Carnet de identidad del Fundador

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Comoquiera que tras un largo peregrinar, el 22 de abril de 2009, finalmente los restos del fundador de Fernandina de Jagua encontraron el sitio de su definitivo reposo en el cementerio Tomás Acea; un pequeño favor a la memoria de aquel gobernante precursor y mandón sería precisar los detalles exactos de su identidad.

Los tres textos básicos de la historiografía cienfueguera del siglo XIX y principios del XX —Oliver y Bravo, Enrique Edo y el dúo formado por Rousseau y Díaz de Villegas— aluden a Juan Luis Lorenzo De Clouet y Piette cuando hablan del teniente coronel de infantería de los Reales Ejércitos españoles que emprendió la tarea de fomentar una colonia con población blanca, al inicio de la primavera de 1819.

Así mismo lo nombra el bibliógrafo mayor de esta ciudad, Luis J. Bustamante, al publicar en 1931 el Diccionario Biográfico Cienfueguero en la imprenta de su propiedad.

Pero, tal parece que a Bustamante aún le picaba el bichito de la duda cuando su texto ya estaba en proceso editorial.

Y el 9 de enero del propio año 31 escribió una carta al embajador cubano en Madrid , el poeta Manuel Serafín Pichardo, solicitándole datos sobre el primer hombre fuerte de la historia local.

A los cinco meses exactos ya tenía la respuesta vuelta de correos. Pichardo le envió siete certificaciones obtenidas a través del Ministerio de Estado español, que las despachó en correspondencia con la orden del Rey Don Alfonso XII al Ministerio del Ejército autorizando la expedición de tales documentos.

Un extracto de la segunda certificación apuntaba que: “Según consta en antecedentes que existen el Archivo General del Ejército, el brigadier De Clouet nació el 8 de febrero de 1767 y fue bautizado el 6 de diciembre del propio año en la iglesia parroquial de San Luis, Nueva Orleáns.

Hijo de Alejandro Francisco José De Clouet, capitán de infantería, y Doña Luisa Fauvort, su esposa. Contrajo matrimonio en la misma iglesia el primero de octubre de 1797 con Doña Clara de la Peña. Falleció en Córdoba, España, el 17 de junio de 18 a los 80 años cumplidos”.

Como la inconformidad es divisa de investigador, años más tarde el biógrafo colectivo de los cienfuegueros volvió sobre las huellas del fundador.

Una carta fechada el 4 de marzo de 1938 por el rector de la Catedral de San Luis, en Nueva Orleáns, le confirmaba la filiación del fundador y su lugar de nacimiento en aquella misma ciudad, capital de la Luisiana y no en Burdeos como había apuntado la crónica histórica. Lo bautizaron como Juan Luis, sin el Lorenzo que también le endilgaron posteriormente.

La hoja de servicios de Clouet en el ejército hispano sumaba 39 años y cinco meses. El primero de abril de 1777 comienza de soldado raso y en noviembre de 1815 sus hombreras lucían las citadas insignias de teniente coronel.

El encabezamiento de la primera certificación enviada a Cienfuegos por el embajador Pichardo rezaba: “El teniente coronel vivo de infantería, su país Nueva Orleans, su calidad noble, su salud robusta, sus servicios y circunstancias los que se expresa”.

Por orden del monarca Fernando VII despachada en el Real Sitio de Aranjuez, el 20 de mayo de 1829, además de renombrar como Cienfuegos a la villa Fernandina de Jagua, ratificaba al coronel De Clouet como su gobernador militar y político.

Otro documento de similar valía y signatura le confería carácter vitalicio al anterior nombramiento y la posibilidad de legarlo en herencia y con igual extensión a su hijo Alejandro.

El rey de España volvería a tener consideración a su súbdito Juan Luis De Clouet y Fauvort. En Madrid, a 11 de enero de 1833 le otorgó el grado de brigadier de infantería “con sueldo de dos mil pesos fuertes anuales pagaderos por las Reales Cajas de La Habana, sin el perjuicio del abono de 200 escudos de vellón que le serán abonados durante el tiempo que se le designe a campaña”.

A la hora de entregar su alma a quien correspondiere el Fundador podía entorchar su pecho con las medallas de Caballero, Cruz y Palca de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo más la de Comendador de la Orden de Isabel la Católica. Además de contar con un título de Castilla, el de Conde Fernandina de Jagua, recibido como premio a su empresa colonizadora.

La noticia de su muerte demoró bastante en arribar a Cienfuegos, ya entrado el mes de diciembre de 1848, año de revoluciones europeas. El día 18 tuvieron lugar sus exequias en la iglesia parroquial.

Sus restos no llegarían a la ciudad que fundó sino hasta agosto de 1958.

Pero esa es otra historia.

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Francisco G. Navarro

Periodista de Cienfuegos. Corresponsal de la agencia Prensa Latina.

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