ALBA: alternativa y alianza de la integración
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 8 segundos
Hace 21 años, un 14 de diciembre esperanzador para los pueblos de la América Nuestra, los Comandantes Fidel Castro Ruz y Hugo Chávez Frías iniciaron el camino de la integración. Ellos dieron los primeros pasos en la unidad regional cuando fundaron el ALBA, la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, que después se convirtió en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), un bloque integracionista que cambió la historia de América Latina y el Caribe.
Fidel y Chávez se convirtieron en los impulsores de los procesos regionales de cooperación y complementariedad cuando idearon este mecanismo de concertación política, en un momento en que Estados Unidos intentaba imponer los Tratados de Libre Comercio.
Fue el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela quien formuló por vez primera la propuesta del ALBA. Lo hizo públicamente, en 2001, durante la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, en Isla Margarita: «Se trata de otro camino, se trata de una búsqueda, porque ciertamente la integración para nosotros es vital. O nos unimos o nos hundimos. Escojamos, pues, las alternativas».
El ALBA selló su vínculo con la historia del nuevo amanecer en América Latina. La iniciativa surgió en el contexto de las movilizaciones continentales contra el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), aquel fallido plan de dominación comercial y geopolítica diseñado por el gobierno norteamericano.
La realidad demuestra que, durante todos estos años, millones de latinoamericanos y caribeños se han beneficiado de los programas de la Alianza Bolivariana en numerosos sectores, especialmente en la salud y la educación.

En el año 2006, a solicitud del entonces presidente boliviano Evo Morales Ayma, este mecanismo se enriqueció con la propuesta del Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP), un instrumento de intercambio solidario y complementario entre los países, destinado a beneficiar a los pueblos.
Más de dos décadas después de su nacimiento, América Latina vive los efectos de una articulada contraofensiva oligárquica. La derecha intenta revivir la agenda neoliberal, que en la historia más reciente del continente ha generado inestabilidad política y graves problemas sociales.
Guerras económicas, campañas mediáticas, intromisión en los asuntos internos de los estados y la ejecución de programas desestabilizadores, reciben hoy el apoyo de fuerzas externas y de las oligarquías nacionales en varios países latinoamericanos.
El desafío no es nada fácil. Se llega a este aniversario cuando América Latina y el Caribe enfrentan una nueva encrucijada para sus destinos, que no puede ser encarada sin la cooperación y la unidad. Hoy son nueve países, muy distintos, pero con aspiraciones coincidentes, en el empeño de complementar esfuerzos y buscar lo que los une, más allá de las diferencias; comprometidos con la integración, la solidaridad, la paz y la unidad de los pueblos en la región latinoamericana y caribeña.

Este domingo se celebrará la XXV Cumbre del ALBA-TCP y estará dedicada al Centenario del líder histórico de la Revolución cubana. Esta Cumbre, que se realiza en un contexto donde la región se encuentra bajo el asedio del imperialismo estadounidense, tiene una alta significación política como expresión de apoyo al gobierno venezolano y al presidente Nicolás Maduro. Será una oportunidad, además, para realzar los logros del ALBA desde su creación.
Hace 21 años, Fidel y Chávez dieron el histórico paso de fundar una alternativa bolivariana y humanista que se convirtió en alianza de paz, cooperación y solidaridad, por el bien común y la unión de Nuestra América.
Dos gigantes trazaron un rumbo de lucha y resistencia. Corresponde a los líderes de hoy, junto a sus pueblos, seguir enarbolando la bandera del optimismo y la esperanza, de la solidaridad y la integración plena.
Visitas: 35

