Trampas subterráneas

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Un torrente de trampas subterráneas discurren impávidas como río denso por la Cuba profunda. Del caudal madre se nutren otras riachuelos que llegan hasta los barrios, los asentamientos y el caserío rural. Parece que no lo pisas, pero debajo de la tierra está tan vivo que asusta con su murmullo cotidiano.

Se escapa de las manos. Se traga por la garganta y cuela en los intestinos sin que puedas hacer algo más que reconocer la virilidad de su existencia. Esa filosofía tuvo un suceso, o varios sucesos acumulativos, pero lo ocurrido ese martes no tuvo comparación.

-“Para tomarte una cerveza tienes que consumir un plato fuerte…”, dijo el dependiente de la paladar L, sin nombramientos específicos, pues luego de una investigación se concluyó que la trampa ya había calado hasta el “manto freático” y se aplica más allá del caserío rural que está a 350 kilómetros de la capital provincial, así tan metafórico y maravillosamente real.

– ¿Cómo?

– Sin comer, no hay cerveza y es una por persona. De lo contrario te preparamos tragos de ron…, volvió a rectificar el soldado de camisa blanca y azul pantalón.

– Pero si el periódico Granma, si la Mesa Redonda, si… ya yo comí.

-Es una cerveza por persona contra cada plato.

– ¿Y croquetas?

– Dije que plato fuerte…

– Pero las croquetas fueron mi plato fuerte en la Universidad…, cinco años siendo el plato fuerte del almuerzo o de la comida.

– En este caso no estamos en la Universidad.

Entonces la paciencia asumió el poder y para no arruinar la noche con invitados, además que no viven en Cuba, decidimos pedir unos bistec de pollo que terminaron siendo retractilados luego de tomarnos la única cerveza a la cual teníamos el destacado derecho a consumir. Una exploración a la carta arropó la imaginada idea: le suben el precio a la comida y así la cerveza sigue costando 2 CUC, aunque un garabato diga en la carta oficial que cuesta 30 “pesos cubanos”, así le llama la vecina cuando viene a la ventana a hablar de doble moneda: pesos cubanos y dólares, aunque en realidad los dos formatos sea tan cubanos como yo.

Las trampas subterráneas no las crearon los del sector privado, ellos lo aprendieron del estatal, aunque siendo tan buenos alumnos ya sobrepasaron por mucho el caudal heredado. “Hoy, a la formación del precio de las mercancías que se expenden al pueblo en lo estatal se le aplica un 42 por ciento de carga impositiva, ello determina que los costos sean superiores a lo esperado (…) No obstante, la tendencia va direccionada a que se reduzcan los precios de las producciones comercializadas a partir de una disminución de esa carga”, reconoció a la prensa en julio pasado Yoel Castillo Fuente, director del Grupo Empresarial de Comercio en la provincia.

Si el nuevo Café Paulina  vende a 1 CUC el café expreso y tiene una zona VIP (algo así como una mosca en medio de una sociedad con paradigmas socialistas), pero además en el recién inaugurado Dulcinea los dulces están a precios de “olvídame” y en no pocas instalaciones del turismo, por ejemplo, el precio de la cerveza varía bajo el seudónimo de “prestamos un servicio”, y uno se pregunta ¿cuál servicio? Y la memoria te aclara: de darte un vaso fresco (plástico o de cristal) para que no te empines de la lata, en franco dialogo con la estética moderna de no volver jamás lo “campesino”, a lo “mataperro”, al “solar”.

El cuentapropista, en última instancia, se sumerge en el manantial de lucrar a costa del salario de los demás, y vocifera una de esas medias verdades que han calado en la Cuba profunda: “Si la mayoría del mundo roba, ¿por qué nosotros no?”.

De poco valdrían los esfuerzos estatales o el accionar popular si ante tantos inventos la vida cotidiana se convierte en un caos. Obvio que deben contar con un margen de ganancias para cubrir sus gastos directos e indirectos, cuestión medular tenida en cuenta por los gobiernos a la hora de topar los precios…, pero de ahí a obligar a consumir “un plato fuerte” (ya saben que no son las croquetas) para tomarse una cerveza va mucho río por medio… es como si el agua te tapara y no supieras qué hacer con tus manos de buena nadadora.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

6 Comentarios en “Trampas subterráneas

  • el 20 agosto, 2019 a las 9:16 pm
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    Excelente reportaje
    Es bueno saber q contamos con periodistas q solo hablan la verdad por muy mala q esta paresca
    En nuestra provincia y el resto del pais ya esto es algo casi normal mientras no haya mano dura para este tipo d situcion creo q nunca veremos la solucion d estos problemas
    Saludos y excelente trabajo

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  • el 19 agosto, 2019 a las 12:59 pm
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    Comentario este valiente y apropiado, en el cual se habla de que se critica mucho a los particulares pero es que realmente los estatales también son unos apretadores, buena mención que se le hace al mencionado café Paulina, donde una reservación en ese dichoso VIP cuesta 20 CUC, pero no es solo ahí, la entrada a una disco como la del Hotel Jagua son 5 cuc más, y adentro los precios por el cielo, una botella de ron 15 CUC, precios exorbitantes, y en todos lados es igual….

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  • el 19 agosto, 2019 a las 12:11 pm
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    Excelente comentario, tenemos que ser surfistas para tratar temas tan escabrosos, es la sensación de ahogarse en tales aguas.
    En otras paladares x, céntricas, no expenden ya líquidos, ni ponen jarras de agua en la mesa, poca alternativa, o compras la embotellada o te atragantas

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  • el 19 agosto, 2019 a las 9:06 am
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    Saludos y gracias por tan resbaladizo tema, pero la pregunta es . En que lugar de Cienfuegos puede tomarse una Cristal fría,en vaso,con buena música y personal atento y correctamente uniformado, que por demás pueda hablar con sus invitados foráneos en un idioma diferente al nuestro,costándole la cerveza 30 cup. En ningún lugar,simplemente no existe,dese con sus invitados una vuelta al Jagua o el San Carlos ,también la unión y pida una cerveza en 30 cup a ver si se la dan .

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  • el 19 agosto, 2019 a las 8:37 am
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    Comentario a mi modo de ver un tanto sensacionalista ya que la verdadera raíz del asunto radica en que el sector privado no tiene de donde nutrirse, aún no aparecen sus empresas mayoristas y siguen como simples revendedores de nuestros costos de vida. Muchas veces también aprecias vendedores aprobados En aceras y portales sin las más mínimas condiciones al sol y la fuerte lluvia. Cuando vez peliculas que recrean épocas del siglo 13 o 14 las tarimas no distan mucho.

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