Alexander Machado Crabb, entre los violinistas de nuestro tiempo en Cuba (II y final)

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Hermosa labor la de enseñar y preparar a las nuevas generaciones para la vida. Sacrificio, entrega y dedicación, que deben estar a la par de conocimientos y mucho amor por la obra pedagógica. En el caso de la enseñanza de la música, el maestro de instrumento se convierte en un guía, confidente y adquiere el rol de tutor. Más aún, durante el nivel elemental, donde en carreras como aquellas que denominamos largas, los niños comienzan con nueve años. El estudiante crea un vínculo muy estrecho, de admiración por este maestro artista y va a sentirlo como figura a imitar o paradigma a seguir. Es por eso que la pedagogía musical debe ser asumida con entera responsabilidad.

Por otro lado, están los intereses de ese niño, que se prepara para una carrera que exige un rigor y disciplina de él, pero que sigue siendo un niño con necesidades propias de su edad. Durante esta etapa, hay pedagogos que unen exigencia junto a formas lúdicas, donde puedan aprender aparentemente jugando, disfrutando del proceso que es bien riguroso, pero la actitud del maestro puede marcar la diferencia. La enseñanza de un instrumento, y todo pedagogo lo sabe, es personalizada; cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje.

La Escuela de Nivel Elemental Alejandro García Caturla es una de las instituciones en Cuba que se ha caracterizado por los resultados en el nivel primario de enseñanza de la música. Sobre el tema tuve la suerte de conversar con su actual jefe de Cátedra de Cuerdas, Alexander Machado Crabb, quien a su vez, comenzó el estudio del violín en este centro.

“Tuve dos maestros que marcaron pauta en mí, que fueron Carmen Amador, mi primera maestra desde los siete años hasta los quince (en ‘Caturla’) y Alfredo Muñoz, que fue el quien me graduó tanto en el Conservatorio Amadeo Roldán como del Instituto Superior de Arte. En ‘Caturla’ tuve una escuela con una mente bastante abierta. Eso no pasaba en el resto del país. La directora de la parte de música era musicóloga, y nos dio muchas libertades que no tuve luego en el Conservatorio Amadeo Roldán. Ella era la esposa de Andrés Escalona[1], uno de los mejores contrabajistas de este país, ya fallecida, se llamaba Georgiana Pérez Urria; fue excelente su labor al frente de la escuela. Recuerdo que musicalmente nosotros hicimos charangas, formatos de cuartetos, muchas cosas. Organicé una orquesta de ‘timba’ que en aquel momento se usaba en la época nuestra, lo que venía surgiendo con NG La Banda y El Tosco. Le incluí los violines y por qué no, ellos caben también en la timba y así lo hice. Era un momento de experimentación, ahora me doy cuenta de lo bueno que fue para mí esa experiencia. Cuando llegué a ‘Amadeo’, mi profesor Alfredo me dijo que allí música cubana ni se me ocurriera tocar. Era otra enseñanza, otro concepto totalmente diferente. Sin embargo, allí creamos Habana Studio.

“Lo estoy viviendo en estos momentos con mi hijo, que es estudiante de violín también; tiene diez años. Él está pasando por la misma situación que yo en aquel entonces, las mismas inquietudes. Interpreta la música clásica que es obligatoria en la escuela, la específica de su programa. A veces lo escucho tocar el tema de la película Piratas del Caribe y otras melodías populares…y lo tengo que dejar, porque es su manera de jugar con el instrumento. Si le quito eso, se pierde lo divertido que puede ser tocar el violín para él. Por momentos se traba en los golpes de arco,o está tocando algo de música popular y tiene dudas, entonces viene a preguntarme cómo hacerlo. Ese es también un proceso en el que va aprendiendo y está motivado. Entonces aprovecho para introducirle elementos técnicos. A nuestra enseñanza le falta ser más dinámica, llevarla a estos tiempos. No se trata de eliminar programas, tampoco bajar el nivel; es simplemente adaptarla a los nuevos intereses.

“En ‘Caturla’ actualmente hemos incluido que el profesor lleve el instrumento para demostrarle al niño lo que tiene que tocar. Es una de las principales cosas que tratamos de recuperar, porque pensamos que es necesario. Los niños de hoy, con la televisión, celulares, DVD, computadoras y de todo, funcionan de manera diferente, son muy visuales. Entonces hay que demostrarles y, cuando lo haces, elloscaptan mejor. Junto a las profesoras Verónica Reyes y Raiza Valdés, hemos logrado incluirlo y gracias a eso se han visto los resultados. Ambas maestras han sido una gran compañía y me han ayudado mucho porque a lo largo de los años se había ido perdiendo un poco de calidad interpretativa en el instrumento. Hemos intentado hacerles el proceso de enseñanza aprendizaje un poco más dinámico y diferente logrando, además, que los estudiantes logren resultados excelentes.

“Otro de los objetivos es llevar agrupaciones de primer nivel a la escuela para dar conciertos. Recientemente nos visitó el Cuarteto Amadeo Roldán. Leonardo Pérez, su director, está haciendo una labor muy buena con el cuarteto, que independientemente de tocar su repertorio clásico, interpretan jazz, música cubana y eso es espectacular. Desgraciadamente son trabajos a los que se les da muy poca cobertura. Me invitaron a unirme y tocar con ellos. Los alumnos se emocionan de ver a su profesor en el rol de violinista, eso los motiva. Tengo muchachos que después del concierto, su actitud ha cambiado totalmente. Es algo que hay que tener muy presente.

“Queremos traer distintos tipos de formatos, con el objetivo de lograr que se vinculen a las escuelas y a los conservatorios para que puedan ver el uso de los instrumentos clásicos que nosotros estudiamos también en la música popular cubana, el jazz, diferentes conceptos y géneros, para enriquecerlos desde un punto de vista profesional. Que no solamente vean al violín como acompañamiento, sino que tiene también un valor protagónico. Muchos pierden el interés cuando piensan que su única posibilidad profesional es en un atril de una sinfónica y hay que explicarles que hay otras maneras de hacer, no a todos les interesa lo mismo.

“Las inquietudes de hoy no son las mismas. Anteriormente, pensar que al terminar los estudios podías llegar a estar entre los primeros violines de una sinfónica, era una gran meta. Ahora muchos buscan el protagonismo. Realmente en el violín se puede tocar todos los géneros, el problema es saber insertarse. A veces tenemos la mente un poco cerrada y hay que abrirse mucho más, eso nos falta.En estos momentos los maestros que priman en las escuelas de arte son de nuestra generación y hemos tomado medidas. Se creó la Cátedra de Música Cubana e Improvisación en la ENM. La están llevando determinadas personalidades de la cultura como Alejandro Falcón, Janio Abreu y Emilio Morales, tratando de dar una posibilidad más a los músicos.

“En medio de las condiciones de crisis por la que atravesamos, que nos ha hecho mella después de la Covid-19, les estamos dando a los muchachos nuestras propias cuerdas, con las que nosotros tenemos que trabajar, porque no hay. Tratamos de mantenerlos motivados con los concursos online y los propios de las instituciones, estimulándolos para tocar en los matutinos, llevándolos a las actividades, compartiendo con ellos.

“Una buena base lo es todo, yo la tuve y me siento muy comprometido con brindar a los muchachos un buen nivel. Carmen Amador Fariñas conmigo, y lo tengo que decir, hizo una excelente labor. Verónica, Raiza y yo venimos de la misma profesora y ella nos marcó a nosotros y a una época. Para mí es como mi segunda madre. Con Carmen creé un vínculo que es para toda la vida; nos sucede a los profesores de instrumentos con los alumnos. Somos artistas y nos debemos también a nuestras carreras, pero mientras podamos y tengamos energía, existe un fuerte compromiso por continuar haciendo esta labor pedagógica”.

Son nuevos tiempos que demandan de seguir preparando, con bases sólidas, el futuro de nuestros niños y jóvenes artistas. Cada uno tomará su camino, pero bien formados técnica y profesionalmente, podrán lograr en la rama que decidan encausar su carrera, la excelencia.


[1] Durante la realización de este material nos sorprendió la noticia del fallecimiento, el 18 de octubre de 2022, del Maestro Andrés Escalona. Excelente contrabajista y pedagogo cubano, que fuera Primer Contrabajo de la Orquesta Sinfónica Nacional y parte del Claustro del Instituto Superior de Arte, donde formó a varias generaciones. Nos deja un valioso legado a la música cubana y a la enseñanza del Contrabajo.

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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