En Cienfuegos, El Tablón “encadena” sus producciones
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A partir de mantener “vivos” los bateyes azucareros tras el desmantelamiento de algunos centrales del país por necesarias transformaciones en esa industria, se inicia un amplio programa de reanimación de estos típicos asentamientos cubanos alrededor de la chimenea de la fábrica.
Justo, muy cerca del otrora ingenio palmireño Espartaco, en la provincia de Cienfuegos, a la sazón se crea el centro de elaboración de productos cárnicos homónimo en lo que fuera el laboratorio, como una de las nuevas fuentes de empleo para antiguos trabajadores del conocido por el “reloj del azúcar en Cuba”, fama alcanzada por la cronometrada eficiencia de sus molidas.
Luego de una existencia incierta por diversos motivos, la instalación pasa a ser administrada por la Empresa Pecuaria El Tablón, entidad inmersa hoy en la diversificación de su objeto social y como un eslabón más del encadenamiento productivo.
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“Nuestra materia prima fundamental es la carne de res y de puerco procedente de la loza sanitaria de El Tablón, utilizada en la fabricación de jamón, jamonada, chorizo y masas elaboradas, a partir de combinar esos cárnicos según las normas. Eso sí, nuestro sello distintivo siempre ha sido y será la calidad”, precisa Gladys Rodríguez Molina, especialista principal.
Agrega la también fundadora de la planta y su administradora por más de tres lustros, que esta minindustria, prácticamente artesanal,puede procesar hasta 800 kilogramos de embutidos diariamente, cuyo destino, por lo pronto, va dirigido a abastecer del alimento a comedores y otras dependencias de las unidades de la Pecuaria, como también honra contratos con algunas empresas de la propia Agricultura o cualquier organismo interesado en la oferta.
Recuerda la experta que la mayoría del equipamientoes resultado de la creatividad de mecánicos, paileros, electricistas y soldadores, agrupados en la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR), quienes aprovecharon piezas, agregados y partes de la maquinaria del “Espartaco” para fabricar la rústica maceradora, al igual que la embutidora y otros artefactos necesarios. El único mejoramiento desde el punto de vista técnológico fue la reciente aquisición de un moderno tacho de una tonelada de capacidad.
“No obstante, interviene la económica Osdayne Fernández Bermúdez, en el mes de diciembre los ingresos superaron el millón 700 mil pesos, respaldadospor las once toneladas de los diferentes surtidos. Hasta la fecha ya sobrepasamos los 3 millones de producción mercantil”.
La encargada de las finanzas del centro aclara que luego de constituirse el colectivo laboral, emplean como sistema de pago la fórmula de igresos menos gastos, así como la vinculación a los resultados, con un impacto muy favorable en los salarios al poderse repartir las utilidades “Tal es así, ejemplifica Osdayne, que en diciembre la cuantía recibida por los trabajadores directos a la producción se elevó hasta los 19 mil pesos en ese mes”.
En su afán por lograr las buenas prácticas y entregar, en definitiva, un rubro de calidad, Rodríguez Molina detalla los procedimientos a seguir en todo el proceso manufacturero. “Cumplimos con las normas de inocuidad y certificación de la materia prima, como lo establecen las autoridades competentes de Salud Pública. Finalmente el producto terminado es avalado por especialistas del laboratorio de la planta Los Camilitos, en Cienfuegos”, subraya.
Basta intercambiar con cualquiera de los 17 obreros del centro, en su gran mayoría jóvenes, para percatarnos de cuántas motivacionesexisten para quienes hacen de las jornadas verdaderas fiestas del trabajo, y no solo por constituir este un medio para la economía familiar, sino además, porque sienten en lo que hacen un sentido para sus vidas.
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