La primera rotonda de Punta Gorda

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A las diez de la mañana del día de Navidad de 1952 el ex alcalde Pedro Antonio Aragonés Machado cortó la cinta inaugural, y el tijeretazo dejó abierta al tránsito la rotonda que remataba en su extremo sur la avenida marítima de Cienfuegos, El Malecón, bautizada desde sus orígenes en los años 20 con el nombre del propio político y editor del periódico El Comercio.

Aquel viradero original no es el mismo que conocemos hoy, y en cuyo centro campea la esbeltísima figura broncínea de la india Guanaroca, interpretación de la leyenda aborigen a la manera de la desaparecida escultora Rita Longa.

La “rotondita” inicial fue construida en menos de un mes y con presupuesto cercano a los seis mil pesos, que incluyó la pavimentación de las vías circundantes. El alcalde de facto, capitán Enrique Borbonet, concedió 500 billetes de los fondos municipales y el resto del financiamiento corrió por cuenta del Distrito Oeste de Obras Públicas.

También contó el aporte de la señora María Covadonga, cuyo ya famoso restaurante especializado en paellas se beneficiaba con el nuevo acceso vial. La gastrónoma asturiana aportó 100 pesos, más almuerzos gratuitos para la cuadrilla de constructores mientras duraron los trabajos. Y en el brindis por la ocasión obsequió a los presentes con una sidra.

Eduardo Pérez Morales, santaclareño y a la sazón Ingeniero Municipal, dirigió la ejecución del proyecto que abarcó un área de 23 metros de largo por nueve y medio de ancho.

Aragonés Machado, quien fue el único orador del acto de apertura, recordó que al regreso de un viaje al extranjero constató la necesidad de construir la avenida. La obra comenzó bajo su mandato (1922-1933) y entre sus impulsores contó con el futuro presidente de la República, el cienfueguero por adopción Federico Laredo Bru (1936-1940), para cuya memoria pidió un minuto de silencio.

En su reseña del suceso el periódico La Correspondencia elogió además a Arturo Sueiras, según el diario “el otro alcalde más constructivo de Cienfuegos”. Añadió que cuando fue depuesto por el golpe de Batista, nueve meses antes, el primer edil perlasureño planeaba reconstruir de granito el Paseo del Prado.

La crónica rememoraba que antaño los viajes a Punta Gorda se hacían por mar. Hasta los primeros socios del Cienfuegos Yacht Club (1919) debían recurrir a las excursiones marítimas para disfrutar de sus aristocráticos salones, precisaba.

Al tomar nota del discurso inaugural señaló la parte en que Pedro Antonio explicó como debió pasarse tres meses en La Habana a fin de lograr la firma del presidente Alfredo Zayas para el crédito inicial del proyecto. “Por discreción no dijo que ese dinero se lo dio ‘El Chino’ a condición de que él ayudara a su sobrino Panchito Zayas Arriete en la elección como Representante a la Cámara por Las Villas”.

Ambas publicaciones coincidían en describir que al centro de la rotonda existía la base a fin de instalar una fuente luminosa, para la cual esta vez no había alcanzado la plata.

En carta a La Correspondencia, publicada en la misma edición del reporte sobre el estreno, Serafín de Mazarredo propuso que la referida plataforma fuera empleada para emplazar el monumento a las víctimas del Mambí, buque mielero de Cienfuegos torpedeado por un submarino nazi el 13 de mayo de 1943. La obra del escultor local Mateo Torriente estaba depositada provisionalmente en los almacenes de madera de José Donéstevez, a la espera de la resolución del Comité del Monumento, que integraban vecinos del barrio de Reina.

Al principio la escultura conocida como Estrella con caracola y cuerno parecía destinada a encontrar un espacio en el parque Estrada Palma, de aquella vecindad portuaria.

La idea de Mazarredo tuvo su contrapartida en la del comandante médico de la Marina de Guerra Rogelio Sopo Barreto, de quien el último día del año el mismo vespertino publicó la sugerencia de dejar para Reina el homenaje tangible a sus muertos.

“Procedían del barrio de pescadores, de nuestra típica barriada de Reina, donde residen sus compañeros de infancia y trabajo y es allí, donde a diario los invocan, donde debe colocarse el bronce que todo el pueblo colectó para perpetuar en la obra de Mateo Torriente el recuerdo de su patriótico sacrificio”, expuso el oficial.

Al propio tiempo sugería que la flamante rotonda hospedara una fuente dedicada a la memoria de la joven Melba Diéguez Couto, desaparecida a principios de aquel mismo mes en el accidente de un cuatrimotor de Cubana a la salida del aeropuerto Kinley, en Bermudas.

El galeno castrense con fama de pico de oro en la oratoria local exponía que: “…será un homenaje vívido, permanente al recuerdo de una joven cienfueguera que ofrendó su vida por servir a la humanidad y cuyo cadáver tuvo por sepultura el mar como los marinos del Mambí”.

Cienfuegos: la rotonda actual de Punta Gorda.
Cienfuegos: la rotonda actual de Punta Gorda.

Seguirles la pista a los avatares del metal moldeado por Torriente sería otra historia. Pienso que interesante.

 

 

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Francisco G. Navarro

Periodista de Cienfuegos. Corresponsal de la agencia Prensa Latina.

Un Comentario en “La primera rotonda de Punta Gorda

  • el 11 noviembre, 2023 a las 3:09 pm
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    Una explicacion historica de enorme valor. Aprendi y disfrute al leerla.

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