Tenemos que proteger a muchas Lías (+Audio)

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Por estos días la novela cubana “El rostro de los días” ha generado un mar de indignación, tristeza, estrés, impotencia, entre otros calificativos que abundan en cada hogar cuando a las nueve de la noche la familia disfruta del tan anhelado espacio televisivo.

Y es que Liliana Sosa con su personaje de Lía y Roberto Espinosa con René, nos han visibilizado un fenómeno que germinaba oculto en nuestra sociedad para convertirse en más cotidiano que novedoso. El abuso infantil es un tema muy escabroso de tratar y lo admirable de la novela es la genialidad del abordaje de un suceso que para muchos es escandaloso pero para otros es muy cercano a la familia.

Cada capítulo que pasa la euforia colectiva aumenta entorno a las propias decisiones de una adolescente que no encuentra el consuelo y apoyo de su propia madre, quién con ojos vendados no logra ver los cambios repentinos de su hija.

Pero todo tiene se mensaje, sirvan estas escenas duras de Lía y René para abrir los horizontes a las familias y en especial a las madres. Y digo familia pues aun conviviendo muchas generaciones o no en un mismo lugar, todos debemos permanecer atentos ante los cambios de personalidad en las nuevas generaciones.

Hablo en nombre de mi maternidad, doble por demás, de los momentos que tenemos juntos con nuestros hijos y no los aprovechamos para educar en temas de sexualidad, comportamientos sociales, valores, deberes y derechos. Como gallina que protege a sus pollitos en su regazo no nos percatamos de que hay que establecer una sistemática comunicación con nuestros hijos.

No he estudiado psicología pero si me vale los materiales que he leído sobre el tema, como madres debemos crear desde la primera infancia un ambiente de comunicación activa con nuestros infantes. En cualquier instancia de su desarrollo como ser humano, preguntas como: Qué hiciste hoy en el círculo, escuela o trabajo, cómo fue tu día hoy, te gusta lo que haces… en fin, no deben faltar a diario. Nadie tiene una receta para ello, lo importante es que ese puente comunicativo no se pierda a medida que va creciendo.

La evidencia de este fenómeno del abuso sexual no solo ocurre en la etapa de la adolescencia, sino que puede suceder en cualquier período del desarrollo de un niño o niña sin distinción de sexo, raza o situación económica. Lo que sí deja una huella imborrable en las vidas de las víctimas dando un giro de 180 grados con repercusión en su futuro inmediato.

De acuerdo con una publicación del periódico espirituano Escambray del año pasado, el delito de abuso lascivo ha experimentado un incremento en ese territorio, el 83 por ciento de los autores no poseen antecedentes penales, sino buena conducta social. El 27,7 por ciento de las víctimas son hijastras de sus abusadores y el 22, hijas de vecinos con los cuales mediaban relaciones casi de familia, datos que no deben desestimarse. Aunque menos frecuente, también se han registrados casos en que los victimarios son menores de edad.

Como factores de riesgo se cuentan las familias disfuncionales y aquellas que por priorizar sus responsabilidades laborales no prestan la atención requerida a sus menores y desconocen con quiénes se relacionan. También las que no tienen preparación para brindar una educación sexual adecuada, o son permisivas.

Aunque cada día que pase sentimos el sufrimiento de esta adolescente como nuestro, sirvan estas escenas para mantenernos alertas y darnos cuenta que tenemos que proteger a muchas Lías en Cuba. (Radio Rebelde)

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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