Hospital Pediátrico de Cienfuegos: La madurez que sana a los pequeños

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La prestigiosa institución hospitalaria que presta asistencia médica a las edades pediátricas en Cienfuegos, arriba a los 57 años de fundada este 12 de mayo, con un colectivo profesional que respalda, al aplicar la ciencia, la salud de los niños; vamos a entrar al “Paquito González Cueto” por su Cuerpo de Guardia

Es la mañana del 12 mayo de 2022 y se celebra el 57 cumpleaños del Hospital Pediátrico Universitario Paquito González Cueto (HPU), de Cienfuegos; el Cuerpo de Guardia (CG) de la institución permanece colmado de padres con sus pequeños y hasta alguna que otra abuela les acompaña. Apenas son las 8:00 a.m. Transcurre la entrega de guardia, esa especie de meeting en el que se actualiza por áreas y de manera general la situación hospitalaria de la jornada, al detalle, y hasta se particulariza en los pacientes, porque cada vida allí se cuida con esmero.

Sin embargo, no se detiene la asistencia, y especialistas, residentes e internos; enfermeros, técnicos y auxiliares, van de un lado para otro, tramitan las urgencias y nada allí se detiene. Resulta visible el control de la situación epidemiológica, ya son menos quienes acuden con niños o adolescentes al área de Respiratorio, esa suerte de “partición” física para observar los protocolos de actuación y evitar el contagio de COVID-19.

Geydi Osés Díaz es la jefa del Servicio de Urgencias del HPU, especialista en Medicina General Integral (MGI), y en Pediatría, y nos cuenta que aquí se atienden, en 24 horas, de 100 a 150 pacientes:

“El equipo de guardia está compuesto por siete pediatras, dos residentes de la especialidad, como mínimo, rondan por lo general los 4 o 5, estudiantes del Internado de Medicina; y todo el equipo de Enfermería, Laboratorio, rayos X, entre otros. Las morbilidades más común son las respiratorias, patologías de la piel y los tejidos blandos, muy frecuentes en los últimos meses, los síndromes febriles inespecíficos; accidentes y traumas.

“Estamos entrenados con un protocolo para actuación ante emergencias, y nos apoyamos con el resto de los especialistas de Cirugía, Ortopedia, Maxilo-Facial, Oftalmología, Imagenología, y el resto de las especialidades quirúrgicas. Entraña una enorme responsalidad nuestro trabajo y estamos conscientes de ello”, comenta esta joven médico, que encomia la disciplina del equipo que dirige.

Rosa Fernanda Moreno Camacho es la enfermera clasificadora allí, y pone toda su experiencia en organizar el flujo de pacientes, que al entrar a una consulta ya van “medidos y pesados” y con sus signos vitales “tomados”, datos necesarios para respaldar los diagnósticos y medicación. Es enfermera y desde 1983 permanece en el “Paquito González”.

“Yo comencé por la Sala de Pediatría, ya el próximo año son 40 dedicados a la Enfermería Pediátrica, fígúrate —me dice— y sonríe sin dejar de atender a una niña con su mamá. Como clasificadora llevo poco tiempo, pero todo lo que he aprendido lo pongo en práctica en cada jornada en el cuerpo de guardia, sin dudas”.

“Esta posición, la del enfermero clasificador, la hemos defendido siempre, porque resulta muy necesaria”, afirma la Dra. Milenys Acosta Fonseca, vicedirectora de Asistencia Médica en HPU, y quien nos acompaña durante el recorrido.

Saraí Román Segura llegó a CG con su pequeño Orelvis, de seis años, refiere un dolor abdominal, y desde la Atención Primaria lo remitieron. La mamá del pequeño está sentada en la consulta, ya el niño fue diagnosticado y regresa a casa con un tratamiento, sus ojos tienen ahora el brillo de la seguridad, y no aquel de preocupación cuando la vimos hace un rato, y comenta, que la Dra. es “Maravillosa”, al referirse a Anelys Mendoza González, residente de segundo año de Pediatría, quien también tiene el aval de ser especialista en MGI, y hace hoy “estancia” en el Servicio.

A la Dra. Lianne Sosa Frenes, especialista de I Grado en Pediatría la encontramos en la enfermería, mientras allí practican un drenaje de una lesión infectada a un paciente, todo un team, incluso para apoyar en sostener al pequeño, y en el que resalta la profesionalidad de esos muchachos. Al lograr un aparte, abunda:

“Me recibí hace un año, en tiempos duros de epidemia y accedí a la especialidad por vía directa, y me incliné por ella porque me gustan los niños. El trabajo aquí en CG es dinámico, y la atención es por código de colores, en dependencia de la urgencia; nos apoyamos en los residentes, que también los hay de MGI que rotan por acá. Tenemos en cuenta con prioridad quién debe ser ingresado o permanecer en espera, mientras derivamos a la comunidad a otros, con diagnóstico y tratamiento”.

A Eldalina la encontramos ya de salida, se marcha a casa con su hijo Fernando David, de 17 años, recuperado y aliviado de un dolor, tratado y diagnosticado, es pobladora del reparto Junco Sur en la ciudad de Cienfuegos, y me cuenta que todo fluyó muy bien en cuanto a la atención.

En un rápido “paneo” de reportera, observo que a algunos pacienticos, los acompaña un quorum elevado de familiares, y entonces inquiero a la Dra. Acosta Fonseca sobre el particular: “Resulta complejo explicar a la familia que no es conveniente”, y entonces recurro al término idiosincrasia, al recordarme en ese mismo lugar, veintitantos años atrás, escoltada por par de abuelos; pero la dialéctica epidemiológica dicta, que mientras menos personas acompañen al niño, mejor.

Y no es que el Hospital Pediátrico Universitario Paquito González Cueto resulte un paraíso, no, es una institución médica con dificultades, objetivas y subjetivas, de carencias, sequías y bonanzas, pero sin dudas, puerto seguro, donde la vida y la salud de los niños se trata con la madurez que entrañan 57 años de brega profesional.

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