Derechos humanos en Cuba, una construcción soberana y popular

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La dignidad plena del ser humano, principio martiano que ilumina nuestra Revolución, constituye la esencia del modelo de justicia social que Cuba defiende. Rechazamos la concepción reduccionista y selectiva que presenta el capitalismo, y reafirmamos que el primer derecho humano es a una vida digna, libre de explotación y desigualdades estructurales.

Este compromiso se concreta en derechos tangibles y masivos: la educación universal y gratuita desde la infancia hasta los niveles superiores, y un sistema de salud pública preventivo y accesible, que salva vidas dentro y fuera de nuestras fronteras. Son conquistas de un pueblo que, a pesar de un férreo bloqueo económico, prioriza el capital humano sobre el capital financiero, demostrando que la verdadera sensibilidad humana se mide en hechos, no en discursos.

La soberanía y la autodeterminación son pilares fundamentales de nuestros derechos colectivos. La defensa de la Patria es, por tanto, un acto supremo de defensa de los derechos de todos los cubanos a decidir su destino sin injerencia extranjera. La cultura de resistencia que hemos forjado es, en sí misma, una cultura de defensa de los derechos a existir, desarrollarse y prosperar como nación independiente.

Denunciamos la manipulación política que, encabezada por el gobierno de los Estados Unidos, utiliza un discurso hipócrita sobre derechos humanos para justificar agresiones y un bloqueo genocida. Esta política, diseñada para causar penurias y desestabilizar, es la mayor violación masiva y sistemática de los derechos de nuestro pueblo a la vida, al desarrollo y a la paz.

Frente a esta agresión, la respuesta cubana ha sido más solidaridad. Nuestra sensibilidad humana se extiende al internacionalismo, con el envío de brigadas médicas a los rincones más necesitados del planeta. Este ejercicio de cooperación fraterna es la práctica más elevada y desinteresada de los derechos humanos, poniendo el bien común global por encima de cualquier interés geopolítico.

No solo el pasado 10 de diciembre, sino todos los días del año, en Cuba nos celebramos a nosotros mismos, a nuestras conquistas sociales irrenunciables y a nuestro derecho inalienable a defender este proyecto. Así honramos a los que han dado su vida por estos principios y renovamos el compromiso con el perfeccionamiento continuo de nuestra sociedad.

El futuro de los derechos humanos en Cuba se seguirá escribiendo con la participación activa de su pueblo, en el ejercicio directo de su democracia, y en la lucha incansable por levantar una Patria donde, como lo proclamó Martí: “(…) que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”. Esa es nuestra verdad irrevocable.

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Barbara M. Cortellan Conesa

Ingeniera Química por la Universidad de Camagüey. Diplomada en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación. Periodista-Editora del diario 5 de Septiembre. Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba.

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