El Oeste salvaje
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La masacre ocurrida en la escuela elemental de Uvalde, en Texas, Estados Unidos, en la que perdieron la vida 19 niños y dos maestras, víctimas de un demente de tan solo 18 años de edad, me lleva a pensar en los tiroteos que ocurrían en el viejo Oeste, donde los proyectiles segaban vidas por cientos al enfrentarse pandilleros, ladrones, indios, autoridades, pobladores…
Fue el Oeste salvaje, como señalan textos históricos, el que lamentablemente no ha desaparecido; se multiplica.
En Estados Unidos ocurre una matanza detrás de otra; o por policías que desprecian a los afroamericanos, o en discotecas, escuelas, mercados, calles… En lo que va de este año las cifras de hechos, fallecidos y heridos son alarmantes.
Tuve la posibilidad de estar en ese país y de conocer, de primera mano, una amplísima tienda donde venden armas de fuego a cualquier persona. No existe comparación alguna. Hay todo tipo de fusiles, revólveres, pistolas, municiones… Y cualquiera puede comprar, sin distinción alguna. Solo se requiere tener 18 años cumplidos y llevarte la (o las) que prefieras. Y pululan los campos de tiro para entrenarse y “desconectar”, sobre todo los fines de semana.
Hay quienes tienen un verdadero “arsenal de guerra” en su casa. Y hasta lo muestran con orgullo. Es como un hobby.
A eso se le suman las muchas horas de películas, audiovisuales y juegos electrónicos signados por la violencia extrema que transmiten por la televisión o por sitios en Internet y son apreciados, sobre todo, por los niños, adolescentes y jóvenes.
Entonces, las condiciones están creadas para que sucedan esos hechos tan dolorosos y que con tanta frecuencia hacen aumentar la cantidad de familias enlutadas. Pensemos solo en esos “angelitos” de la escuela de Texas. Los testimonios son desgarradores.
Nada resolverá el gobierno estadounidense con lamentos estériles, mientras las ganancias financieras tengan más valor que la vida en ese país y que quienes pueden apoyar la aprobación de una ley que frene la tenencia de armas se opongan y ni se inmuten ante la muerte de tantas personas inocentes.
Parece increíble la fuerza e influencia de la Asociación Nacional del Rifle, la organización de “derechos civiles” más antigua de Estados Unidos, integrada por “orgullosos defensores de la patria y diligentes protectores de la Segunda Enmienda”, como señala hoy la página en Internet de la BBC Mundo.
Basta solo un párrafo para comprender la dura realidad que ocurre con tanta frecuencia en la mal llamada “nación de la libertad”. Lea con detenimiento y medite al respecto
“Entre las voces que han salido en defensa de la agrupación está la de Donald Trump, quien aseguró en 2018 que lo que muchas personas no entienden, o no quieren entender, es que los amigos que trabajan en la Asociación Nacional del Rifle (…) son grandes personas y grandes patriotas estadounidenses”.
A buen entendedor, con pocas palabras bastan.
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