Para el año que viene, nada caerá del cielo; pero hay mucha esperanza

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Como en todo inicio de año, los seres humanos deseamos entender lo que nos espera en el período que se avecina y comenzamos a soñar en grande. Sin embargo, nada más que comienza enero, sentimos que los lastres que no nos dejaban avanzar, empiezan a frenarnos nuevamente. En más ocasiones de las que nos gustaría, estos buenos propósitos se quedan sólo en eso, porque no apostamos por cambiar lo que deba ser cambiado y no sacamos enseñanzas de los tropiezos que nos impidieron alcanzar los objetivos propuestos. Si el sueño comienza cerca del último día del año, justo cuando degustamos una comida en familia, rodeados de amigos (y con dos cervecitas al menos), la imaginación a veces vuela tan alto que los familiares, amigos y compañeros que están en la distancia, nos parecen tan cercanos que los abrazamos y hasta lloramos juntos.

Para estar aterrizados, se recomienda por expertos (que fracasan o han fracasado por exceso de optimismo) que cualquier estimación futura debe tomar en consideración el entorno actual y el pasado reciente. Algo así como: ubicarnos en ese entorno, mirar para atrás, mirarnos por dentro y después lanzarnos a soñar, poniéndole corazón a lo que imaginemos. Por ejemplo, si en el 2022 no alcanzamos los niveles proyectados de crecimiento del cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y solo se estima un dos por ciento, con una brecha en el entorno del ocho por ciento con respecto al 2019 (antes del azote de la pandemia); entonces el propósito de lograr crecer un tres por ciento en el 2023, conlleva esfuerzos. Como explicó Alejandro Gil Fernández, vice primer ministro y ministro de Economía y Planificación: el próximo año será mejor, ¨pero nada nos va a caer del cielo¨. Algo tan cierto como que dos más dos son cuatro.

A la sazón, cuando miramos al entorno, pudiéramos ver que múltiples son las amenazas y que algunas persistirán en el tiempo. Por ejemplo, debemos reconocer el enorme ¨empeño¨ que ponen las administraciones norteamericanas de demócratas y republicanos (¡ah! y de republicanos y demócratas) por superar permanente su agresividad contra Cuba y ser cada vez más H.P (abreviatura de high power en inglés o alta potencia, por supuesto).

Unido a ello, debemos estar atentos ante los que tratan de empañarnos (desde el exterior y algunos del interior) los cristales delanteros, para ocultar que el bloqueo económico y genocida contra nuestro pueblo existe; presentándolo como algo difuso y etéreo y desconociendo, que es una soga en el cuello de la nación y una dosis criminal de sufrimiento para cada familia cubana. Un entorno, además, con guerras imperialistas en las que no solo las potencias capitalistas tratan de repartirse todos los días los mercados del mundo; sino que, como decía el profesor Fernando Buen Abad, tratan de infestarnos por los valores objetivos y subjetivos del capitalismo y someternos a la lógica simbólica del mercado burgués y a sus reglas de clase. Uno que nos muestra con horror, nuevos ecosistemas en destrucción y especies en extinción, empezando por el hombre; junto con una crisis de valores a escala planetaria que se refleja en la deshumanización, la corrupción, la violencia y el egoísmo. Amenazas de un entorno que no van a transformarse de la noche a la mañana del primero de enero, aunque le ponga usted la vela al santo que desee, porque dependen de los caballos de fuerza (HP) de los poderosos. Estos son tiempos en los que Fidel, viene a recordarnos, como siempre, que: ¨Nuestros enemigos tratan de golpear nuestras verdades, y contra esa obra de todo un pueblo calumnian por todos los medios posibles, intrigan y tratan de subvertir, tratan de matar la esperanza, de sembrar el pesimismo¨.

Entonces, la mirada al interior tiene que ser aguda y no puede estar empañada la visión, sin dejarnos ver la necesidad de seguir profundizando para que el sueño de construir un proyecto social más justo, sea una realidad; pero este no caerá del cielo.Para limpiar el cristal delantero, es importante reconocer que venimos de dos Congresos del Partido y de la aprobación de una nueva Constitución que implican mucho trabajo y estudio de lo legislado, además de aplicación rigurosa. Saber que cuando decimos que Cuba es un estado de derechos, no puede ser solo un simple slogan para algunos. Es un estado de derechos para todos y, sobre todo, ante la necesidad de que se logre la maduración de las medidas que se han aprobado para dinamizar la producción de bienes y servicios. Medidas que van desde reconocer la autonomía municipal hasta el papel de la empresa estatal socialista, el papel complementario de los nuevos actores económicos; así como todas y cada una de las políticas aprobadas. Políticas que debemos someter al método heurístico de ensayo y error o prueba y error (oportunos) para obtener conocimiento, aprendiendo y rectificando a tiempo; porque: ¨árbol que nace torcido……se lo lleva la corriente¨

Por supuesto que me siento optimista y no tan escéptico como Issac Delgado cuando cantaba aquello de ¨A lo mejor, para el año que viene, lo bueno sucede, lo que te conviene¨. No creo que ¨a lo mejor¨, creo que sí sucederá lo que más nos conviene a todos; pero con los pies puesto en la tierra, aunque a veces me atreva a soñar y en creer en las quimeras de los que pretenden bajar de peso y de ¨ahora si voy a ir al gimnasio¨; en apoyar a los que se propusieron que ¨Para el que viene, se acabó la soledad. En este si va a aparecer la dama de mis sueños o el príncipe azul¨ (aunque yo encontré a la mía hace treinta y tantos abriles y en Cienfuegos me quedé como el Benny) o hasta llegar a entender los retos de aquellos que se han propuesto que: ¨en este si voy a tocar guitarra, saxofón o violín a pesar de que mi oído es cuadrao¨. A cualesquiera de ellos, les deseo éxitos; pero convencido de que el año que viene será mejor, solo si los sedentarios y los pasaditos de libras (no de pesos para no confundirnos), hacemos dieta y ejercicios disciplinadamente; si los que están solapeaos aprenden a enamorar mejor y si los aspirantes a músicos ponemos alma, corazón y vida en el empeño, a pesar de las limitaciones y poniéndoles también un poco de poetas y de locos a todo.

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Andrés Martínez Ravelo

Ingeniero civil. Miembro distinguido de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.

Un Comentario en “Para el año que viene, nada caerá del cielo; pero hay mucha esperanza

  • el 21 diciembre, 2022 a las 11:22 pm
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    A este artículo, le veo la intención clara de promover el optimismo en todos los cubanos. En el mismo se combinan diferentes elementos, que están presentes en el diario quehacer de nuestro pueblo.
    Coincido en que hay que dejar a un lado, la retórica que tiende a confindir y ponerle todos el verdadero empeño que permita la recuperación de nuestra economía y que aparezca la posibilidad de vivir honradamente con nuestro salario, para que la emigración no siga siendo la válvula de escape de los desesperanzados

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