Emilio Roig de Leuchsenring: apasionado defensor del patrimonio nacional
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Una ciudad y un período del año marcan la aurora y el ocaso de una emblemática figura en la historia de Cuba: Emilio Roig de Leuchsenring. Nacido el 23 de agosto de 1889 en La Habana, falleció en esa misma ciudad el octavo día de igual mes de 1964. Devenido fundador de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Roig de Leuchsenring realizó una significativa labor en la rama de la investigación histórica y el periodismo.
Inició los estudios en el colegio de Belén. En 1905 publicó su primer artículo, Impresiones de viaje, en el Diario de la Marina. Se graduó de bachiller en Letras y Artes por el Instituto de la Habana en 1908 y, con posterioridad, obtuvo el título de Doctor en Derecho Civil y Notarial.
Alemania, Francia, España, América Latina y Estados Unidos constituyeron los principales destinos de un viaje emprendido por Roig de Leuchsenring en 1921. Durante ese tiempo, colaboró con los Anuarios de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional; fue miembro de la Comisión Nacional Codificadora; así como fundador y secretario de la Revista de Derecho Internacional y de Cuba Contemporánea, de cuya redacción formó parte desde 1923.
También integró el Grupo Minorista y colaboró en Archivos del Folklore Cubano. A partir de 1925, fungió como director literario de la revista Social y subdirector de Carteles, hasta 1930.
Roig de Leuchsenring trabajó con denuedo en la preservación de los valores más auténticos del patrimonio material y espiritual de la Isla, especialmente de La Habana. Con su empeño contribuyó a arraigar el sentimiento antimperialista entre sus coterráneos, de ahí que en 1916 realizara una vibrante intervención en la sede de la Sociedad Cubana de Derecho Internacional ante la invasión norteamericana a Santo Domingo.
El primero de julio de 1935 lo designaron Historiador de la Ciudad de La Habana. Por iniciativa suya se creó la Oficina del Historiador de la Ciudad en 1936, de cuya organización estuvo a cargo. Se ocupó, además, de las ediciones de esta institución junto con los Cuadernos de Historia Habanera, las Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana y la Colección Histórica Cubana y Americana.
Cinco años más tarde fundó la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales. Pero su afán emprendedor no culminó allí. Se dio a la tarea de promover el desempeño de otras instituciones tales como la Junta Nacional de Arqueología y Etnología junto a la Comisión de Monumentos Históricos.
Fervoroso amante de la Historia, Emilio Roig de Leuchsenring aprovechó las múltiples conferencias que ofreció, las intervenciones públicas y la radio para explicar la importancia de esta materia y de las tradiciones populares. Además, abrazó las causas justas de los hombres del mundo. Por ello se solidarizó con la lucha del pueblo de Puerto Rico y se sumó a la Liga Antifascista a favor de la república española.
Roig de Leuchsenring fue uno de los historiadores cubanos que laboró sistemáticamente para cimentar una conciencia antimperialista popular que rompiera ideológicamente con la mentalidad de dependencia neocolonialista a los Estados Unidos”, afirmó el Doctor Eusebio Leal Spengler, fiel continuador del legado de Roig, Historiador de la Ciudad de La Habana recientemente fallecido.
El esplendor de la vida y la obra de Roig permanecen intactos en el devenir de la nación caribeña. Si hoy moradores y visitantes tienen conocimiento acerca de La Habana, en sentido general, y de los grandes valores arquitectónicos de su centro histórico urbano, en gran medida se debe a la encomiable labor desplegada por Roig de Leuchsenring a lo largo de extensos años de paciente y sistemática investigación.
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