Carlos Gardel, el ídolo de siempre

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El 24 de junio de 1935 poco después de las tres de la tarde, un siniestro aéreo sególa vida de Carlos Gardel. Un avión F-31 en su itinerario de Bogotá a Cali hizo escala en Medellín y, a su despegue, impactó contra otra nave aérea. Muchos admiradores que sabían del tránsito del “Rey del Tango” o “Morocho del Abasto”, estaban congregados en las proximidades del aeropuerto para manifestarle admiración. Al descender por la escalerilla, el ambiente se colmó de aclamaciones a los que el artista correspondía con una amable sonrisa.

Aquella gira no concluida de Gardel incluiría una visita a Cuba, donde tanta gente gustaba de sus interpretaciones y llenaba las salas de los cines para verlo actuar y cantar.

Apenas se disponía de quince minutos para reaprovisionarse de combustible y reemprender vuelo; cerca de allí, estaba otro con sus motores encendidos a la espera del despegue del F-31. Sin tiempo para darse cuenta, el avión en que iba Gardel colisionóaccidentalmente contra la otra nave;ambas se incendiaron hasta quedardestruidas. Al morir, Gardel contaba la edad de 44 años.

Fue una tarde fatal para la música rioplatense y del mundo entero. En Colombia moría el más grande intérprete popular del Plata e icónico representante del tango en su modalidad cantada. A 87 años de aquel suceso, en la tumba donde reposan sus cenizas siempre hay visitantes yflores frescas.

Lo que tal vez nosepanalgunos, es que Gardel fue versátil en lo tocante a géneros musicales; además de tangosinterpretó canciones, tangos-canciones, milongas y criollas y lo hizo con magistralidad tal, que soprendíaa la par que cautivaba. Un repertorio poco menor de mil piezas grabadas que se perpetúan, además, en las películas que protagonizó.

Mencionar a este coloso de la música exige emprender un periplo sonoro a través de su obra, algo que nunca será suficiente para aquilatar su magnitud. Nada justo espretender conocerlo si antes no lo aceptamos en sus dos dimensiones: como intérprete de la ciudad y del campo. Cantó con alma arrabalera lo mismo que con la de gaucho o pampero, y lo hizo sin retoques ni antifaces,siempre con la autenticidad de quién lleva el canto dentro de sí.

Al evocarlo nos obligamos a oírlo en Mi Buenos Aires querido, tango- canción compuesto por él mismo en coautoría con Alfredo Le Pera. Esta pieza posee un aire romántico, añorante y pleno de nostalgia,como otras tan conocidas como Lejana tierra mía, Madreselva, Adiós muchachos,El día que me quieras y Sueño de juventud, este último con la firma de Enrique Santos Discépolo; de la misma forma que conmueven las notas y la letra de La Canción de Buenos Aires, himno apasionado al embrujo maravilloso de la capital porteña cuando se la evoca desde la lejanía.

El Morocho Inmortallegótambién cantares arrabaleros donde van de la mano la decepción, el dolor y los resentimientos. Son ejemplos en su clase Yira, Yira, Arrabal amargo, Por una cabeza, Volvió una noche, Tomo y obligo y Mano a mano, este de Gardel y Razzano con letra de Celedonio Esteban Flores. Todos ellosarquetipos del tango cantado.

Mencioné, además, la canción criolla, esa que refleja el sentir pampero y cuenta como exponentes más representativos a Criollita decí que sí y Caminito soleado, bañadas de naturaleza campirana y de una ternura con tal sencillez, que acrecienta su belleza musical.

En el repertorio gardeliano hay nada menos que una rumba; me refiero a Sol Tropical, compuesta por Alfredo Le Pera y Terig Tucci (músico, compositor, arreglista y director de orquesta, quien dirigió la orquesta que acompañó a Gardel en las películas que filmó en Estados Unidos.

A Gardel y su voz inmortal lestocó la misión —pespunteadade gloria— de llevar el tango, de ser un género instrumental a convertirse en modalidad cantada,incorporado en toda su dignidada la sociedad bonaerense. Lo sacó de los arrabales, como llaman a los suburbios de Buenos Aires, y logró insertarlo los salones más exclusivos de Argentina y el mundo.

Cuando redacto estas líneas no puedo evitar el recuerdo de mi padre, que tanto lo admiró;él me enseñó a amar esta música y a sus intérpretes como expresiónde uno de los cantos más representativos de Latinoamérica. Junto a sus admiradores de ayer y hoy, no queda más que afirmar con orgullo que “Carlitos cada día canta mejor”.

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