En las rocas: Sofía Coppola perdida en Nueva York

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Quien ha observado a la mujer dentro de su filmografía en tanto figura esencial, bajo cuya ala de acción son subvertidos tópicos que contribuyen a perpetuar su imagen de compañera femenina dedicada a los deberes adquiridos para con su hogar/pareja establecida por la convención heteropatriarcal, echa por el caño su posición al configurar una película donde el rol femenino queda completamente subordinado a la hoja de ruta masculina.

Sofía Coppola entrega en En las rocas (On the Rocks, 2020) una propuesta en clave de comedia dramático-romántica tono suave, marcada por la pleitesía rendida por la protagonista (Rashida Jones) a su cónyuge (Marlon Wayans). La caucásica neoyorkina sospecha que su cónyuge afroamericano le es infiel, porque ya no le regala las carantoñas de antes. Eso la hace ponerse en modo sufriente, sin mucho interés por nada; incluido su trabajo de escritora.

Contribuyen a atizar su desazón las cizañas del padre de la joven (Bill Murray), quien como todo infiel, estima que ningún otro hombre puede dejar de serlo. Juntos acabarán siguiendo al presunto adúltero a lo largo de Nueva York y hasta México (esta parte queda realmente desastrosa), para comprobar a la larga que el hombre es un intachable enamorado de su esposa e inocente como un bebé.

Comedia lastrada por una corrección política de manual, a la obra más laxa de la trayectoria de la realizadora de Las vírgenes suicidas, Perdidos en Tokío, María Antonieta, Somewhere, The Bling Ring y el remake de El seductor no la levantan siquiera los músculos actorales del viejo Bill Murray, quien hubiera podido convertirse en el posible atenuante del filme, pero de veras sobrevuela casi todo el metraje en piloto automático.

El gran comediante no captura la idea de esto, porque sencillamente no la hay. No atina si ubicarse en plan Perdidos en Tokío, autoparodiarse, ser Bill Murray haciendo de Bill Murray…, aunque aquí no existe nada de meta, salvo el guiñito a Perdidos…

La que se encuentra perdida ahora, pero en Nueva York, es la hija del director de El Padrino, quien pergeña un largometraje predecible hasta el cansancio, el clásico cuento de hadas matrimonial antes mil veces visto y ahora solo aderezado por la ensalada de estación, carente de gags a la altura de un Murray y sin franca química entre las partes básicas del elenco.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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