Kylian Mbappé, un comentario penoso y dos galletas sin mano

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Cuando los europeos comenzaron a pintar algo en la historia universal, ya habían transcurrido casi cinco mil años de civilización, no obstante el eurocentrismo ha predominado por aquellas tierras durante años, al considerarse una civilización superior y suponer que son lo nuevo y al mismo tiempo lo más avanzado del Universo. Este sentimiento, por desgracia, sigue preponderando en la mayoría de los gobernantes del “viejo” continente y en algunos de sus actuales pobladores.

Todavía resuenan en los oídos de los latinoamericanos el grito de desprecio de ¿Por qué no te callas? del Rey Juan Carlos I de España al Comandante Hugo Chávez en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile en 2007. Quizás ese universo de percepciones y su ignorancia sobre historia y geografía, hayan influido en los comentarios del joven francés Kylian Mbappé (apellido que no me suena genuinamente francés ni europeo), hijo de inmigrantes africanos y estelar futbolista “europeo” al referirse a los futbolistas de Latinoamérica. Ante sus observaciones, la reacción no se hizo esperar en el Sur.

Antes de emitir sus criterios, ya Mbappé era tendencia en las redes sociales, no tanto por su reconocida y excepcional calidad como deportista, sino por su juego “al gato y el ratón” fuera del terreno con el Real Madrid Club de Fútbol. A esto se añadió su posterior aceptación del fichaje hasta el 2025 con el Paris Saint­Germain (PSG), trás aceptar la renovación por un millonario contrato (dice él que por problemas sentimentales) que lo convierten en el jugador mejor pagado en la actualidad. Además, logró la aprobación por los mandantes del club parisino de sus condiciones para continuar en el club, las que incluyen la salida del equipo de varios jugadores y directivos que no encajan en su esquema de juego. Pero cuando por esas razones ya se había ganado millones de no simpatizantes, se atrevió a decirle a un periódico brasileño que Argentina y Brasil no juegan partidos de mucho nivel para llegar a la Copa del Mundo. En Sudamérica el fútbol no es tan avanzado como en Europa”.

Sus comentarios no podían quedar en saco roto, si recordamos que el fútbol es posiblemente el deporte más popular y seguido del mundo, con más de 4 mil millones de seguidores. Mbappé dijo lo que dijo sin que nadie le haya explicado (o desconociendo él) cómo han acumulado sus riquezas los europeos, con siglos de explotación que han provocado el desarrollo desigual de nuestras regiones. No por casualidad muchos de los nombres de sus compañeros en el club del Gallo al Mundial 2022, no suenan “afrancesados”. Los Benzema, Pogba, N’golo Kanté, N’ kunku, Dembelé, N’dombelé, Koundé, Upamecano, Mandanda, Diaby o Sissoko (por solo citar algunos) no tienen sus raíces en Europa. También desconoció que más de 3 mil futbolistas argentinos se encuentran jugando en las ligas de todo el mundo, según el sitio especializado Futbolistas Argentinos por el Mundo.

Tampoco reconoció que más del 80 por ciento de los clubes en el mundo tienen al menos un jugador brasileño, según el Observatorio de Fútbol CIES y que pareciera que Brasil produce tantos futbolistas de élite que ya no caben en su territorio. Por supuesto que alguien debía explicarle que no es por un problema de espacios por lo que los suramericanos han tenido que salir a jugar a otros lugares. Los han impulsado las mismas razones por las que la madre argelina de Kylian y su padre camerunés un día se radicaron en Europa, dejando atrás los planes para que el muchachito jugara un día con la selección de los Leones Indomables de Camerún.

Las voces al Sur se alzaron y de esta parte del mundo algunos jugadores le sugirieron a Kylian que leyera Wilkipedia y comparara a Francia con Uruguay, Brasil o Argentina. También le recordaron la desproporción de equipos europeos ganan su clasificación al Mundial con respecto a otros continentes, los que no precisamente lo logran por la calidad, sino por la cuota asignada. Otros le propusieron que viniera a jugar y viajar un añito a Sudamérica. Que dejara atrás las canchas perfectas, con el césped mojadito y los agradables camerinos europeos, para jugar en Bolivia  a más de 3 mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar; al otro día jugar en Ecuador con 30 grados Celsius y después ir a Colombia donde no se puede ni respirar; además de soportar la presión de los hinchas que no perdonan a segundones como el club parisino, a pesar de los millones de euros dilapidados en el terreno. Hasta el mismísimo César Luis Menotti lo invitó a jugar en la Chacarita.

Pero la historia se encargó de hacer lo suyo y aunque yo sea ateo, estoy por creer a los que dicen que el karma existe. No habían pasado 72 horas de sus declaraciones y la Liga de Campeones de la UEFA se decidió en el mismísimo París por un golazo de lujo de un negro brasileño de solo 21 añitos llamado Vinicius Jr, provocando el “Hala Madrid y nada más”. Para rematarlo, pocas horas después en la”Finalísima” efectuada en Londres entre Italia (campeona de Europa) y Argentina (campeona de la Copa América), los de la albiceleste le obsequiaron al joven parisino otra galleta sin manos, después de colarle tres goles a los de la Azzurra.

No podemos desconocer que todo esto ocurre en tiempos en los que la esencia del deporte se ve cada vez más amenazada por el mercantilismo que lo ha penetrado y lo ha convertido en un inmenso negocio. En tiempos en los que el ideal del fútbol dirigido a la mejora de salud, de las relaciones sociales o simplemente la relajación, estén supeditadas a un mercado de marcas deportivas y de productos, que incluyen el robo y fuga de talentos. De todas formas, en medio de ese escenario le recomendaría a Mbappé que se dedique a escribir su propia historia jugando, porque todavía está en la primera página. Además, a él y a otros olvidadizos como él les pregunto! Compadre! ¿Y tu abuela dónde está?

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Andrés Martínez Ravelo

Ingeniero civil. Miembro distinguido de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.

Un Comentario en “Kylian Mbappé, un comentario penoso y dos galletas sin mano

  • el 5 junio, 2022 a las 11:11 pm
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    Es el efecto de la superficialidad y la falta de dominio de su propia historia. Mbape, como no es cubano, no sabe del refrán de que, en el mundo entero, ya sin lugar a dudas:”el que no tiene de Congo tiene de carabali” sirva este artículo como botón de muestra de que tener no significa saber.

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