Involución

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Una lectora, iracunda, despotrica contra la siguiente afirmación del ensayista colombiano Iván Gallo, reflejada en nuestra columna Reguemalumada (30.11.2018): “El reguetón no es música (…) El problema es que ahora, cuando el miedo al hongo atómico achicharró el cerebro de una generación, cuando el presidente de EUA tiene la inteligencia de un actor porno jubilado (…) nos tenemos que fumar que deje de ser una moda para convertirse en el sonido de los jóvenes. Es un peligro (…).El reguetón, a diferencia del rock y la salsa, adormece cualquier intento de rebeldía. Por eso a Maluma Álvaro Uribe le debe parecer el mejor presidente de la historia”.

Como este autor, quien comparte cada palabra del juicio de Gallo emitido en su artículo Lo siento pelados, pero esa mierda no es música, ha escrito tanto del asunto, no va a incordiar nuevamente con sus letanías ni a ella ni a otros lectores que tampoco comparten tales apreciaciones y dividen al mundo en anterior y posterior a la edad de la música urbana. Cada quien tiene sus gustos, sus derechos (también poseemos derecho a no escuchar barbaridades sonoras y, sin embargo, nos los pisotean sin sonrojo cada día en las tiendas recaudadoras de divisas, centros gastronómicos estatales y privados, calles, autos rentados, ómnibus, coches de caballos…). Por eso, esta vez propondré a tales receptores las opiniones de otros músicos al respecto.

Una figura tutelar de la canción de autor iberoamericana como el cubano Pablo Milanés emitió estas consideraciones al periódico español La Vanguardia. A raíz de sus cercanas presentaciones en ese país, el cantautor contestó -en la entrevista Contra el mal gusto impuesto por el dinero no se puede luchar (28.12.2018)-, a la pregunta La música latina está muy de moda actualmente, sobre todo los llamados ritmos urbanos ¿Qué aporta este boom?, lo siguiente: “Es una música que no educa para nada. Me parece que hay un atraso en la música popular otra vez que hay que recuperarla. La música, como la historia, se da por ciclos; ya pasará este, pero es fatal para la música popular. Y esto se debe al comercio, al dinero que se impone en todas las facetas de la vida a escala planetaria. La música no está exento de ese peligro.

 

“Creo que esta etapa pasará, siempre que el mundo reconozca lo que está pasando: un ciclo horrible para el planeta. En la música latina actual no hay nada que valga la pena. Ninguna de estas canciones tan de moda tiene algo que se pueda calificar de bueno”.

A renglón seguido, el periodista le interroga: ¿Qué habría que decir a las jóvenes generaciones que escuchan estas canciones?, y el autor de Para vivir responde: “Yo les diría que esperen, porque contra las transnacionales y el mal gusto impuesto por el dinero no se puede luchar de momento”.

Quizá si la pregunta se la hubiesen formulado a otro artista, habría sido menos pesimista y más proactivo, porque, de hecho, sí puede hacerse bastante, fundamentalmente en la educación estética y apertura propositiva a las nuevas generaciones hacia las distintas vertientes musicales que coexisten en el planeta. Claro que, entendiendo a Pablo, resulta en extremo difícil ganar margen a un mercado que, por otra parte, es defensor y garante de construcciones de pensamiento que santifican este tipo de música que obnubila, aborrega y mantiene cautivos y en posición de reposo intelectual a millones de personas. Es justo el sueño eterno, hecho realidad, de los tanques pensantes occidentales a través de los tiempos. Lograron su propósito en el consumo, en la instauración de paradigmas de estilos de vida, en el adormecimiento ideológico de muchas personas, y ahora también en la música.

Por su parte, Camilo Sesto, quien no le llega ni a los tobillos al cantautor cubano, pero que en el género romántico marcó una época y en medio siglo de carrera cuenta con más de 40 álbumes, varios discos de platino, centenares de composiciones y más de 180 millones de placas vendidas en todo el planeta, sostuvo tal apreciación sobre las expresiones de marras en la entrevista La música de ahora, con perdón, es una mierda (El País, 22.12.2018): “(…) Hoy día ponen una canción y ya no la escuchan más; la música de ahora, con perdón, es una mierda. A qué hora del día la escuchas para que te levante, te anime o te estimule (…). De lo que se hace ahora no escucho nada (…)”.

Exagera la voz de Algo de mí. Gran parte de la música urbana sí es una degradante cochiquera que solo supone involución; pero existe otro colosal diapasón sonoro planetario ahí, por descargar, tan fácil como nunca antes en la historia humana, solo al alcance de ese cursor que apuntas hacia Facebook.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

3 Comentarios en “Involución

  • el 15 enero, 2019 a las 2:46 pm
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    Recién inauguraron la Tienda Caribe La Lucha de la calle Castillo y es una muestra del mal gusto al escoger la música, el viernes miesntras descargaban mercancías, a todo volumen en la parte de afuera un trap o reguetón, que entre la letra de su canción recogía “vete pal c…jo”, también se escucha en muchas tiendas se escucha sin piyama, que entre otras cosas incita a fumar marihuana, si los directivos del sistema empresarial tienen entre sus funciones, o sea la número 1, mantenerse actualizados de las legislaciones que se dicten por el país; dominarlas y cumplirlas, cómo se entiende esto. Acaso no leen la prensa, no saben del tan debatido Decreto 349 para la protección de la cultura en los espacios públicos.
    Esta sociedad está hecha un desastre, pero no todos los que la habitan lo son, pero la verdad es que ya es una monoría, tapar el sol con un dedo como generalmente se hace para decir que ellos son la minoría es un absurdo que solo hace que se siga manteniendo. Los considerados marginados (todos incluidos, feos, vulgares, etc.) se están vengando imponiendo sus desastrosas formas como si fueran las que valen y han hecho fuego en las mentes de paja de mucha gente que está sufriendo el síndrome del paño maravilloso.
    Completamente errado Camilo Sexto, parece una venganza por su gloria pasada, o a perdido la audición, España tiene excelentes cantantes, soy joven y me gustan las Rocíos, Isabel Pantaja, Rafael y muchos de los viejos, pero imposible ignorar algunos nuevos como Vanesa Martín, Rozalén, Melendi, Pablo Alborán, India Martínez, etc, etc. En México, Yuridia.

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  • el 14 enero, 2019 a las 3:16 pm
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    El problema no es del reguetón, el problema es la falta de educación de las personas que invaden el espacio social con esa basura. Si pusieran Mozart a esos mismos niveles… también molestaría.
    EL PROBLEMA ES QUE NO EXISTE EL RESPETO

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  • el 14 enero, 2019 a las 2:27 pm
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    Y mientras tanto, a sufrir con eta bulla, con este desorden, y ha durado bastante, es una epidemia sin remedios, les temem a esos individuos que se han apoderado de nuestro mundo sonoro, de nuestro silencio, de nustros gustos, bravo por este trabajo, sencillo, pero que toca.

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