Preludio de una épica popular

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Como hace 65 años, decenas de jóvenes acudieron al mismo sitio, solo que entoces la presencia de ellos en el Distrito Naval del Sur de la Marina de Guerra era reclamar un arma para combatir la odiosa tiranía de Fulgencio Batista; en tanto, hoy lo hacían para expresar su gratitud hacia quienes protagonizaron la clarinada en la madrugada del 5 de septiembre de 1957.

Al interior de los muros de la fortaleza militar, y a la sombra de la conspiración, un grupo de marinos honestos complotados se había comprometido a facilitar la toma de Cayo Loco, dirigidos por el Movimiento 26 de Julio (M-26-J). Mas, mientras fue propagándose la noticia, el pueblo de Cienfuegos comenzó a sumarse al alzamiento.

Luego de la rápida toma del enclave, las operaciones se intensificaron y expandieron a otros importantes objetivos  de la ciudad, como la Policía Marítima, la Estación de la Policía Nacional contigua al Ayuntamiento y la subplanta eléctrica de calle 37 y Avenida 48.

Los disparos comenzaron muy cerca del mar, intentando ser discretos para avanzar en unas horas hacia las edificaciones más importantes. Julio Camacho Aguilera, jefe de la acción por el M-26-7 y el alferes Dionisio San Román, responsable en el orden militar entrarían en el Distrito sobre las 6:15 a.m., luego de que los complotados se apoderasen de la Base marítima, tras tomar las postas acordadas, según el plan trazado con el cabo de la marina Santiago Rios Gutíerrez.

Desde la víspera, los milicianos de la diferentes células del Movimiento estaban acuarteladas en casas de familia a la espera de la noticia de la sublevación, por eso de inmediato acudieron al primero de los lugares donde comenzaría el alzamiento. Poco después el epicentro de la sublevación se trasladaría al parque José Martí y los alrededores de la plaza.

Combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias estuvieron presentes en el acto de recordación./ Foto: Armando Sáez.

Sin lugar a dudas la sede del hoy Museo Histórico Naval se convirtió en el preludio de una épica popular. Además de desmoranarse la cacareada condición monolítica del ejército de Batista, se desmostró la disposición de un pueblo sometido y carente de todas las libertades posibles a luchar con las armas por sus derechos a cualquier precio.

El 5 de Septiembre fue una lección de amor, como lo calificara el poeta, y al mismo tiempo una página en la historia que debe prevalecer por siempre en la memoria de los cienfuegueros, como lo ratificó Yordan González Bell, primer secretario del Comité Provincial de la UJC, quien patentizó, en las palabras de conclusiones del acto, el compromiso de las generaciones pasadas, actuales y futuras con el legado de los héroes y mártires que cimentaron epopeyas como el Levantamiento Popular Armado de Cienfuegos.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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