Luis Daniel y la historia de un mural contra los días grises
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Si para los adultos y personas mayores resulta difícil lidiar con el necesario confinamiento al que nos obliga la pandemia de la Covid-19, imagínense cuán angustioso puede ser para los niños, que acostumbrados a socializar con sus amigos en la escuela, a jugar en el barrio, vieron cómo su rutina cambió de imprevisto y se encerró con ellos dentro de las casas.
Luis Daniel O’ Farrill Domínguez, de nueve años, llegó a decirle a su madre que todos los días, cuando veía la calle, tenía deseos de llorar.
“Él solía pasarse el día entero jugando afuera con los muchachos. Ahora sube al techo y conversa con la vecina de ‘placa a placa’, limpia las ventanas, baldea la casa con mi mamá, se divierte con su perro, dibuja, mira las teleclases y juntos resolvemos los ejercicios por la noche”, cuenta Lissy Domínguez Tereñes, madre del niño.
Luis Daniel cursa el 4to. grado en la escuela primaria Mariana Grajales, ubicada en el populoso reparto de La Juanita, de la ciudad de Cienfuegos. Repite que “hay que quedarse en casa, lavarse las manos y usar el nasobuco”, pero agobiado por tantas jornadas de aislamiento social, sin poder salir, decidió ocupar parte de su tiempo en hacer algo útil y diferente.
“Primero pensé en un álbum —dice— y luego mi abuela me dio la idea de realizar un mural para ponerlo en el consultorio, y que todas las personas lo vieran. Utilizamos periódicos y recortamos las figuras y artículos más interesantes, y después los pegamos en las cartulinas.
“Explica lo que es la Covid-19, se reflejan los médicos que fueron a otros países a ayudar, los pacientes que ya están de alta y también la manera en que cuido a mi abuela”, añade.
Sin embargo, el mural de Luis Daniel nos habla de muchísimo más. En sus secciones hay espacios para las “Risas y ternuras”, para las “Historietas de la Covid-19”, y asimismo para las trágicas noticias de la muerte. Transmite su confianza en la vida y la esperanza que el mundo sigue guardando en los niños como él.
Esa obra suya dialoga con el público en primera persona. Asegura, por ejemplo, que “No me pierdo las teleclases” y hasta revela su inusitada devoción por el doctor Francisco Durán: “A correr, no me puedo perder la conferencia de prensa”. Él mismo afirma que, de todos los recortes de periódicos, le gustan mucho las imágenes relacionadas con el director nacional de Epidemiología, “porque debemos estar informados”, argumenta.
Lissy, la madre, confirma que Luis Daniel atiende a los partes informativos diariamente. “Por la ventana le avisa incluso al vecino de al lado y a la señora de los bajos. Llama por teléfono a mi trabajo y me dice ‘mamá, hay tantos casos’; es una cosa permanente”, sostiene.
Estudiar, leer, buscar el significado de palabras, escuchar música, imitar a Pánfilo y a los narradores de pelota, son otras de las aficiones que colman las horas de este niño durante el prolongado aislamiento que impone el nuevo coronavirus.
Un mural sobre la Covid-19 en Cuba fue la forma que él mismo halló para agregar más colores a las propias noticias que recortó de los diarios y semanarios del país. El cartel ya está concluido y cuelga en la sala de su casa, con el deseo de poder mostrarlo a los amigos cuando todo vuelva a la normalidad.
Luis Daniel, como muchos niños en la Isla, aguarda ese momento. Su pelea contra los días grises de la pandemia se asemeja a la de otros tantos que escriben y pintan desde sus hogares esta historia.
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No se trataba de fama,ni publicidad,simplemente era el sueño de un niño de poder hacer algo útil en medio de tanta tristeza.
Su imaginación y creación superaron el aburrimiento y el deseo de querer correr hacia las calles .
Gracias…por permitirme lograr volver a ver una sonrisa en el rostro de un pequeño niño agobiado por este necesario encierro.