La música de Chiapas
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La música de Chiapas es un tesoro regional. Refleja su riqueza étnica, una fábula de ancestros y la fusión entre la tradición indígena, la europea y la africana. En ella laten el misterio y la dulzura del sentir maya.
La gente en Chiapas es dada a celebrar; al hacerlo, llevan consigo sus instrumentos, los cuerpos listos para danzar y el alma misma como si esta fuese un componente de cada acontecer musical. Es que en la música y el baile chiapanecos se agitan juntos la figura, la mente y el espíritu. El sonido semeja el eco de un prodigioso ritual.
El sur de México posee sonoridades particulares que son componentes de su pluralidad como nación. Cuando llegaron los colonizadores europeos, ya contaban con música e instrumentos que se hacían oír en ritos agrícolas y ceremonias religiosas. Herederos de la civilización maya – desaparecida sin dar señales de cuándo y cómo – los naturales de la región concebían sus ritmos como un puente entre la vida material y la espiritual; entre lo humano y lo divino.
Los españoles llevaron sus instrumentos musicales. Eso provocó una asimilación mutua, y con ello la música aborigen se transformó. De esa mezcla nacieron sonoridades que identifican hoy al sur de México.
En zonas apartadas se escucha aún la melodía de comunidades indígenas que hacen sonar silbatos de barro, sonajeros, cascabeles, flautas de carrizo y teponaztlis, de la etapa precolombina, combinados con arpas, violines, guitarras y chirimías.
Arpa, violín y guitarra se modificaron y adaptaron al fuero criollo para integrarse a la música de la región, igual que sucedió en otras partes de México; pero en Chiapas hay otro instrumento que es único: ¡la marimba!, de origen africano e igualmente popular al norte de Oaxaca. Esta es fruto del ingenio de artesanos locales y suena desde hace quinientos años. Al ser percutida vibra toda con melodía y ritmo. La marimba sabe a orquesta, por eso es única.
Esta música es compartida con Guatemala, donde habitan comunidades hermanas, igualmente descendientes de la civilización maya.
Las marimbas de Chiapas admiten cualquier género musical. En primer lugar los sones chiapanecos, los zapateados y los valses. Con ellas también pueden interpretarse rancheras, corridos y pasodobles, entre otras modalidades musicales. De manera que si el domingo anterior me referí al “aire norteño”, en este caso es posible también mencionar al “aire chiapaneco”.
Los sonidos tradicionales de Chiapas estremecen el alma, sobre todo los más autóctonos. Bailes folklóricos como El NIcté y El Piri desbordan de alegría y engalanan el aire a diario, al tiempo que la marimba suena a raudales con su armonía. Las parejas danzan con una coreografía que casi siempre relata las peripecias del cortejo amoroso.
La música folclórica chiapaneca se recrea en su belleza con bailes como El Alcaraván, que pretende imitar los saltos del ave zancuda de igual nombre, al recrearse durante su ritual de apareamiento. Cuenta, además, con sones típicos como el de La Tortuga del arenal, escenificado en una playa mientras la pareja de danzantes recoge huevos de tortuga y despliega su flirteo amoroso. Otro baile chiapaneco de origen indígena se titula El Bolonchón .
En todos se hace escuchar la marimba con su sonido melodioso al tiempo que marca el ritmo con que se mueven los danzantes. Y si de música emblemática se trata, ahí está la pieza titulada Las Chiapanecas, compuesta por Bulmaro López Fernández (1878 – 1960).
Originalmente instrumental, Juan Arozamena (1899 – 1926) le escribió posteriormente la letra. La tierna melodía se muestra plena en dulzura, inspirada en el traje típico de las mujeres de Chiapas.
Ese es el sonido de Chiapas, otro enclave geocultural mexicano, pleno en riquezas que dan gusto conocer.
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Es la musica que nos lleva a vivir en ese mundo que ni la letra impresa es capaz de interpretar, es historia, es espiritu, es la representacion de una Raza que nos dejo en la perplejidad de una vida que solo en la nostalgia del recuerdo podemos valorar.
Muy agradecida de poder emprender, de la mano del amigo Cadalso, un viaje por esas tierras mexicanas llenas de historia y música. Agradables y útiles estas crónicas que nos acercan a los pueblos de Nuestra América.
Gracias por sus apreciables comentarios a la Mtra. Aida Eumelia Peñarroche y al Mtro. Rafael Torres Manresa, otrora mi profesor de Inglés. Es un honor contar con ustedes como lectores de mis trabajos y conocer sus puntos de vista.