Cecilio González Blanco: el inclaudicable patriota de piel negra de la Guerra de los Diez Años, la Protesta de Baraguá y la Guerra Chiquita

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El 1ro de febrero de 1842 nacía Cecilio González Blanco en una humilde casa de personas de piel negra bajo la condición de libre. Las carencias materiales de la familia apenas le permitieron aprender a leer y escribir en los años infantiles en que sufrió las penurias de la discriminación racial. De la mano de los padres recibió una estricta formación moral mientras ayudaba al sustento económico del hogar.

En la villa portuaria de Cienfuegos, enlazada por ferrocarril con Villa Clara y Sagua la Grande desde la década del sesenta del siglo XIX, desempeñó diversos trabajos relacionados con las actividades económicas generadas con la producción de azúcar con mano de obra esclava. Son tiempos en que conoce de las enconadas luchas políticas entre integristas, reformistas y algún que otro anexionista. Las ansias de saber, inculcado por sus padres, le posibilitó adquirir los conocimientos necesarios para insertarse en las filas de los partidarios de la abolición de la esclavitud y con el paso del tiempo asumir el ideario independentista. Cuando el 10 de octubre de 1868 se produce el estallido independentista encabezado por Carlos Manuel de Céspedes está en el grupo de patriotas cienfuegueros dispuestos a tomar las armas para derrotar al colonialismo español. Todo indica que formaba parte del núcleo conspirativo del periodista y poeta Antonio Hurtado del Valle, conocido como el Hijo del Damují. Junto a este intelectual se lanza a la manigua el 6 de febrero de 1869.

De inmediato, Cecilio González, un alto y robusto trabajador veinteañero, comienza a distinguirse en el campo de batalla. Su “bautismo de fuego” ocurre el 17 de febrero en las acciones del ingenio Parque Alto y el caserío de Congojas. Luego vendrán combates en Cuchilla de Guayabal, Ciego Montero y otros lugares de la región. Paulatinamente va ascendiendo en los escalones de mando por la meritoria participación en las acciones militares: en junio es ascendido a cabo; en noviembre a sargento y en febrero de 1870 a alférez.  Para entonces se ha ganado la confianza del jefe de la Brigada de Cienfuegos, Adolfo Fernández Cavada. Luego forma parte de su escolta y le salva la vida en el ataque al poblado de Arimao.

Corrían tiempos de escasez de armamentos y municiones por lo que recibe la orden de Cavada para marchar hasta Camagüey en busca de esos recursos. Con mucha responsabilidad y decisión avanza combatiendo por las jurisdicciones de Trinidad y Sancti Spíritus, para luego cruzar la línea fortificada entre Júcaro y Morón. En tierras de Camagüey permanece el tiempo necesario para recibir los recursos. Retorna conduciendo el valioso convoy bajo el acoso permanente de las tropas españolas a quienes repele en distintos lugares y especialmente en la Sabana de Jimiru. Lo cierto es que en septiembre de 1870 está en territorio cienfueguero y entrega los recursos a sus superiores. De inmediato lo ascienden a Capitán y asume el mando de un centenar de insurrectos. Con estos desarrolla varias acciones y luego integra la columna del general Juan Díaz de Villegas y el coronel José González Guerra que marcha para Camagüey. De ahí siguen hasta tierras orientales cumpliendo las órdenes de reunirse las tropas villareñas con el Presidente Céspedes.

En La Veguita enfrenta a una columna enemiga  con resultados nada favorables para los insurrectos. Con denodada convicción vuelve a pelear en Sabanalamar, Cañadón de los Perros y Pozón, donde resulta herido. Sigue su peregrinar combativo por Holguín y Las Tunas para luego regresar a Camagüey bajo las ordenes del Mayor General Ignacio Agramonte. En enero de 1873 pasa a formar parte de las fuerzas del cienfueguero Brigadier José González Guerra. El 20 de febrero lo ascienden a teniente de las fuerzas villareñas. Luego de la muerte de Agramonte pasan bajo el mando de Máximo Gómez. Junto al mayor general dominicano y su coterráneo el Brigadier González destaca en numerosos combates. Es herido nuevamente en la acción de Las Yaguas. En la manigua camagüeyana se casa con Paulina Rabi. Pronto vuelve a estar reincorporado a la tropa mambisa  y destaca en varios combates entre 1873 y 1874: sobre todo, en los victoriosos de Magarabomba,- donde resulta herido-, San Jerónimo, Las Yaguas, – nuevamente herido en un brazo-,  Palo Seco, Naranjo y la batalla de Las Guásimas. Es ascendido en esta época a Teniente Coronel.

Son tiempos en que se pone a prueba su firmeza de principios. En una Prefectura mambisa resulta capturada Paulina con sus pequeños hijos. Se niega Cecilio a pactar con el enemigo que se ensaña en su esposa e hijos y los envía detenido a un Hospital de Caridad en Cienfuegos.

El Tte Cor. Cecilio González prosigue un batallar que alimenta la leyenda. Cruza en enero de 1875 la Trocha de Júcaro a Morón con la columna invasora de Máximo Gómez e invaden Las Villas. Con el Brigadier González Guerra irrumpe en los llanos azucareros de Cienfuegos y aplica la tea incendiaria. El Teniente Coronel Cecilio lleva el fuego insurrecta hasta los límites con Matanzas y consolida su base de operaciones en las inmediaciones de la Ciénaga de Zapata.

Cuando muere González Guerra y el Brigadier Henry Reeve asume el mando de Cienfuegos, los mambises de Cecilio están redoblando las incursiones hacia la jurisdicción de Colon y Cárdenas. La mayoría son acciones victoriosas. También sufre costosas derrotas ante las reforzadas fuerzas españolas, como sucede en Palma Sola. Nada lo amilana, ni disminuye su fe en la victoria independentista. Con dolor recibe la caída en combate de El Inglesito. A lo largo de 1877 no disminuye el espíritu combativo de los insurrectos del ahora Coronel Cecilio González.

En enero de 1878 mantienen el accionar guerrero en la zona azucarera de Cienfuegos desde la Ciénaga de Zapata  y sigue sus ataques en tierras matanceras. Y cuando el Brigadier Jefe Ángel Mestre le ordena el 4 de marzo de 1878  “efectuar la capitulación” no acata la orden de inmediato y, por lo contrario, redobla con los pocos recursos los ataques a los cuarteles enemigos. Entonces le llegan las noticias de la Protesta de Baraguá encabezada por Antonio Maceo. Intenta secundarlo pero el general Martínez Campo había desplegada sus tropas para mantenerlo aislado. Entonces decide preparar las condiciones para reiniciar la lucha en mejores condiciones. Usa diversas estratagemas para ganar tiempo y esconder armas y municiones de sus fuerzas. No sería hasta el 10 de mayo que se acogió a la Tregua.

En junio de 1878 Cecilio González rechaza las ofertas de trabajo con los españoles y marcha a Puerto Plata, Santo Domingo para reincorporarse a los planes conspirativos. Secunda a Calixto García y Carlos Roloff en los preparativos de la llamada Guerra Chiquita. Desembarca clandestinamente en La Habana cuando se combate en varios lugares del país, pero la persecución española le impide unirse a sus hombres en la Ciénaga de Zapata. Vuelve al exterior y rápidamente organiza su regreso sin percatarse de la estrecha vigilancia de las autoridades españolas. En “Sao de San Vicente”, lugar cercano al pueblo de Santo Domingo en la provincia de Santa Clara lo emboscan y  asesinan los españoles el 27 de mayo de 1880 junto a su Ayudante Emilio López y su Secretario Antonio Morffi.  La Revolución perdía a uno de los más valerosos jefes insurrectos cuando fenecía la Guerra Chiquita.

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Orlando García Martínez

Escritor, historiador y presidente de la filial cienfueguera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)

Un Comentario en “Cecilio González Blanco: el inclaudicable patriota de piel negra de la Guerra de los Diez Años, la Protesta de Baraguá y la Guerra Chiquita

  • el 15 febrero, 2024 a las 11:19 am
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    Dónde está en Cienfuegos el monumento, el busto, la tarja que reverencia al héroe?

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