La Nueva Trova a sus 50 años de fundada (1972- 2022)

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La trova cubana acompaña al pueblo desde el Siglo XlX, cuando los bardos llenaban de canciones las noches acompañados con sus guitarras, e interpretaban canciones de su propia inspiración o de sus contemporáneos. Con el paso del tiempo se fueron aupando en estilos interpretativos y estético similares, que definió lo que después se conocería como la Trova Tradicional Cubana.Entre sus pilares estuvieron, Sindo Garay, Manuel Corona, Miguel Matamoros, Rafael Gómez Mayea (Teofilito), María Teresa Vera y Eusebio Delfín. Caracteriza su obra el constante el cuidado por la lírica dentro de la canción. Evocaron a La Patria, pero sobre todas las cosas, al amor, a enaltecer la figura femenina desde la poesía. Al escuchar estos temas, sus textos vuelven a cautivarnos debido al nivel artístico y la manera en que fueron concebidos. La trova tradicional se ganó un lugar de respeto y admiración en muchas partes del mundo.

Después hubo una transición que anunciaba nuevos tiempos, en los que se continuó cantando a dos voces y usando la percusión menor para acompañar los temas (características de la trova tradicional), pero ya la armonía fue ganando en complejidad. La sonoridad asumió otros retos, pasando a nuevos formatos. Se destacaron, entre otros, varios músicos de la Perla del Sur como el propio Eusebio Delfín, que venía ya desde etapas anteriores; posteriormente Marcelino Guerra y Rafael Ortiz, de los cuales ya hemos hablado en la columna.

Este período da paso a lo que se denominó Movimiento del Feeling, (que en inglés significa sentimiento), ahora la musicología cubana lo reconoce como Filin. Es un momento dónde el protagonismo lo tuvo el sentimiento que el intérprete quería trasmitir, la intensión e intensidad del mismo. Se le cantó principalmente al amor, a la pareja. Nuestros escenarios se vistieron de gala con Omara Portuondo, Moraima Secada, Elena Bourke, César Portillo de la Luz, José Antonio Méndez, por solo mencionar alguno de los más conocidos. Tuvo también sus huellas en Cienfuegos con los hermanos Molina, que lo trajeron a la sureña ciudad, dando vida y esplendor a grandes temas.

En 1972, otro capítulo se abre en la historia cuando Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Sara González, Vicente Feliú y Augusto Blanca (entre los principales), se reúnen, durante el 1er Encuentro de Jóvenes Trovadores, dónde se trazaron las pautas del movimiento que llega en este 2022 a sus 50 años. Se habían reunido con anterioridad en Casa de Las Américas, envueltos en lo que era la Canción Protesta; pero ese diciembre de 1972, en la ciudad de Manzanillo, nace el Movimiento de la Nueva Trova. Planteaban una estética diferente dentro de la canción en nuestro país. Aunque este movimiento es consecuencia de un momento histórico determinado y va a responder al mismo; en ellos había una continuación generacional de la trova cubana.

En 1973, se suman otros, entre ellos Lázaro García representando a Cienfuegos quien se quedaría hasta la actualidad dentro de sus principales representantes en el centro de la Isla. Este movimiento fue de ruptura con relación al filin, creó un antes y un después que merece todo un estudio detallado por su impacto social y cultural dentro y fuera de la nación. Si bien el filin dedicó sus textos al amor, la Nueva Trova se centró en la canción protesta, en lo social, los cambios que venían ocurriendo en este ámbito en toda la América Latina, en dónde encontró a muchos cultores que avivaron su llama. Aunque con posturas afines, todos estos representantes que hemos mencionado, van a desarrollar líneas de creación que les han llevado por diferentes caminos y derroteros. Medio siglo después, es inevitable ver el resultado de estos jóvenes, que propusieron y defendieron la sonoridad que hoy identifica a su generación. Vendrían después muchos otros y seguirán. La trova cambia de acuerdo a cada generación. La Nueva Trova influyó en lo que después se denominó la Generación de los Topos, la Novísima Trova; pero las bases estaban siempre ahí, en esa generación más cercana que, de jóvenes creadores inquietos, pasaron luego a ser mentores, referentes y hasta íconos para muchos otros.

Es un año para celebrar la trova cubana, para rescatar sus esencias y darlas a conocer al mundo. Como me dijo Vicente Feliú en una entrevista sobre los trovadores cubanos: “Es un trabajo en equipo, el resultado es común. Por eso un homenaje a uno, es un homenaje a todos”. Que sea este un modesto reconocimiento para los que comenzaron el camino, los que dieron continuidad y a quienes hoy comienzan y serán los trovadores de generaciones futuras.

Foto: de la autora

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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