Festimar huele a salitre y sabe a cienfuegueridad

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Cienfuegos huele a mar y a algas marinas, muchos cienfuegueros lo afirman, sin embargo, el mar que baña el litoral solo es disfrutado en modo contemplación, aunque la canción de José Ramón Muñiz, Luna Cienfueguera, nos recuerde aquello de que: “Miren cómo vienen, los camaroneros, a encender luceros, en el litoral”.

Es por ello, que cualquier invitación a que se reanime la bahía de bolsa que nos abraza, es bienvenida. Así transcurrió Festimar, la fiesta de los amigos del mar, un festival artístico y deportivo, que hace unos días llenó la rada de barcos y deportes acuáticos, que hizo que Cienfuegos olvidara las desavenencias que la separan de su eterno mar porque hasta por aire, con el club de aviación; y por tierra, con las congas, Cienfuegos se engalanó.

Todavía se escuchan opiniones negativas, sin embargo, sobre le conveniencia de realizar actividades festivas en medio de la situación económica que vivimos y que se resiente en los hogares, de la crisis energética que nos sume en la oscuridad, de los bolsillos gastados de tanto contar las exiguas finanzas, pero creo que valió la pena vivir el Festimar, porque mañana será tarde para no contar lo vivido.

Por el Maleconcito se podía encontrar la Gastronomía Popular, y los precios resultaron un poco más asequibles que los de la Plaza de la Ciudad, adonde acudieron los nuevos o viejos actores económicos, como se les quiera llamar, quienes ya resultan imprescindibles en la economía cubana.

Qué bueno que Cienfuegos cuenta con directores artísticos como Roly Martínez Varens, que se echan a cuestas un Festimar, y que con muy pocos y exiguos recursos, nos recuerdan que esta ciudad marinera, además del olor a mar y algas de la cienfuegueridad, tiene una bahía a la que nos podemos asomar y hasta mojar los pies.

“Que sea cada año el Festimar Cienfuegos, la bendición del arte y el deporte, en la Semana de la Cultura. Presupuestarlo como evento sería ya un logro para próximas ediciones, porque integra la cultura popular y tradicional de esta región”, resalta entre las opiniones encontradas en las redes sociales.

Yo reivindico las fiestas del mar, las que huelen a salitre, y que nos devuelven los momentos inigualables de recorrer el Malecón, ese sitio de encuentros de los cienfuegueros, escuchando las risas del esparcimiento, porque la alegría es un antídoto en los tiempos duros.

 

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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