mi maestra de nivel elemental. Cuando llego al pase de nivel, ya con mi plaza de violín en la mano, ella me dice que Rafael Cutiño, maestro de viola del Conservatorio Amadeo Roldán, tenía interés en que yo fuera su alumna. Pero en aquel momento había tanto desconocimiento por la viola y tanta predisposición, que rechacé la idea. Veía que violinistas había muchos y violas pocas y no se hablaba casi del instrumento, yo también lo rechacé. Carmen me dijo que investigara, que la viola era bella. Me dio como plazo las vacaciones para pensarlo. A ella le debo ese primer acercamiento al instrumento. Me dijo unas palabras que nunca se me olvidaron: ‘la viola enamora y atrapa, cuando la conozcas te va a encantar y no vas a querer regresar’. Dije que no quería renunciar a mi violín, cuando más empezar e intentar una doble carrera. No se podía, era mucho el rigor, y tenía razón cuando me dijo que después no iba a querer dejarla y así mismo fue. Luego vino el trabajo con mi maestro Rafael Cutiño, que me puso la viola en las manos y me encaminó en el instrumento”.

Uno de los objetivos de mi trabajo es darle herramientas a las personas que no son músicos para que puedan conocer y entender un poco mejor el mundo de nosotros. Entonces te pido me expliques de una forma muy sencilla la diferencia entre el violín y la viola.

“Primeramente, te voy a decir las similitudes. El violín y la viola son instrumentos muy similares en cuanto a su estructura y construcción. La diferencia está en que la viola es, unos centímetros, más grande que el violín y de sonoridad más grave. A la hora de la lectura también hay diferencias, el violín lee solamente en clave de sol y nosotros los violistas lo hacemos en clave de do en tercera y en clave de sol también. Por supuesto, las distancias son mayores a la hora de tocar porque es más grande el instrumento, pero básicamente, esas son las tres diferencias de la viola en cuanto al violín. Su sonido es aterciopelado, muy dulce, se identifica mucho con la voz humana. Sin el equilibrio que aporta, es como si a la orquesta o a la agrupación le faltara algo. Se sitúa entre los agudos del violín y los graves del violoncello; y ese tono intermedio que no llega a ser como el agudo del violín, ni tan grave como el cello, es el que enamora y atrapa, como dice Carmen”.

Luego de Raiza graduarse de nivel medio con el maestro Rafael Cutiño, continuó sus estudios en el Instituto Superior de Arte de La Habana, mientras hacía su servicio social en la Escuela Alejandro García Caturla y en la Sinfónica Nacional, donde ha permanecido desde 1999 y en la actualidad está entre los solistas alternantes de las violas. Se gradúa del ISA en 2003 y ese mismo año integra, además, los violines de Tropicana. Es miembro de la Sinfonietta Manuel Duchezne Cuzán, compuesta por los propios integrantes de la Sinfónica Nacional. Ha tocado bajo la batuta de importantes directores nacionales e internacionales, como: Leo Brouwer (Cuba), Claudio Abbado (Italia), Enrique Pérez Mesa (Cuba), Guido López-Gavilán (Cuba), Francesco Belli (Italia), Yoshikazu Fukumura (Japón), Jorge López Marín (Cuba), Elena Herrera (Cuba), Zenaida Romeu (Cuba), entre otros.

Raiza ha estado en el elenco acompañante de prestigiosos solistas como: Plácido Domingo (España), Chucho Valdés (Cuba), Ryu Ghoto (Japonés-Americano), Gilberto Gismonti (Brasil), Konstantin Scherbakov (Rusia), Frank Fernández (Cuba), José María Vitier (Cuba), Lang Lang (China), Omara Portuondo (Cuba) por mencionar algunos. Durante su carrera ha realizado giras nacionales e internacionales por  México, España, Ecuador, Nicaragua, Islas Caimán, Guadalupe, Alemania, Rusia y Estados Unidos de América. Destaca por su participación en importantes grabaciones discográficas. Posee la nominación a los premios Grammy 2019 en el apartado de Mejor Álbum de Música Clásica CD “Cuba: El legado”.

Raiza Valdés Ortega ha llevado una intensa vida como intérprete, a la par de haber incursionando como pedagoga en los tres niveles que comprende la enseñanza especializada de la música en nuestro país. Con una labor ininterrumpida por dos décadas, está hoy entre los referentes de la escuela cubana de viola. Al entrevistarla para el 5 de Septiembre, varias preguntas estuvieron relacionadas a su sentido de responsabilidad en este flanco y al programa de estudios para el nivel elemental elaborado por ella. A lo que contestó:

Aunque soy instrumentista, siempre me he sentido muy identificada con la docencia. Quise continuar superándome y busqué acercarme más a la pedagogía. Me habían pedido en el CNEART (Centro Nacional de Escuelas de Arte), como una necesidad, hacer un programa de estudio para el nivel elemental, que no existía. Sentí en ese momento que me hacían falta herramientas para asumir el reto y llegó la posibilidad de hacer la Maestría en el Instituto Superior Pedagógico. Culminé en 2021 con la tesis: ‘La didáctica de la viola en el nivel elemental‘, que se concretó en la propuesta por primera vez de un programa que pudiera orientar tanto a jóvenes, como a maestros para la iniciación de la viola, en este nivel.

“Partí desde mi realidad profesional y mis experiencias. Entre los objetivos que me propuse estuvo, primeramente, tratar de acercar a los estudiantes a un conocimiento de lo que es la viola, incentivar en ellos el amor al instrumento y a la música en general, crear no solamente un instrumentista que toque una viola, sino un violista que tenga una formación completa, que estuviera motivado, que sintiera amor por su instrumento. Y por supuesto, los aspectos técnicos musicales que son fundamentales y el repertorio. Todo eso traté de recogerlo en el programa de estudio de nivel elemental”.

Raiza Valdés junto a sus alumnos de viola.⁄Foto: Cortesía de la entrevistada

¿Sobre qué año comienza oficialmente el estudio de la viola dentro del nivel elemental de la enseñanza artística en Cuba?

“En el curso 2007-2008, fue que se incluyó en el nivel elemental una serie de perfiles que antes no existían como el fagot, el oboe, la viola, la trompa, entre otros, que se comenzaban anteriormente en el nivel medio. A partir de ese momento se empiezan a hacer captaciones para el nivel elemental. Los profesores no teníamos experiencia, porque todos iniciamos el estudio de la viola en el nivel medio. Se fue haciendo lo que se podía con la mejor voluntad. Maestros como Miriam Baró, que falleció recientemente, una pena, fue una de las que primero comenzó a trabajar en este nivel, pero no tenía tampoco recursos, porque para empezar no había viola para esos niños. Fue aquella época de los experimentos de los violines con cuerdas de viola, fíjate si fue difícil. Luego, cuando llegaron finalmente violas a las escuelas, fue el momento de organizarnos, primero los maestros, para después guiar a los estudiantes.

“Llevo más de 20 años en la docencia, que se dicen fácil, pero no lo es tanto. Y poco a poco fui ordenando mis ideas y de ahí surge este plan de estudios, que ya se está enviando para las escuelas y se está trabajando con él. Ha sido una herramienta más, pero ya hace un tiempo que nos estamos reuniendo, conversando, teniendo encuentros y no solamente los de La Habana, me escriben de Santa Clara y otras ciudades en diferentes provincias. La escuela de viola está tomando fuerza, cada vez son más los violistas que ves en las aulas y con muy buen nivel. El resultado se palpa no solamente en los exámenes, también en los eventos internacionales en los que hemos participado y obtenido importantes lauros”.

Hoy podemos constatar la consolidación de la escuela cubana de viola y todo el empeño de notorios instrumentistas dedicados a la labor pedagógica, que ponen cada día su talento a favor de crear el relevo dentro de su especialidad. Es una obra que beneficia la permanencia y el prestigio de nuestra enseñanza artística.

Raiza Valdés Ortega, sin abandonar una excelente carrera como intérprete de la viola, se ha desarrollado paralelamente dentro de la enseñanza especializada de la música en nuestro país.⁄Foto: Cortesía de la entrevistada

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

Un Comentario en “Raiza Valdés: la viola, un instrumento que enamora y atrapa (I)

  • el 22 agosto, 2022 a las 12:30 pm
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    ¡Es una excelente profesional!
    Entregada a cada uno de sus alumnos para sacar lo mejor de ellos y avivar el amor a la viola y a la música en general. Merecedidos reconocimiento ha recibido durante esta etapa que van desde sus aporte con las teleclases hasta la mención en la última edición del premio de la UNEAC “Argelier León”.
    Es una suerte enorme tenerla y le deseamos muchos éxitos.

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