Carlos Rafael Rodríguez: Palabras en los setenta, una mirada al paradigma universitario

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Este septiembre reanudan sus estudios los alumnos de la Universidad de Cienfuegos (UCf). Su quehacer es una alegoría al legado de Carlos Rafael Rodríguez, epónimo de la sede del inicial Instituto Superior Técnico (ISTEC), y constituye aporte al potencial científico-tecnológico de nuestra provincia, pilar de la industrialización progresiva que soñara el pensador

En 1983 Carlos Rafael Rodríguez cumplió 70 años de edad y fue proclamado Profesor de Mérito por la Universidad de La Habana. Las entrevistas periodísticas y discursos motivados por el jubileo devinieron lecciones sobre el quehacer de la Educación Superior en Cuba, antes y después de tal efeméride.

Habló de la autonomía universitaria, sobre el cambio de las podridas raíces de la enseñanza superior republicana, su aspiración de adolescente provinciano cienfueguero a la Universidad de La Habana y de cómo desató en él la furia, el asesinato de Rafael Trejo.

Las preguntas de varios periodistas (Susana Tesoro y Reynaldo Rodríguez, entre los más destacados) instaron al gran pensador a dar propuestas aleccionadoras sobre el ideal del estudiante universitario como modelo del hombre nuevo.

Además habló de su concepto de universidad moderna, tamizado todo por su ideal de justicia social, humanismo y sabiduría política.

La compilación de entrevistas por los setenta años de Carlos Rafael Rodríguez quedó registrada en uno de los libros que enriquece el acervo biográfico e intelectual del cienfueguero ilustre bajo el título Palabras en los setenta.

Vale destacar que interrogado sobre la enseñanza universitaria, hizo análisis acerca de la llamada universidad liberal de Oxford y Cambridge y sus aportes; también explicó que en aquel entonces, unas casas de altos estudios impartían el saber por el saber, otras dotaban armas de caballero y especificó:

“Las  universidades de Oxford y Cambridge se proponían dotar al caballero de la cultura más amplia y posible, lo que su categoría exige de él. La nueva universidad liberal formará los investigadores e ingenieros que han de transformar a la naturaleza”.

Carlos Rafael Rodríguez en sus disertaciones al cumplir 70 años, demostró cómo fue importante en Cuba mantener la tradición de José Martí y Félix Varela, hasta que en el enero luminoso, la universidad fue del pueblo.

En 1960 no estaba proclamado el socialismo, pero la lucha por la reforma universitaria se hizo desde el socialismo posible, pues los dirigentes de aquel momento lo considerábamos ya inevitable”, explicó.

Refirió los compañeros que fueron designados como él para la tarea, entre ellos Regino Boti y Armando Hart, todos convencidos de la necesidad de Cuba, de hombres y mujeres que desarrollaran aquí la revolución científico-técnica contemporánea.

Citó puntualmente que desde la época de José de Luz y Caballero comprendían que no habría en nuestro país desarrollo económico sin desarrollo de la agricultura e industrialización progresiva:

Ahora, a más de siglo y medio después, en el vórtice de la revolución científico-técnica necesitábamos imperativamente los químicos, los geólogos, los economistas, los físicos, los matemáticos, que Cuba no había podido formar en décadas de frustración”.

Y señaló cómo esa reforma universitaria redundó en jóvenes capaces de nutrir los órganos del Poder Popular, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y ejércitos internacionalistas, momentos decisivos en la formación del ciudadano socialista.

Dejó claro el gran humanista cienfueguero, que el estudiante universitario debía estar lejos de toda sobreprotección paternal:

El alumno de Educación Superior al que queremos aspirar, es aquel que comienza a orientarse a sí mismo, que no cree en lo que dicen creer, sino en aquello que pasa a formar parte de sus convicciones, por un proceso de asimilación de nuestros principios”.

En mayo de 1983, a una pregunta que le hizo un periodista sobre el placer de ser cubano, enfatizó en su respuesta que amaba nuestro país, su atmósfera, su cielo, sus palmas, sus playas y sus montañas y que le emocionaban Agramonte, el “Moncada”, Maceo, Mella, Jesús Menéndez y otros muchos héroes.

Dijo además que le enorgullecía ser compatriota de Finlay, Capablanca, Alicia Alonso, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Martín Dihigo, Juantorena; haber nacido en la misma tierra que José Martí y Fidel; añadió que estos últimos se mantendrán a todo lo largo de la historia. Y concluyó su respuesta exclamando: “¡Cómo no voy a sentir el placer de ser cubano!”.

Carlos Rafael Rodríguez murió en 1997, y es un ejemplo para los universitarios de hoy. Fue el mejor estudiante de Derecho de su año y para el final de la carrera ostentó 31 premios ordinarios y cuatro extraordinarios. Antes, con apenas 17 años, se incorporó a las luchas clandestinas mediante el Directorio Revolucionario; pasó luego al Ala Izquierda Estudiantil y durante la época universitaria lideró cuantas huelgas le fue posible.

Rememorar su mirada a la enseñanza universitaria y legado a nuestro estudiantado como dechado de virtud en vida y obra, es una satisfacción para el centro universitario cienfueguero.

Carlos Rafael expuso sobre el ideal del estudiante universitario como modelo del hombre nuevo.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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