Maritza Rosales: la vieja dama digna

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Fue una actriz entrañable en su juventud, durante las décadas de 1940 y 1950, poco menos en los años 60; casi olvidadaen los tiempos venideros hasta que Héctor Quintero la recupera para la televisión en 1995. Es nuestra gran dama, cuyo carisma y simpatías sedujeron a varias generaciones. Lamentablemente, la vuelta le permite muy poco para la redención; aunque los sureños le han plantado en la memoria como parte de una identidad que se redescubre cada septiembre natal.

Silvia Maritza Rosales Pomares asoma en tierra de Jagua el 10 de septiembre de 1929 . Desde la infancia elocuencia alguna sensibilidad para el ballet, que estudia en una academia local desde los once años. También para las artes escénicas, lo cual estimula el movimiento teatral de la provincia, particularmente los influjos del Ateneo de Cienfuegos. Hacia 1936 se muda a la capital y poco después inicia los estudios de Ciencias de Comercio por sugerencia de sus padres, aunque no los concluye ante su pasión por el arte declamatorio. En el recinto docente asiste al Seminario de Artes Dramáticas del Teatro Universitario de La Habana y acursos de arte griego y sobre Shakespeare.Por esa época estudia declamación con la actriz Enriqueta Sierra y bajo la dirección de Schajowicz destaca en obras teatrales como Edipo Rey, Nuestra Natacha, El Mercader de Venecia y Electra. Para esa fecha se convierte en primera figura del grupo ADAD, del Patronato del Teatro y de la Compañía de Farseros.

En el cine se inicia prontamente, a través de La que se murió de amor (1942), olvidable filme de Jean Ángelo. Después aparece en Como tú ninguna (1946) de Roberto Ratti. Justo, en 1946, labora en la emisora CMZ y seguido pasa al Movimiento de Voces Nuevas de la RHC Cadena Azul. Aunque en 1947 se escucha en Unión Radio, es la RHC quien le entrega su primer rol profesional en Entre las sogas, libreto experimental de Marcos Behemaras, sobre el boxeo profesional, y protagónico en Tú me hiciste perversa, radionovela del programa Mujeres indefensas. En 1948 aún es preciada una novel actriz de radio, en RHC Cadena Azul y Unión Radio. Más tarde trabaja en Radio Progreso y CMQ Radio, llegando a intervenir (en esta última) en notables series de novelas y aventuras como Leonardo Moncada y espacios humorísticos como Tota y Pepe.

En Historia de las tres hermanas (al centro-arriba), uno de sus mayores éxitos televisivos.

Bellísima, con su cuerpo bien tallado, expresión incitante de sensualidad y arte, en 1950 es la damita joven en la RHC Cadena Azul y se dispone a la llegada de la televisión. Es una de sus actrices fundadoras cuando debuta en Tensión en el Canal 6 (1951), en el episodio Los guantes de Jino, junto a Alejandro Lugo, la antesala de su consagración en los dramatizados.

En lo sucesivo se convierte en una las actrices más solicitadas. En marzo de 1951 experimenta como locutora de espacios del Canal 6 como Aquí todos hacen de todo, reality show que comparte con el locutor Germán Pinelli, y en el mes de mayo labora en el aplaudido espacio Como a Ud. le gusta. Asimismo, participa como actriz en Teatro Canal 6, URTV, Estudio 15 del Canal 6, y en lo ulterior emerge en Philcodrama, Humo del recuerdo, Historias de amor, Teatro del domingo, Grandes comedias del mundo, Pantalla dramática, Un romance cada jueves, Teatro del hogar, entre muchos otros; desempeños que comparte con susencajes en la publicidad. En 1955 obtiene dos grandes éxitos en El Hombre flaco (1955), suspense que escribe Behemaras para Reinaldo Miravalles, y en la novela Historia de tres hermanas, escrita por Mercedes Antón para CMQ TV, donde asume a la maligna Reina Milanés.

No sacrifica su contacto con el cine. En 1950 participa en el filme Siete muertos a plazo fijo, de Manuel Alonso, en la que asume a Delia la bailarina. Para esa fecha ha contraído nupcias con el periodista José Ramón Regueral, quien colaborara en la producción y la asistencia de dirección del filme. En 1951 interviene en Cuba, canta y baila, producción que tiene un argumento mínimo y se sostiene por mostrar un compendio de canciones cubanas. La crítica solo destaca a la actriz, a la que califica de “dúctil y ajustada en todo el momento al carácter de su personaje”. Luego se suma al proyecto La única (1952), de Ramón Peón, una comedia que se realizó en cuatro o cinco semanas en condiciones difíciles, donde consuma a la solidaria amiga de la líder sindical (Rita Montaner). Al año próximo acepta un papel secundario en Más fuerte que el amor de Tulio Demichelli,junto a Jorge Mistral, Miroslava y Enrique Santiesteban, pasando sin penas ni glorias. Se halla grabando el filme colombiano Mares de pasión, de Manuel de la Pedrosa, cuando triunfa la Revolución cubana y regresa a la Isla. Antes de este suceso, la actriz había mostrado sus simpatías políticas, siendo parte activa del Movimiento 26 de Julio.

En el filme Siete muertos a plazo fijo (al centro).

Probablemente, por estar asociada a un tipo de cine y televisión comercial (algo parecido a lo que experimentó la vedette Rosita Fornés) le escasean las ofertas de trabajo, si bien aparece en varios Teatro ICR, al estilo de Romeo y Jeannette (1965), junto a Alfredo Perojo y Ramoncito Veloz en su primera prueba actoral. En verdad, se vuelca hacia la cooperativa teatral Telón 23, fundada en 1961 y asida al ICRT, que se ofrece a la promoción de obras universales y a dar oportunidades a figuras nacientes. A la par, se inserta con frecuencia en Radio Liberación, donde coordina y dirige espacios teatrales radiofónicos, al estilo de Yerma (1983), donde igual tuvo un rol como actriz.

Acontece una larga pausa en la década de 1970, que aprovecha para titularse en 1977 de Historia del Arte en la Universidad de La Habana, procurando un aliviadero para su escaso periplo laboral. Contiguo se escucha en Radio Progreso y vuelve a la tele hacia 1985, en algunos proyectos como Noche de máscaras, de Miguel Sanabria, para Teatro en TV. En febrero de 1987 se jubila con cierto desencanto por la indiferencia de que es objeto. No obstante, consuma actuaciones especiales en el humorístico Gracias Doctor (1984) y un pequeño papel en los filmes Sabor latino (1996), de Pedro Carvajal, y Lobos sueltos (1998), de Javier Kühn. En medio de estos laboreos es que recibe la propuesta de Héctor Quintero y retorna en grande a la televisión a través de la telenovela El año que viene (1995), interpretando a Nenita Pubillones, la viuda de Galarraga, una anciana lujuriosa e infeliz. No solo acaece el redescubrimiento, sino también la demostración de su sensibilidad y talento para la comedia y el drama. Nuevamente la actriz se convierte en un suceso nacional. Penosamente, no recibe otras invitaciones, acaso por su avanzada edad, y retoma el descanso.

Esta fundadora de la televisión y la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), que posee el Premio Nacional de Televisión (2003), la Distinción Raúl Gómez García, Por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier y el Micrófono de los 70 años de la Radio, muere el 12 de febrero de 2013. Con su desaparición física perdimos a una de las contribuciones más vigorosas de Cienfuegos a la cultura nacional. La Rosales cumpliría el pasado septiembre 93 años de vida.

Como Nenita Pubillones en la telenovela El año que viene.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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