Otra vez sobre la educación económica
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La educación es una parte esencial de la vida, un componente de la práctica social y está condicionada por factores determinados, factores macro sociales entre los cuales se destacan los siguientes: economía, política, cultura; por lo que no existen los mismos intereses, necesidades y puntos de vistas del progreso educativo en la voluntad gubernamental de todos los países. En Cuba, después de enero de 1959, la aspiración que llegara a todos, dejó de ser una ilusoria, para convertirse en una meta necesaria y posible.
Hoy la educación económica es una de las principales tareas de la Revolución, caracterizada por un constante y creciente esfuerzo por la obtención de nuevos niveles de desarrollo del ser humano, como base para todas las transformaciones que demanda la sociedad.
La Educación como función social, constituye un sistema de influencias en el que participa toda la sociedad, penetra en todos los tipos de relaciones en que el hombre y la mujer están inmersos durante toda su vida, lo cual contribuye directa o indirectamente a la asimilación y producción de la cultura histórica y social.
Se conoce a priori que el espacio para la escritura de cualquier investigación es limitado, sin embargo, en el presente trabajo es imprescindible precisar los elementos básicos esenciales sobre el tema a partir del pensamiento de los clásicos del marxismo leninismo como componente esencial de la ideología de la Revolución Cubana. Todo análisis, por tanto, referente al tema de la educación económica no puede soslayar los nexos entre la economía y la política. No hay que olvidar al respecto que Marx extrajo a la economía de las catacumbas y no sólo indicaba su centralidad, sino que demostró que toda economía es política, que ninguna decisión económica está despojada de connotaciones políticas. Es decir que no hay saber tan político y politizado como el de la economía, lo que da al traste con los tecnócratas de ayer y hoy, que sostienen que sus planes de ajuste y sus absurdas elucubraciones econométricas obedecen a meros cálculos y que son políticamente neutros. De ahí que su pensamiento arroja una luz cada vez más esclarecedora sobre las tenebrosas realidades del mundo actual. Si se asume tal principio el análisis de la educación económica necesita el enfoque en correspondencia con las condiciones de hoy.
En el siglo XIX, José Martí había precisado que “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive, es ponerlo a nivel de su tiempo, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote.” Educar es: preparar al hombre para la vida, para el trabajo, para la práctica social, para una asimilación y una transformación creadora de la sociedad.
La educación económica como parte de la educación entonces constituye un proceso social complejo e histórico concreto en el que tiene lugar la transmisión y apropiación de la herencia cultural acumulada por el ser humano. En este contexto, el aprendizaje representa el mecanismo a través del cual el sujeto se apropia de los contenidos y las formas de la cultura y de hacer económico que son transmitidas en la interacción con otras personas
De la educación económica, por tanto, dependen los designios de la construcción de la nueva sociedad.
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