Estafas digitales: precaución y autocuidado ante los encantadores de serpientes
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Ana había escuchado historias sobre las estafas y siempre se creyó lo suficientemente suspicaz como para no caer en la trampa. Sin embargo, el día que “Yane” le escribió por vía WhatsApp, apenas dedicó tiempo a preguntar de qué “Yane” se trataba. Al contrario, ella misma le dio las claves para que continuara su juego fatal: “¿Yane, la esposa de Adrián?” Le preguntó con ingenuidad al recordar a un amigo cuya cónyuge llevaba el mismo nombre.
Para no hacer larga la historia, ahí la tal “Yane” le propuso la venta de unos MLC y como ella sabía que la verdadera recibía remesas del exterior y -casualmente andaba necesitada de una cantidad- pues sin pensarlo mucho aceptó. Intercambiaron tarjetas y sin la más mínima verificación de identidad realizó la transferencia. Un momento después de hacerla fue que le surgió la sospecha, pero ya era demasiado tarde. Perdió para siempre varias decenas de miles de pesos.
Lamentablemente la historia de esta joven cienfueguera no constituye un hecho aislado. Aunque el delito de Estafa siempre ha existido, el medio de las redes digitales y el empleo del dinero electrónico también han incrementado las oportunidades a los estafadores para cometer en estos entornos sus fechorías.
Afirma la teniente coronel Carmen Liriano Alonso, jefa del área de Investigación de la Estación Municipal de la Policía Nacional Revolucionaria en el municipio de Cienfuegos, que durante los últimos años ha crecido esta modalidad, con preponderancia en la compraventa ilegal de monedas.
Los estafadores emplean un engaño o ardid para envolver a sus víctimas, afectar el patrimonio de otras personas e incrementar el suyo. En el ámbito de internet resulta un factor común que se escuden en perfiles falsos y aprovechan la información que las propias víctimas ofrecen. Según Liriano Alonso existen varios modus operandis, pero todos logran su objetivo por la ingenuidad de las personas que a ciegas confían en desconocidos.
“En ocasiones el estafador se hace pasar por amigo o familiar de la víctima, pero en otras ni siquiera lo hace y aun así logra ser tan creíble que le hacen la transferencia del dinero mientras él -lógicamente- no transfiere nada. Otra manera es la utilización de un supuesto gestor, que es quien se presenta con una tarjeta ante la víctima para realizar la transacción. Sin embargo, él mismo resulta otra víctima del delito y una vez que el dinero cae en la tarjeta que porta, este es extraído inmediatamente, sin que él tampoco conozca ningún dato real de quien lo contrató.
“En otras ocasiones el supuesto gestor es el contratista de una empresa o negocio fantasma para la venta de artículos, en especial de motos eléctricas, pero donde nunca llega la moto. También hemos recibido denuncias por estafas en SELLE y la última modalidad es cuando –tras establecer comunicación con la víctima por otras redes sociales- llegan hasta el WhatsApp para hacer el intercambio más confiable y creíble, le transmiten a la víctima la confirmación de un código y al ejecutarlo como una llamada permiten al estafador acceder a su transfermóvil.
Anay Terry Tejeda, especialista de Comunicación Institucional del Banco de Crédito y Comercio asegura que lo primero que debe hacer una persona que resulte víctima de un hecho de este tipo es dirigirse a la Estación de la Policía a realizar la denuncia, que es con lo que su institución procede a bloquear cuentas. A partir de ahí se establece la relación entre la PNR y BANDEC, con los despachos correspondientes y la búsqueda de las pruebas, pues estas operaciones dejan una trazabilidad.
Recalca en la responsabilidad que poseen las propias personas con el uso que hacen de los servicios bancarios, de las tarjetas todas, incluyendo las matrices, aunque no tengan dinero. “Los clientes a veces las descuidan, las pierden, las prestan y sin embargo a través de ellas se accede al transfermóvil y otros canales digitales bancarios. Tampoco deben prestar sus tarjetas pues pueden servir de puente a las estafas, de hecho, muchas veces estos delitos se realizan con tarjetas que no son de los estafadores. Las personas confían demasiado y los estafadores se sirven de ese exceso de confianza.
La teniente coronel Liriano Alonso, asegura que se trata de investigaciones complejas, donde se acreditan informaciones socilitadas al Bandec, Metropolitano y Etecsa y también a Fincimex porque ya se están realizando estafas con tarjetas extranjeras. Se solicitan los despachos sobre todo el movimiento que ha tenido el dinero y de ahí surge una gran vinculación entre tarjetas, que están a nombre de muchas personas y pueden ser vínculo del propio estafador.
Coinciden ambas entrevistadas en que hay personas estafadas de una gran diversidad etaria, aunque predominan los jóvenes y aseguran que constituye un factor de riesgo ofrecer información en las redes sociales. Por ejemplo, los que publican que están interesados en comprar divisas.
Afirma Yaranaisy Figueredo Muñoz, fiscal jefa del Departamento de Procesos Penales de la Fiscalía que en la figura básica de la Estafa, la más simple, conlleva a un marco sancionador de seis meses a un año de privación de libertad.
“Pudiera pensarse que es un poco bajo pero la propia norma establece el incremento del marco sancionador de tres a ocho años cuando el beneficio que recibe el comisor del delito es de considerable valor, a partir de los 50 mil pesos. También corresponde este marco sancionador a aquellas personas que cometiendo el delito le ocasionan un grave perjuicio a las víctimas, utilizan menores de edad, o cuando lo hacen como consecuencia de la violencia de género, intrafamiliar, o por cualquier otro tipo de discriminación. Igualmente si forman parte de un grupo estructurado u organizado donde cada uno cumple una función. En estos casos el marco sancionador puede incrementarse. De la misma manera se evalúan circunstancias personales, agravantes. Una característica de los comisores de este tipo de delito es que en la mayoría de los casos son reincidentes o multirreincidentes en la actividad, lo que también lleva a que se incrementen los marcos sancionadores.
Alerta la autoridad jurídica que en las estafas asociadas a la compraventa de divisas la víctima puede convertirse en un autor de tráfico de moneda, con un marco sancionador de dos a cinco años de privación de libertad, pues todo el que haga dichas acciones fuera del banco o CADECA se arriesga a cometer tal delito.
De ahí también el hecho de que aunque no se establezca formalmente esta acusación, en caso de que se esclarezca la estafa y se remita el proceso a los tribunales correspondientes, no puede exigírsele a los imputados la reparación del daño material a las personas perjudicadas, pues actuaron sobre la base de un hecho ilícito.
Lo cierto es que numerosos sinsabores provoca esta tipicidad delictiva cuya prevención radica casi totalmente en la propia víctima. De ahí la necesidad de mantener encendidos los bombillos de la precaución y el autocuidado como antídoto más efectivo ante esos encantadores de serpientes que suelen ser los estafadores.
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