Alejandro Munilla Madruga: la espinosa travesía hacia la transmutación (II, final)

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Apuntes sobre el Premio Único del Salón 5 de septiembre de 2022

En la etapa académica consuma la performance Túmulo (2018), donde propone un diálogo entre el espacio y el cuerpo del artista, con la intención de que uno y otro se modifiquen durante la compensación de roles. “La idea es que el espacio cargue de una dimensión conceptual diferente el cuerpo del artista. En ese momento se vuelve parte del contexto y recibe automáticamente la connotación o las lecturas de ese entorno”, manifiesta el escultor. Precisamente en este periplo vuelve a experimentar con algunos materiales descentralizados o marginales, como el cemento, la arena y la grasa animal. No es esta una práctica inédita, pero sí poco usual en este arquetipo de relato efímero, que texturiza la puesta escénica y aprueba el protagonismo del sujeto en tanto acción poética sellada por la inmovilidad.

Si el arrojo en Túmulo conmociona a sus colegas (se trata de un ejercicio académico) por su temperamento universal, la serie de esculturas blandas La historia contada a través de pedestales (2018) emociona por su elocuente motivación histórica y solución estructural, conseguida a través del recurso del algodón, que aporta cierta ternura y fragilidad a la efigie de José Martí. El texto propone revitalizar el credo martiano, tomando como estrado la función social que puede ofrecer lo efímero, en este caso desde una dimensión simbólica. “La obra, mediante lo lúdico, llama a la reflexión ante la idea de abarcar o más bien nutrirse frenéticamente del ideario martiano. Invita al perceptor a degustar de ella, para así ‘‘alimentarse’’ y obtener los nutrientes necesarios para la revitalización del espíritu. También refiere la manera en que, sobre la base de nuestros recursos, construimos la historia”, concluye el artista. Por esta ocasión, incorpora un nuevo material, que igual posee en sí mismo un valor simbólico agregado, pues el algodón de azúcar refiere la tradición histórica de este producto en la economía cubana. A su vez, fortifica esos lazos que suele tener con el pasado (la historia) en su plática con el futuro, tomando como leitmotiv el patrimonio local. La historia… participa en una muestra colectiva de estudiantes en la Sala Mateo Torriente de la Uneac y potencia la atención de los públicos y apasionados de las artes visuales sobre su obra.

En 2018 sucede su tesis de grado, Ho(menaje), que insiste en asir la memoria, recuperar parte de nuestra identidad, en tal caso la obra del poeta y héroe mambí Eduardo Benet Castellón (1879-1965). En esta oportunidad abandona todo precedente y apuesta por un suplemento verbal sobre marmolina, colocado (a modo de ritual) en la otrora casa Villa Teresa, donde radicaba el escritor antes de incorporarse a la manigua. La defensa, consumada en la sala Mateo Torriente de la Uneac, cautiva a casi todos, si bien una minoría extrañaba en el joven los antiguos actos de tanteos ensayísticos.

El 16 de abril de 2019 se incorpora en la muestra colateral de la Bienal de La Habana, que por vez primera se extiende a otras provincias. En su caso, presenta en el Paseo del Prado de Cienfuegos, frente al cine Prado, el proyecto interventivo Campos de Estrellas, que deja grata impresión en los públicos locales y visitantes. Entonces redime la serie Nubes, algunas ideas y materiales de 2017 paraconfigurar el nuevo texto, especie de campo minado en suelo público; de manera que se establece una singular relación entre los objetos, el espacio y los caminantes. “El campo minado que se busca crear, pasa de ser tremendamente peligroso a completamente agradable. Las minas también simulan pezones dispuestos sobre el pavimento. Remite a esos peligros en los que pueden devenir los placeres de la carne”. Los antiguos estándares adquieren anchura, toda vez que se emplaza el objeto sugerido en una puesta interactiva, digamos que co-creativa, pues depende del cruce de los públicos.

En junio de 2022 participa en una muestra promovida por Edgar González Era, intitulada 20 años sí son, que refrenda los aportes del artista a la formación de numerosos creadores en sus etapas tempranas, como Leonardo Luis Roque, Abel González Cuéllar, Daniela González Ercia y Yahili Domínguez, entre otros, graduados de la Academia de Artes Plásticas de Cienfuegos y capacitados en el Instituto Superior de Arte. La exposición, servida en la galería Boulevard, presenta la obra Dos puertas, una escultura concebida con güines, otro material efímero y devenido igual de la caña de azúcar, con el cual resuelve la antinomia visual entre una jaula, ese habitáculo que propone la supresión de la libertad, y el arco de triunfo que esta sugiere, estructura autónoma que alude a los festejos por la victoria y revalida la autonomía. El texto trasluce la sistematización de esta segunda figura como código simbólico, conectando a la ciudad de Cévres con una realidad sospechada y venidera. Esta instancia en los arcos persiste en otros textos, como Bunker, que deviene un anticipo de Doble triunfo, en los que juega con las anfibologías o dobles sentidos de las representaciones arquitectónico-urbanísticas.

Su primera muestra internacional (Pasando por alto la Bienal de La Habana) sucede en julio de 2022, en la exposición colectiva Cartas de Cuba, realizada por artistas de Cuba y Ohio en la Galería Loann Crane, como una añadidura de las muestras en el Museo de Arte de Colombus y la Galería Riffe del Consejo de las Artes de Ohio. Los artistas invitados proceden de Camagüey, Cienfuegos y La Habana. Entre los locales asoman: Raúl Cué Echemendía, Edgar González Era, Juan Carlos Echeverría Franco, Alfredo Elías Sánchez, Alain Martínez Menéndez, Néstor Vega Negrón, Alexander Cárdenas Pérez, Camilo Villalvilla, Adrian Rumbaut y Vladímir Rodríguez Sánchez, entre otros.

Ho(menaje), su tesis de grado.

El 3 de septiembre de 2022 llega su mejor momento curricular, cuando recibe en la Galería de Santa Isabel el Premio Único del Salón 5 de Septiembre con la obra Doble triunfo, otorgado por los miembros del jurado: Ernesto Yoel Ramírez, Vladimir Rodríguez y Alain Cabrera Fernández, quienes concluyen en el acta de premiación: “por ser una obra multidisciplinar que maneja el uso de la tecnología en un espacio virtual sin desestimar su fuerza”. Claramente, la puesta de esta pieza invoca un recurso tecnológico que enriquece susbríos ensayísticos, algo que ya había vivenciado su colega Héctor Antón. En medio de un salón tan inanimado por la falta de novedad, Doble… resultaba un oasis y la tuvo fácil para su destaque, si bien el espacio y la museografía no lo fueron tanto para su lucimiento.

Munilla clasifica hoy en día como una de las grandes promesas del arte sureño. Se trata de un creador de sensibilidad, con mucho que decir y mostrar. Aún cursa estudios en el Instituto Superior de Arte y trata de ganar sulugar en un predio muy competitivo. Esperemos que regrese a su ciudad luego de titulado y para goce de todos; que pueda seguir venciendodesde casa la espinosa travesía hacia la transmutación.

Alejandro Munilla en el Salón 5 de septiembre y la entrega del Premio Único.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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