Linaje y arte: el aroma de la familia

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Usualmente, las artes han tenido un asidero en el entorno de la familia. En este espacio se legan nociones y prácticas que peregrinan entre padres, hijos, hermanos y otros descendientes. Las aproximaciones, empatías, los hábitos, experiencias y crecimientos tenidos por estos grupos consanguíneos propician y estimulan la continuidad de las tradiciones.

Y es que la familia es un ingrediente determinante en la vocación de sus miembros y hasta en el desarrollo de las habilidades o talentos de los cultores potenciales de las expresiones artísticas. Claramente, muchas familias han contribuido al ascenso de las artes visuales en la historia del arte; son abundantes las que poseen creadores notables en su seno, imbuidos por ese aroma filial que condiciona cierto estado de sensibilidad, perspicacia y rigor.

Cienfuegos no está ajeno a este suceder. De facto, en la precoz fecha de 1852 inicia un periplo de encomios populares la estirpe del santanderino Genaro Rodríguez González-Mier, entonces propietario de El Palo gordo y amigo del pintor sordomudo Paul Ratier Josee, padre de dos de los intelectuales más encomiados de Cantabria (aunque nacidos en la ciudad de sévres): Genaro y Bienvenido, juristas y aficionados al dibujo y la pintura; abuelo del pintor, escultor y caricaturista cadaqueño Alfredo Felices. Poco más tarde, emerge el linaje de los Cotera. Jacinto Gabriel de la Cotera y Consejero, establece en San Carlos 37 el primer estudio fotográfico y la originaria academia de pintura en la otrora Fernandina de Jagua (1856). Aunque algunos de sus hijos intentaron hacer carrera con una cámara, no es sino su sobrino Efesio de la Cotera y de Bárcena el que alcanza mayor fortuna, llegando a ser considerado entre los mejores profesionales del centro de la isla y a ilustrar el célebre Libro de la Trocha de Eva Canel (1897). A propósito, Efesio es padre de una de las actrices de teatro y cine más celebradas de inicios del siglo XX en Hispanoamérica: Catalina Julia María de la Paz Cotera y París de Bárcena, la musa inspiradora del dramaturgo español Gregorio Sánchez Sierra.

Genaro Rodríguez González-Mier y sus hijos más ilustres: Bienvenido y Genaro, pintados por Paul Ratier Josse.
Genaro Rodríguez González-Mier y sus hijos más ilustres: Bienvenido y Genaro, pintados por Paul Ratier Josse.

A mediados del siglo XIX descuellan los desempeños del carpintero alarife José Antonio Rodríguez y sus legatarios. En esa época emerge la juvenil Clotilde Antonia del Carmen Rodríguez y López, heredera de su imaginación prolífera y  sensibilidad estética, artífice de las primeras acuarelas concebidas en la región y del diseño de la bandera local. La conocida poetisa igual crece artísticamente junto a sus dos hermanos y artesanos Antonio Matías Gregorio y José Desiderio, los autores de una mesa capitolina premiada en la Exposición de Filadelfia de 1876. Otro carpintero logra no poca nombradía: Emilio Mesa, también escultor, diseñador de muebles y ebanista, autor de las puertas de la Iglesia de la Catedral y padre de dos artesanos de anchurosa carrera: José y Pedro Mesa Zerquera, quienes inician sus primeros laboreos en la década de 1940, luego de cursar lecciones de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de Cienfuegos.

Justo, en 1876 se instala en la Perla del Sur el creador alicantino Miguel Valls Lladó, quien levanta el primer taller de escultura en los predios sureños y gana el mérito de ser considerado el escultor más importante radicado por esa época en Cuba. Procura instruir a sus hijos en la disciplina de marras, Rafael y Eligio, pero no lo consigue. Ambos eligen la fotografía para expresarse y el primero termina siendo uno de los fotógrafos más entrañables de la primera mitad del siglo XX. Empero, Miguel se conforma con acoger y sufragar una beca a José Villalta de Saavedra, el futuro precursor de la escultura monumental en la isla.

Hacia 1898 el pinareño Miguel Luís Lamoglia Gelabert emigra para Cienfuegos una vez que es contratado para la obra de la carretera central. El joven tiene una fuerte vocación por las artes visuales y gana pronto las simpatías de los perlasureños consumando retratos y paisajes. A su vera, permanece el tío pintor Armengol Lamoglia, quien le ofrece consejos y labora con frecuencia en la municipalidad de Santa Isabel de Las Lajas. La matancera María Dolores del Pino Fernández, por su parte, se muda inicialmente para la localidad de La Juanita y funda su propio taller en Cristina No. 108. En poco tiempo crea una familia a la que transfiere su pasión por la pintura, especialmente a sus hijas Gloria e Isabel González, quienes llegaron a mostrar sus obras. El biznieto Edgar González Era, igual ejerce como pintor, escultor y pedagogo tras titularse en 1998 en la Escuela de Arte, Leopoldo Romañach de Santa Clara.

La matancera Dolores del Pino legó su entusiasmo por la pintura a sus hijas (en el taller, a la izquierda) y los ardores llegaron hasta su biznieto Edgar González Era (a la derecha).
La matancera Dolores del Pino legó su entusiasmo por la pintura a sus hijas (en el taller, a la izquierda) y los ardores llegaron hasta su biznieto Edgar González Era (a la derecha).

En la década de 1930 del siglo pasado, la familia de los Álvarez Peña, gustosa del coleccionismo y las expresiones visuales, apoya la carrera de las talentosas hermanas Carmen y Alicia, quienes recibieron clases de pintura en el Colegio Teresiano y se especializaron en el paisaje, bodegón y la naturaleza muerta. Por ese camino transita María Luisa de la Peña, prima de aquellas, otra sensible pintora que fuera adiestrada por Blanca González Simo, la pedagoga graduada de la Academia de San Carlos de México (1914), quien igualmente procede de una familia culta, de la que forma parte su hermano Francisco, el propietario de la aclamada tienda El Arte, donde la ganadora de la Medalla de Oro de la Exposición Iberoamericana de 1926 tenía instalado su taller desde 1915.

Hacia 1938 inaugura su estudio fotográfico la familia Bielsa (Studio Bielsa), erigido con los denuedos de Francisco, Eugenio y Valentín Bielsa Márquez, tres hermanos que habían sido orientados por su tío Pablo Márquez León, otro entusiasta del lente. Poco después, el villaclareño Aldo Menéndez Parets hace su entrada en el espacio sureño, desplegando una intensa labor como literato, pintor e ilustrador junto a Samuel Feijóo y Alcidez Iznaga. A su lado, recibiendo todo tipo de influjos, crece el pequeño Aldo Menéndez González, graduado de la ENA en 1970 y recientemente fallecido; una de las figuras cimeras de las artes plásticas en la Isla, quien por mucho tiempo hizo diseños para la revista Revolución y Cultura.

En 1958 José de la Paz Texier, quien provenía de una ralea de pintores que trabajaban en una unidad de lumínicos (tío, padre y hermano), debuta como creador visual. Este dibujante y apasionado de la ciudad, la que atesora en cientos de plumillas, graduado de la Escuela de Arte Rolando Escardó, dedicó casi toda su existencia al diseño de publicidad o propaganda. Justo, el heredero de esta disciplina es su hijo Yoel de la Paz López, abogado, pintor, fotógrafo de naturaleza y realizador de audiovisuales. Años después Douglas Nelson Pérez Portal (El Chispa), fundador de Melaíto, diseñador gráfico y dibujante humorístico, comienza a laborar en el recién creado diario 5 de septiembre. Su vocación pictórica pasa al ADN de sus dos hijos más “pequeños”: Douglas Pérez Castro, graduado de la Escuela Nacional de Arte en 1991 y del Instituto Superior de Arte en 1996, uno de los artistas capitales de su generación; y Lizette Pérez Castro, titulada en la Escuela de Arte Oscar Fernández Morera de Trinidad, profesora y directiva de la Academia de Artes Plásticas de Cienfuegos.

Uno de los linajes más notorios de las artes visuales sureñas, la familia Pérez: Douglas Nelson y sus hijos: Lizette y Douglas.
Uno de los linajes más notorios de las artes visuales sureñas, la familia Pérez: Douglas Nelson y sus hijos: Lizette y Douglas.

No siempre los influjos se ejercen de madre, padre o tío a hijo; en ocasiones sucede lo contrario, al modo de los vínculos entre los aguadenses Tomás Sánchez Requeiro y Catalina Requeiro Lorenzo. Es cierto que Tomás, titulado de la Escuela Nacional de Arte (1971), ganador de la XIX Edición del Premio Internacional de Dibujo Joan Miró (1980), nuestro paisajista de cabecera y uno de los creadores más encomiados de la historia del arte cubano, recibe el apoyo de su madre para consumar el sueño de ser pintor; empero, Catalina se inclina por la pintura naif mucho después que éste emplazara su carrera. A la veterana pintora también le seducía el paisaje, aunque el enunciado de sus obras es deudor del llamado arte ingenuo o popular. Llega incluso a realizar varias exposiciones personales en su tierra natal y La Habana.

Otra familia con proyección artística y comunitaria es la de los Basulto. Al parecer, los orígenes se ubican en la obra de Pedro Hernández Basulto, graduado de Dibujo y Pintura en la Escuela Nacional de Arte (1975), de Diseño Ambiental (1980) y Escenografía (1982). Precisamente, es el descubridor de dos artistas vitales del arte naif sureño: su sobrino José Basulto Caballero y José García Montebravo. En la estirpe de los Basulto figuran otros creadores (no siempre dentro del perfil popular), como Mariano Basulto Caballero, su hijo Mariano Basulto Cortés, Ketty Basulto Amaro (hija de José), Lydianis Basulto Prado, Máximo Basulto Valdés y los hermanos Abel Igor y Yolaine Basulto Vázquez, entre otros.

En la década de los 80 toman una ingente posición los hermanos Rafael Ángel y Carlos Alberto Cáceres Valladares. El primero, formado en la Escuela Provincial de Arte Leopoldo Romañach (1975) y titulado de la especialidad de grabado en la Escuela Nacional de Arte (1980); el segundo, instructor de arte (1973) y pintor naif, uno de los más seductores en su estilo. A su vez, en los años 90 destaca la obra del fotógrafo, escultor y pintor autodidacta Roberto Domingo Gil Esteban, quien impulsa a su hermano Raimundo a la aventura del arte ingenuo, otro apasionado del paisaje. En este mismo perfil popular, son elogiadas las fabulaciones de Marilyn García Morfa, la heredera del finado Arnaldo García Rodríguez, el longevo que cursara estudios en la Escuela de Arte Rolando Escardó durante sus moceríos. Justamente, en la academia fundada por Mateo Torriente y Samuel Feijóo se gradúa el pintor de origen santaclareño Ricardo Hernández Guerra, hermano de Roibel, un crucense capacitado en la Universidad de las Artes (2001-2006).

La reapertura hacia 1999 de la escuela de arte en la provincia, ofrece posibilidades incontables a quienes sienten vocación por las disciplinas visuales. A sus itinerarios se suman los candidatos de numerosas familias de artistas, si bien algunos miembros cultivan otras manifestaciones, como Mabel Poblet Pujols, Título de Oro de la Academia Nacional de San Alejandro y miembro de la UNEAC, cuyo padre, Enrique Poblet, es un versado teatrista que trabajó por muchos años en la agrupación Caña Brava (Teatro Guiñol de Cienfuegos), o Gabriel Novo Joya, graduado de la academia provincial de arte en 2017, que procede de una familia de músicos (Roberto y Pedro, padre y tío, respectivamente), aunque su abuelo Gastón Joya era un admirado atrezzista de la televisión cubana y su madre, Celia, es historiadora del arte y especialista del FCBC.

Mabel Poblet Pujols y su padre Enrique (arriba-izquierda); Gabriel Novo Joya (arriba-derecha), Pedro y Roberto Novo (tío y padre, respectivamente. Debajo-derecha) y el abuelo materno Gastón Joya (Debajo-derecha, al borde); Tania Madruga Pichs y su hijo Alejandro Munilla (izquierda-debajo); Gabino Lorenzo Tejeda y su hijo Gabino Lorenzo López (al centro).
Mabel Poblet Pujols y su padre Enrique (arriba-izquierda); Gabriel Novo Joya (arriba-derecha), Pedro y Roberto Novo (tío y padre, respectivamente. Debajo-derecha) y el abuelo materno Gastón Joya (Debajo-derecha, al borde); Tania Madruga Pichs y su hijo Alejandro Munilla (izquierda-debajo); Gabino Lorenzo Tejeda y su hijo Gabino Lorenzo López (al centro).

En cambio, se constatan fabuladores talentosos cuyos padres se consagran a la pintura y/o escultura, al estilo de Alejandro Munilla Madruga, titulado del Instituto Superior de Arte (2023), hijo de dos reconocidos cultores del arte ingenuo, Tania y Alejandro; Gabino Lorenzo Tejeda, retoño e Gabino Lorenzo López, sensible retratista y paisajista; Mauro Martínez Cid, el benjamín del pintor, instalacionista y performer Santiago Hermes Martínez, otrora parte del Grupo Punto; Nadiemí López Quintana, licenciada de la Universidad de las Artes (2007) y Premio Academia  2001, sucesora de los memorables artesanos Emilio López Hernández y Nadine Catalina Quintana Jiménez, cuya única legataria (Nadielis) también ha seguido sus pasos, aunque por razones de salud tuvo que abandonar la Academia Provincial de Artes Plásticas de Cienfuegos; Ana Mariana Acosta Hernández, seguidora del quehacer pictórico de su padre, Elías Federico Acosta Pérez, uno de los artistas y pedagogos más prolíferos de la región; y Jorge Luis Ávalos Losada, primogénito del experimentado artesano cienfueguero.

Los hermanos Alberto Jorge Veloz Fonseca e Ismaray Tillet Veloz (izquierda); José Carlos y Pedro Enrique Beltrán Labrada (derecha).
Los hermanos Alberto Jorge Veloz Fonseca e Ismaray Tillet Veloz (izquierda); José Carlos y Pedro Enrique Beltrán Labrada (derecha).

Curiosamente, entre los graduados de la academia sureña (o de la Oscar Fernández Morera de Trinidad) se localizan varios hermanos: los jimaguas Adrián y Darian Daisson García, Juan y Junior Fernández Acosta, Marcel y Moisés Molina Martínez (el primero es uno de los grabadores más exitosos de la Isla), Ismaray Tillet Fonseca y Alberto Jorge Veloz Fonseca, Pedro Enrique y José Carlos (que interrumpió sus estudios en el 2006) Beltrán Labrada; Edel Michel y Carlos Oscar Lugones Morales; Yanet y Yaily Martínez Molina; y José Yunier y Mayrelis Caridad López Luque (en verdad de formación autodidacta), entre otros. Algunos creadores han seguido los destinos artísticos de otros familiares, como Rocío de las Mercedes Villafaña Alfonso, sobrina del experimentado caricaturista y diseñador Manuel Villafaña Sacerio; Adrián Arrieta Lugones, sobrino de Eder Michel y Carlos Oscar; y Christian Miguel Recio Sosa, primo de Alejandro Cabrera Sosa.

Los hermanos Carlos y Rafael Cáceres Valladares (arriba-izquierda), Adrián y Darían Daisson García (debajo-izquierda), Marcel y Moisés Molina Martínez (debajo-derecha) y las hermanas Yanet y Yaily Martínez Molina (arriba-izquierda).
Los hermanos Carlos y Rafael Cáceres Valladares (arriba-izquierda), Adrián y Darían Daisson García (debajo-izquierda), Marcel y Moisés Molina Martínez (debajo-derecha) y las hermanas Yanet y Yaily Martínez Molina (arriba-izquierda).

Un listado total resultaría inabarcable… A todas luces, podemos deducir con estas muestras la importancia que tiene el contexto familiar en el desarrollo de las competencias artísticas; cómo la familia resulta el espacio más efectivo para la cesión de paradigmas, los gustos por determinadas expresiones o temas y el crecimiento cultural y profesional (sobre todo si es una familia de creadores). No siempre hijo de gato caza ratones, pero… de casta viene al galgo.

El artista Santiago Hermes Martínez y su hijo Mauro Martínez Cid, estudiante de 4to. año de la Academia de Artes Plásticas de Cienfuegos.
El artista Santiago Hermes Martínez y su hijo Mauro Martínez Cid, estudiante de 4to. año de la Academia de Artes Plásticas de Cienfuegos.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

Un Comentario en “Linaje y arte: el aroma de la familia

  • el 20 diciembre, 2023 a las 4:54 pm
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    La familia, cuna y remanso!!! La tradición en las artes visuales viene por ADN, gracias Urra, excelente y curioso trabajo, te abrazo

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