Memorias de una casa vieja (+Fotos)

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La vivienda de Leticia Becerra Rodríguez, sita en el barrio de La Juanita, de la ciudad de Cienfuegos, resultó galardonada este año con el Premio Provincial de Patrimonio en la categoría de Conservación

Más de 110 años desafían al tiempo en la casa donde hoy vive el matrimonio de Leticia Becerra Rodríguez y Oscar Fonte Leandro junto a su familia. Allí la madera, las tejas del techo, los pisos, las puertas y ventanas, el sistema eléctrico e hidráulico, y acaso hasta la luz que colma los enormes espacios interiores, lucen invariables, sin las huellas corrosivas de ese siglo que dejaron atrás.

De acuerdo con Clara Soto Bermúdez, directora de la Oficina de Monumentos y Sitios Históricos de Cienfuegos—adscrita al Consejo Provincial de Patrimonio Cultural—, el inmueble destaca por su salvaguarda y autenticidad, al punto de trascender como uno de los exponentes más significativos de la arquitectura vernácula en la Perla del Sur.

“La preservación exacta e integral de su tipología de madera, unida a la exquisitez en el cuidado del mobiliario, la carpintería, las rejas y la pavimentación, además de los vínculos con hechos y figuras importantes en el devenir de la Revolución cubana, convierten a esta vivienda en un monumento digno de ser reconocido por sus altos valores ambientales e históricos”, agregó la especialista.

Tales criterios pesaron en la decisión de otorgarle el Premio Provincial de Patrimonio en la categoría de Conservación, quince años después del reconocimiento obtenido en 2007; razón para surcar por las memorias de una casa vieja que sigue mirando al futuro.

Retrato en sepia

Aunque la propiedad en manos de los actuales dueños refiere que data de 1906, la investigación realizada por David Liestter Martínez Ramos para el libro Cienfuegos, la Perla de Cuba, detalla que la residencia comenzó a construirse luego de 1910, cuando sus terrenos fueron vendidos a América Sust Santos, quien asumió el pago de las obras por unos 2 mil 500 pesos.

Años más tarde, “el remediano Manuel Pérez Borroto Marrero, capitán de la Policía Nacional, la compró el 8 de junio de 1950 por 500 pesos moneda oficial, y en 1985 continuaba siendo su propietario”, apunta el mencionado autor en la relatoría sobre las casas de madera más notables de la urbe.

Tan solo unos meses después de asentarse allí la familia del nuevo titular, el 12 de noviembre de 1950 recibió la visita del entonces dirigente universitario Fidel Castro Ruz, al frente de las huelgas estudiantiles contra la gestión del ministro de Educación, Aureliano Sánchez, y el gobierno corrupto y servil de Carlos Prío.

El motivo del encuentro en el domicilio de Pérez Borroto —según reseña el texto Antes del Moncada, de la autoría de Aldo Isidrón del Valle, Marta Rojas, Arturo Alape, Julio García y Santiago Cardosa— fue emplazar al jefe policiaco sobre la ilegalidad de prohibir la protesta en Cienfuegos, un derecho constitucional inviolable.

Tras quince minutos de conversación, el capitán de la Policía Nacional se limitó a decir: “No discuto las órdenes. Las cumplo como sea”, lo cual dejó entrever el latente desacuerdo. Sin embargo, aquel pasaje terminó con la insurrección del estudiantado frente al Ayuntamiento de la ciudad —donde radica actualmente el Gobierno de la provincia— y la primera detención de Fidel, convertido con los años en el líder histórico de la Revolución cubana.

Entrega a la conservación

Fonte Leandro cuenta que Antonio Becerra Abreu, su suegro, adquirió la vivienda en 1985 a través de un proceso de compraventa autorizado en esa época. “Él —narró— era carpintero, albañil, y mientras vivió, juntos realizamos aquí acciones de rehabilitación; incluso, corregimos defectos interiores provocados por un ciclón que pasó en 1936 e impactó la casa por uno de sus laterales, al extremo de inclinarla.

“Eso demandó trabajos en los arcos de la sala, las habitaciones y el baño, donde restablecimos alguna que otra pieza de madera. Hoy no tiene problemas con la cubierta, no se moja, y exige de nosotros el día a día: no permitir que el deterioro cobre mucha fuerza, pues después es más difícil reponer cualquier elemento”, acotó.

Junto a su esposa Leticia, él mismo asume las faenas de conservación que requiere el hogar donde vive, ya se trate de pintar o reparar, porque reconoce ser muy celoso en el cuidado de los atributos patrimoniales.

“Lo más complejo ha sido contar con las materias primas para ejecutar tales labores, por los precios y las dificultades para comprarlas. Sin embargo, la posibilidad de alquilar para turismo de alto estándar durante ocho años, previo a la pandemia de Covid-19, nos permitió acceder a insumos de calidad, como esmaltes y pinturas sintéticas que protegen mejor la madera”, comentó Fonte Leandro.

A la luz del premio que ahora recibe el inmueble, referente arquitectónico en el barrio de La Juanita, recuerda a sus suegros —quienes siempre vivieron orgullosos por la preservación de la vivienda—, expresa el orgullo de la familia, asegura que la casa durará muchos años más, y anhela que en la generación próxima continúe el interés por conservarla.

La conservación de la estructura de madera, el mobiliario, los pisos y las lámparas resaltan en los espacios interiores del inmueble.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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