La economía en un lápiz

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En un rinconcito de la ciudad venden lápices. Hay olor a humedad y también muchos libros viejos que  alguien acomoda en un estante de madera improvisado. Montañas de textos que valen una fortuna. Clásicos, generalmente. Vienen lectores a buscarlos de vez en vez, pero el fuerte son los lápices y las gomas, un comercio transparente y seductor para quienes tienen hijos en la edad escolar.

– ¿Tienes algo en venta?

– Sí. A dos pesos ahora, el proveedor los subió.

-¿Son importados? ¿O salen del mismo Ministerio?

– Salen del mismo Ministerio, pero lo subieron por lo de la pandemia.

– ¿Y qué tiene que ver la Covid-19 con los lápices?

– Dime, ¿los quieres o no?

– Es que no entiendo por qué si los sacan de donde mismo, si ya estaban aquí antes de la pandemia, si es inicio del curso…

-¿Los quieres o no?

La media vuelta se inventó seguramente para prolongar el silencio, para decir adiós a la fechoría, para ir por un vaso de agua que aclare el entendimiento. La media vuelta se inventó para escapar y buscar en otros rinconcitos de la ciudad una mejor oferta, se inventó para dejar las palabras colgadas en un estante de madera improvisado.

No subió en un 10 por ciento ni en 25, sino en el doble. Generado, pudiera ser, por la demanda de estos grafitos ante el anuncio de volver a las aulas para recuperar el periodo lectivo. Ajustados a esa tendencia creciente en Cuba de multiplicar los precios sin que exista una lógica comercial que lo justifique, a no ser la de aprovecharse del desabastecimiento en la red estatal.

Las vidrieras de las tiendas de Artex en Cienfuegos devolvieron la esperanza. Un tumulto de lápices dormían en un envase transparente y vertical. La cola no dejaba ver el cartel, que con tinta negra marcaba la cuantía del producto. No obstante, siempre fueron a 0.05 CUC, convertido en CUP sería a 1.25, mucho más económico que la propuesta inicial de dos pesos.

– 10 lápices, por favor.

– Te falta dinero. Son a 0.20 CUC.

– Pero si siempre fueron a 0.05 CUC, los he comprado, los he visto, los he fotografiado…

– Ahora…

Y el ahora se convirtió nuevamente en una estafa al bolsillo proletario, en una impotencia de talla extra, en un aterrizaje forzoso, en una media vuelta para escapar. “Hay dos códigos de lápiz, uno a un precio módico y otro un tanto caro. No sé en qué se diferencian, viene así de la casa matriz en La Habana. Seguro se terminó un código y solo hay el de 0.20 centavos CUC o cinco pesos cubanos”, dice una especialista comercial de Artex en Cienfuegos, del otro lado del teléfono.

De este último aumento vino el primero, que disfrazado de COVID-19 es divulgado por los vendedores privados. En la Cuba revolucionaria hubo una inauguración en 1962 de la primera fábrica de lápices; años después tal industria quedó muerta por los elevados costos de la materia prima, desde entonces se importan.

Aunque el sector educacional garantiza una cuota mensual a los escolares, no siempre alcanza cuando los educandos son matrícula de la enseñanza primaria y les toca a los padres apoyar en ese sentido. Nunca fue problema, el ahora cambió esa realidad.

El carriel de la pandemia le ha servido a muchos para distorsionar rutas habituales en las ventas de productos textiles, calzados, de belleza, útiles escolares, bisuterías y aseo. Un ultraje sostenido al bolsillo proletario que parece no tener fin. Lo que ayer costaba 10 CUC, ahora ronda los 15 CUC mínimo, una curva ascendente que no encuentra justificativa visible, pero subyace igualmente.

La economía está muy interconectada, nuestros mercados aparentemente toman agua en diferentes oasis, pero en la práctica, entre ellos fluyen vasos comunicantes que los condicionan y nutren, un intercambio trasparente y que toma al comercio en CUC como referente fundamental de precios para todos nuestros mercados de consumo. La historia del lápiz lo desnuda.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

Un Comentario en “La economía en un lápiz

  • el 11 septiembre, 2020 a las 10:41 am
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    Su artículo puede parecer muy sencillo para muchos, sin embargo tiene un mensaje muy serio para las autoridades y pueblo en general, hoy prima un sector egoista que se aprovecha de la situación existente para contribuir a la asfixia de sus propios hermanos y para ellos utilizan precios desconcertantes ante las necesidades del cubano, de igual forma ojo con instituciones estatales que en cualquier lugar en estos tiempos puede aparecer un loco suelto.

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