Covid-19: para tener mañana

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Desde que a finales de diciembre del pasado año se incrementaran los confirmados al SARS-CoV-2 en China, las alarmas de la Organización Mundial de la Salud, saltaron al respecto, y Cuba no fue la excepción.

El 5 de enero, la OMS publica el primer parte sobre brotes epidémicos, relativo al nuevo virus, en el que se consigna: Evaluación del riesgo, recomendaciones, primera información sobre la situación de los pacientes, y respuesta de salud pública; y se ponía énfasis en este último acápite: RESPUESTA DE SALUD PÚBLICA, porque desde entonces esta sería la clave en el control de la epidemia que se avecinaba, tanto en su manejo como en la atención a los enfermos.

Para el 24 de enero el Ministerio de Salud Pública cubano declara Alerta, e indica incrementar la vigilancia epidemiológica en todos los puntos de entrada al país; ese propio día, Cienfuegos difunde una primera nota informativa, y crea la comisión técnica asesora sobre este tema. Para entonces no llegaban a 10 mil los confirmados a la covid-19 en todo el planeta, y se había expandido sólo por 18 países.

De entonces a la fecha, se desató una carrera de “relevo”, en pos de impedir el contagio y transmisión de un virus letal. Nadie permanecía ajeno a las noticias que llegaban desde el continente asiático sobre la enfermedad, recordamos cómo vía internet, la prensa nacional difundía el testimonio de cubanos que vivían y trabajaban en China sobre el manejo allí de la covid-19, y palabras como confinamiento y aislamiento, entonces nos sonaban tan lejanas.

En lo personal recuerdo aquel encuentro de las autoridades de Gobierno, Partido y Salud, a la que invitaron a la prensa, era un sábado 7 de marzo y lo que allí escuché, a pesar de la preocupación y la alarma, me dejó tranquila, porque las autoridades tenían control de la situación y se adoptaban medidas organizativas y precisas de protección al pueblo. Particularmente, el secretario del Partido pidió que debería ampliarse la composición de aquellos encuentros, porque el tema “tocaría” a todos los sectores de la sociedad.

Para el 11 de marzo se reportaban en Cuba los primeros confirmados, y comienza en Cienfuegos la práctica de lo que hasta entonces era sólo un ensayo: los turistas sospechosos habían estado de paso por Cienfuegos, de ahí el primer estudio de foco; y más tarde, el 24, se reportaba un caso local, importado, de una turista croata de paso por la ciudad, y que dejaba el saldo de contagio de una médico cienfueguera, experiencia que no se repetiría en lo adelante.

El Sistema de Salud en la provincia se encontraba dispuesto y organizado, para enfrentar el nuevo virus, se alistaban instalaciones, hospitales, centros de aislamiento, se calificaba el personal, adecuaba el Cuerpo de Guardia del Hospital, preparaban monitores, y de manera increíble se transformaban centros asistenciales para sumir a la mayor cantidad de pacientes, aislar los contactos, tratar a sospechosos, realizar pruebas de PCR, y se dispuso de la información a través de una conferencia de prensa, diaria, porque la transparencia informativa, también era una cura.

Han transcurrido 278 días desde que se diera a conocer el primer confirmado en Cienfuegos, jornada en la que se “apretó” el nasobuco, y dejamos de pensar en mañana para pensar en hoy. Todo el Sistema de Salud, desde la Atención Primaria, se volcó al control clínico y epidemiológico desde las mismas comunidades, los estudiantes de las Ciencias Médicas, sin miedo al contagio, pero precavidos, marcharon con sus profes, para de casa en casa, pesquisar de manera activa; y las mañanas nos mantenían atentos a las estadísticas. Un robusto Sistema de Salud, que funciona desde la medicina familiar y hasta la Atención Terciaria, pasando por la Secundaria, paró una epidemia que corría de frontera en frontera.

Y entonces se activó el Contingente Médico Henry Reeve para situaciones de emergencia y grandes epidemias, y hasta lejanas geografías marchó personal de la Salud, por ayuda, y al mismo tiempo ganaron en experiencia en la atención a pacientes enfermos de covid-19.

Por supuesto quedará para la historia la relatoría de estos tiempos de epidemia, en los que la vida continuó, se produjo bienes y servicios en condiciones difíciles, las personas se aislaron, los niños dejaron de asistir a las escuelas, y los verbos se conjugaron en pasado, presente y futuro, porque a pesar de los candidatos vacunales en el mundo, aún no se vislumbra el fin.

Y pudimos entonces contar con lo que teníamos, y hasta valorarlo mejor, las noches se llenaron de aplausos, iniciativa que debe ser retomada, para aquellos seres que sin miedo, estuvieron y están en la primera línea contra la covid-19, esa enfermedad que sólo veíamos en series y que ni por sospecha pensamos alguna vez, pondría en una crisis a la humanidad toda.

Volvimos repasar las lecciones de historia local, regresaron a las historias sobre la Gripe Española de 1918, Victoria Brú Sánchez, la enfermera mártir; Alfredo Méndez Aguirre, cienfueguero ilustre y médico, un contingente que lleva su nombre, la primera ambulancia que circuló por la ciudad, y hasta recordamos como las crisis son cíclicas.

Las cifras son alarmantes, las curvas se representan en picos que suben y bajan, se abrieron las fronteras, y comenzó a confiar en la responsabilidad de los humanos, los mismos para quienes el peligro puede medirse en vidas o secuelas.

Cienfuegos se acerca peligrosamente la cifra de 200 confirmados, son casi 30 mil las pruebas de PCR realizadas, y el Sistema de Salud se mantienen activo en el control epidemiológico y clínico de la enfermedad; sin descuidar las arbovirosis y la atención a otras patologías que deben ser atendidas y seguidas. Llegan barcos a la zona del Puerto, arriban viajeros, salen colaboradores a misiones médicas, y la vida continúa, con protección y responsabilidad, porque apostamos al futuro y confiamos en los trabajadores de la Salud, a quienes debemos el compromiso de respeto de cuidarnos y cuidar, para tener mañana.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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