María Casanova, científica de la medicina cubana

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La Doctora en Ciencias Médicas María Felicia Casanova González (o mejor María Casanova, como todos le conocen) es leyenda e institución de la medicina en Cienfuegos. No solo por haberse desempeñados en principales responsabilidades administrativas, sino por su aporte al conocimiento.

Esta mujer, la primera Doctora en Ciencias Médicas del territorio y además fruto del primer Destacamento Carlos J. Finlay —iniciado y graduado por Fidel—, afirma que ella es resultado de la Revolución y las oportunidades que el país brinda a todo aquel que se sacrifique en pos de una profesión.

En extremo modesta, cuesta sacarle las palabras sobre sí misma a la Casanova, si bien quedan en claro varias cosas. Primero, la calidad humana de ella; y luego, su constante labor científica, la cual combina con puestos directivos  y la función de presidenta del Consejo Científico del Hospital Paquito González Cueto, donde labora.

El país le encomendó a la Especialista de II grado en Neurofisiología y Profesora Titular la misión de liderar en Cienfuegos, campo de prueba de la investigación, el Proyecto para el candidato vacunal contra el neumococo en niños cubanos, el cual también tendrá su aplicación mundial.

En marcha desde 2013 y con fecha de validación final dentro de cuatro años, es de crucial importancia el éxito del antígeno para combatir el Streptococcus pneumoniae, serio problema de salud en el planeta y una de las principales causas de enfermedad invasiva bacteriana en niños y ancianos.

Todas las enfermedades causadas por este microorganismo están precedidas por una colonización nasofaríngea asintomática de mayor o menor duración, en función de diferentes factores; de ahí la significación de determinar grupos en riesgo, pues permiten conocer la distribución de los serotipos circulantes en la población y evaluar el impacto de la utilización de vacunas antineumocócicas.

María considera que ha podido vencer esta u otras tantas tareas de primer orden a sí asignadas “al hecho de poseer una formación de alto rigor científico en la especialidad; profesores que me educaron bien, y porque tuve una madre que cuando yo decía, ‘mamá ya yo no puedo más’, me contestaba ‘tú sí puedes’”. Pienso que mi posible realización profesional no es la consecuencia de un empeño único, sino de muchos que me apoyaron, y de mi decisión de crecerme”.

Del diálogo con la galena se desprende su gran gratitud a todas esas personas. La historia comienza desde no más nacer, con su madre y su padre, y luego en  el mismo cuarto grado, cuando su maestro fue nada más y menos que Lázaro Expósito, el actual primer secretario del Partido en Santiago de Cuba. Por cierto, uno de los sueños no cumplidos de la entrevistada es ir a verlo. Luego, recibió el apoyo de los profesores de la Escuela Vocacional Ernesto Che Guevara y más tarde los de su carrera de Medicina. De todos, dice, extrajo sabiduría, experiencia, sumados los mecanismos de enfrentamiento al doloroso hecho de enfermar en el caso de los últimos.

También doctora del alma, a una pregunta de 5 de Septiembre sobre esa amabilidad que entrega al visitante de nuestro Pediátrico, apunta: “La genética influye sobremanera en nuestros actos, pero los modos de actuación también se aprenden. Tratar bien a las personas es, primero, un deber; pero además un mínimo de cortesía lo puede desarrollar cualquiera, aun cuando no sea ese su talante. Como la familia cubana es educada y hospitalaria, hay una base para cultivar esa amabilidad. Sí puede cultivarse y cada día ser mejores e integrales en la atención al paciente y a todas las personas”.

La frase de Fidel, “quien no sea optimista que ceda de antemano a todo propósito” constituye divisa de María Casanova. Aprecia sus escenarios de acción, presentes y futuros, mediante el prisma de energía positiva con que cuentan las personas provistas de entusiasmo, también de fe.

En tal sentido, guarda suma confianza en el relevo de profesionales de la Salud en Cuba, como en el futuro de su país, debido a la calidad de su gente. De sus compañeros del Pediátrico Provincial habla con admiración, de los de todas las generaciones, y de los jóvenes especialistas estima que cada vez están trabajando con mayor exigencia

“María Karla, mi hija, terminó el cuarto año de Estomatología, estoy muy al tanto de su formación y puedo decir que los estudiantes actuales se encuentran muy bien preparados técnicamente, al poseer un claustro de excelencia. Son alumnos motivados, impregnados de humanismo, integralidad, valores. Yo veo el futuro de mi país y de su salud pública garantizados, reitero”.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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