Alacero y la expansión del negocio que nació en un central

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Aunque la trayectoria del Grupo de Creación Alacero se resume en siete años, en realidad desde hace más de dos décadas la familia Araújo Alfonso comenzó a trabajar con los metales, cuando todavía el central azucarero Ramón Balboa, del municipio de Lajas, respiraba vida.

Tiempo después de su demolición, los hermanos Ángel y Reinier emprendieron el proyecto Alacero, el cual aprovechó todo el capital humano del viejo ingenio que, de la noche a la mañana, quedó sin empleo.

“Incorporamos la mano de obra allí existente: paileros, torneros y otro tipo de personal calificado, y los capacitamos en el lenguaje del acero inoxidable que constituye la materia prima de nuestras producciones”, expresó Ángel Araújo Alfonso, uno de los titulares del negocio.

Desde entonces, “funcionamos en sinergia con un grupo de trabajadores, diseñadores, soldadores y operarios, y hoy —añadió— cubrimos las necesidades de áreas tan importantes como la gastronomía, el turismo y la salud, hasta con diseños específicos de mobiliario de alta cocina, así como de elementos decorativos para interiores”.

Actualmente, sus creaciones se encuentran diseminadas a largo del país, sobre todo en los polos turísticos de La Habana, Santiago de Cuba y Varadero. A esa curva en ascenso, suman el más reciente logro: la firma de un contrato de intención con el fin de fabricar mobiliario clínico y no médico para los hoteles, y luego, en una segunda etapa, para las instituciones hospitalarias cubanas.

“La meta, de hecho, es llegar a exportar este tipo de muebles que aplican al sector de la salud”, dijo Ángel.

Para Alacero, la labor en dicha rama no es algo fortuito. En 2021, asumieron la reparación capital de una bomba irrigadora por presión, perteneciente al Hospital General Gustavo Aldereguía Lima, de Cienfuegos, utilizada en la cirugía endoscópica urológica.

Ahora, en honor a la verdad, sus ámbitos de creación son ilimitados. “Incursionamos en el arte contemporáneo, realizamos fuentes con tecnología domótica, esculturas monumentales, y pronto —comentó Ángel— abriremos en la Casa Alacero, sita en parque Martí de la Perla del Sur, un espacio cafetería-galería para contribuir a la promoción de nuestros productos”.

La sostenibilidad, el impacto comunitario, el bienestar de los empleados y la calidad del trabajo devienen premisas en el hacer del Grupo de Creación Alacero; trampolín, incluso, para sus ambiciones, las cuales comenzaron a florecer entre la chatarra de aquel central.

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