Papa y otros cultivos en las montañas: con el clima y la constancia como aliados

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Como una especie de oasis climático podría definirse a la zona montañosa de Cienfuegos, y esa potencialidad la aprovechan los productores de la región para cultivos tradicionales — el café, por ejemplo— y otros no tan “oriundos” de esa geografía: en ese caso aparece la papa.

Y es que por estos días es noticia en el Macizo de Guamuhaya una cosecha a pequeña escala del tubérculo, sembrado de manera experimental por productores de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Diez de Octubre, de la provincia. Desde tierras del asentamiento montañoso “El Naranjo”, el productor Eduardo Tillet Aguilar confiesa que opta por la cosecha manual, porque con arado puede dañarse la integridad del tubérculo plantado: “en los dos campos que sembramos. Ya la papa se dio, sin echarle nada, solo con las labores culturales de rutina”.

Esto último lo confirma Orelvis Valdespino González, otro productor de la CPA “Diez de octubre”, vinculado al proyecto de lograr la papa en las tierras del Valle del Naranjo. “Se trata de una papa ecológica, no tiene aplicado ningún producto químico”.

El campesino narra que emplearon la tracción animal con bueyes para la preparación de una tierra antes destinada al cultivo de flores. Valdespino González achaca a las bondades del clima de la montaña el hecho de que germinara el cultivo sin bioestimulantes u otra formulación, y en un tamaño aceptable.

En el pasado mes de agosto plantaron la semilla, luego de su preparación en una nave cercana, y ya en octubre pueden verse los primeros vestigios de una cosecha que contribuirá al autoabastecimiento de estas áreas de difícil acceso, mediante la distribución del producto por núcleos familiares de las propias comunidades montañosas, confirmó Alexandre Corona Quintero, Gobernador de la provincia.

EN EL ASENTAMIENTO EL MAMEY TAMBIÉN PARE LA TIERRA

El tamaño de las plantas de malanga del campesino Iroel García Suárez, de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UPBC) El Mamey, sobrepasa la estatura del productor. Las tierras de la zona, enclavadas en el asentamiento montañoso del mismo nombre, evidentemente resultan idóneas para plantaciones de esta vianda altamente demandada.

“Siempre ayudan las temperaturas de aquí, muy favorables para la malanga. Influye positivamente que ella no requiere fertilizantes químicos, sí admite abonos orgánicos, pero se trata en todos los casos de un cultivo bastante noble. Es de ciclo largo y capta muy bien los nutrientes del suelo, de ellos va alimentándose”, declara García Suárez.

Este joven también atesora experiencias con la siembra de plátano, café y tomate. El vegetal resulta igualmente beneficiado con el permanente frescor de la zona montañosa. “Cultivamos tomate fuera de época, desde febrero hasta diciembre, y podemos hacerlo porque acá arriba nunca hace calor. El tomate de la montaña se identifica rápidamente por su sabor, carente de ácido; y el tamaño, con dimensiones mayores al logrado en zonas llanas”.

El tamaño de las plantas de malanga del campesino Iroel García Suárez sobrepasa la estatura del productor.
FORMULADOS AGRÍCOLAS DE LABIOFAM… NO DEJARLE TODO AL CLIMA

Si bien constituye una variable aliada a la producción agropecuaria en las zonas del Escambray sureño, los productores no dejan al clima todo el trabajo. Auxiliarse de preparados de Labiofam como el Nicosave —insecticida fabricado a partir de residuos del tabaco con amplio uso en la agricultura— resulta una estrategia aplicada por ejemplo por Yusdiel Álvarez Évora, otro productor de la UBPC El Mamey.

Él emplea la fórmula para combatir el trips de frijol, a partir de la alta eficacia demostrada por el Nicosave en el manejo de plagas agrícolas. “Cuando lo aplicas a la planta el bicho no va a la flor, pero hay que alternarlo con otro producto”, declara Álvarez Évora, e insiste en que aún hay desconocimiento entre los productores sobre las potencialidades de ese producto, “tan eficaz como el Fitomas”, asegura.

Lea además ⇒ ¿Cómo controlar el trips de las flores del frijol y minimizar sus daños?

Este otro preparado natural, fitoestimulante de aplicación foliar o radicular, tiene gran aceptación por el campesino de El Mamey. “He notado que desestresa la planta, le da buena salud, yo lo aplico cada tres días, y lo intercalo igualmente con otros productos”, señala.

Pare la tierra en las montañas con el clima y los bioproductos como fuertes aliados, pero no son los únicos. Con otro denominador común cuentan las plantaciones loma arriba: el tesón de las mujeres y hombres que día a día las cultivan.

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