Cienfuegueros rememoran visita de Fidel al barrio Las Minas
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Salvador Piloto Durai, de 91 años de edad, confiesa que el día más grande de su vida fue aquel 18 de julio del año 1970, cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz visitó en esta ciudad de Cienfuegos, el barrio de Las Minas y le acompañaba Celia Sánchez Manduley, quien fue Secretaria del Consejo de Estado.
El líder de nuestra Revolución conversó con los pescadores de la comunidad, y Salvador conserva en su memoria el acontecimiento, han transcurrido 52 años.
“Nos dio la mano a todos nosotros, rememora, y recuerdo que él dijo que quería comerse un arroz con almejas, pero pescada por nosotros y que venía por la tarde a comer. Por la tarde regresó a Las Minas y comió el arroz con almejas”.
La mamá de Salvador cocinó el arroz con almejas pescadas en el áreas de Las Minas y los vecinos con gran entusiasmo y amor esperaron a Fidel.
“Fidel estuvo mucho tiempo conversando con nosotros, apunta, y me dijo —Ven acá y cómo ustedes salen de aquí cuando tienen algún enfermo o algo. Yo le respondí –De aquí no es fácil Comandante.
“Celia venía con él, y preguntó: ¿Y la escuela? Celia mandó a hacer una escuela y construyeron allí la conocida escuela sin paredes, para los hijos de los pescadores, después tuvieron que cerrarla”.
Fidel les prometió y envió un Jeep para el traslado de los enfermos. Construyeron varias casas destinadas a necesitados y la Escuela de la Enseñanza Primaria Juan Suárez del Villar, edificada con la huella de Celia Sánchez, la sensibilidad y pasión por los detalles de una obra bien hecha.
Hoy visito la escuela y veo a los niños disfrutando del derecho de la educación gratis. Dialogo con una profesora, Maydel Suárez del Villar, de 24 años de edad, quien también estudió en este plantel educacional. Manifiesta el agradecimiento.
“Esta escuela fue diseñada por Fidel Castro, precisa, y ejecutada por Celia Sánchez. Le llamaban la escuelita sin paredes, pues carecía de estas, por su diseño único.
“Le permitía a los estudiantes interactuar con el medio ambiente. Constituyó un orgullo para mí estudiar en este centro y ahora trabajar aquí y enseñarle a las nuevas generaciones lo que me he aprendido durante todo el curso de estudiante”.
Me despido de Salvador y Maydel, cienfuegueros agradecidos de la obra de la Revolución.
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