El abrazo fraterno de la décima

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Pareciera que con la lectura de cada decálogo de versos el poeta cienfueguero Alberto Vega Falcón abraza a los escuchas, agrupados en el salón principal de la Casa de Abuelos de la calle San Carlos, en pleno centro de la ciudad de Cienfuegos.

Lo anterior no es una escena de ficción, ni una utopía, ocurre cada mes en esa institución —poseedora del más sensible de los objetos sociales—, durante la peña Juan René Cabrera Padrón, auspiciada por el Centro de Promoción Literaria Florentino Morales, de la provincia.

Libro en mano, el también Premio Nacional de Cultura Comunitaria hojea mes tras mes las páginas de un valioso ejemplar que reúne las novelas en décimas “Camilo y Estrella” y “Manuel García, rey de los campos de Cuba”, de la autoría del decimista, repentista y narrador villaclareño Chanito Isidrón.

Gracias a las dotes de comunicador que caracterizan a Veguita, como cariñosamente todos le conocen, se origina en la Casa de Abuelos una escena conmovedora, cuando los versos por él leídos remueven en el auditorio la fibra de la memoria afectiva, en plena demostración de que la literatura, y la cultura, se tornan aliadas de primera línea ante la necesidad de prepararnos lo mejor posible para convivir en una sociedad envejecida.

“Estas novelas recrean hechos, a través de la décima, y sirvieron en su momento de entretenimiento a mujeres y hombres del campo y también de la ciudad, de ahí su impacto en la memoria afectiva. Chanito Isidrón tuvo una impronta importante dentro de la oralidad del pueblo cubano. Sus novelas fueron un boom, y verdaderamente los abuelos disfrutan mucho de esas obras, que van directamente a sus emociones, sentimientos y recuerdos,” responde Vega Falcón, cuando le pregunto por qué escoge este tipo de obra.

“Muchos se saben prácticamente la mayoría de las décimas de Chanito Isidrón, pues estas trascendieron de generación en generación, a lo largo y ancho de la Isla. Al leer notas que psicológicamente los ayuda, se ponen alegres, cuentan anécdotas”, agrega Veguita.

La Peña “Juan René Cabrera” se realizada hace varios años, dirigida por Veguita, Premio Nacional de Cultura Comunitaria.
LA RIMA DA UNA PALMADA EN EL HOMBRO

La mañana de diciembre, un poco fría. No acudieron por esa razón todos los concurrentes habituales a la Casa… Sin embargo, los allí presentes permanecen atentos, en silencio, conectados con las décimas de Chanito, que llegan en la voz de Alberto Vega Falcón:

(…) la muerte de Don Vicente / un serio problema crea/ y en su hogar se enseñorea / la miseria impenitente / Doña Isabel impotente / ante aquella adversidad/ se vence a la realidad/ y se une a otro señor / no como antes por amor/ sino por necesidad…

Y así, estrofa tras estrofa, prosigue la lectura que agradece la abuela asistente a la institución, Teresa García Misa, quien califica la iniciativa como, “una actividad maravillosa, que nos hace sentir muy bien, nos alegramos mucho que Veguita siempre esté aquí con nosotros”. Con ella coinciden María del Socorro Cadena Frontelas, José Núñez, Estrella Méndez, y también la trabajadora social del centro, Denia Ester Rodríguez Ramos.

“Esta propuesta los ayuda al entrenamiento de la memoria, a mejorar su calidad de vida, y, muy importante, a entretenerse. Veguita nos visita hace varios años, y esta constituye una actividad muy importante para ellos, tienen mucha afinidad con él”, declara Rodríguez Ramos.

La lectura concluye, y tras el abrazo fraterno de la décima, los asistentes regalan un aplauso, pero no se trata de un aplauso más, de esos emitidos por compromiso o protocolo. Es el agradecimiento contenido en cada palmada, un mensaje que no necesita de palabras para dejar claro el anhelo de la próxima entrega de la peña Juan René Cabrera, propuesta cultural elocuente sobre cómo contribuir, mediante la espiritualidad, a una vejez activa y saludable, en una provincia que contabiliza el 22,3 por ciento de su población por encima de la edad de 60 años.

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