Arte Naif en Cienfuegos

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El XVIII Salón Provincial de Arte Naif (Centro de Arte) sostiene la misma capacidad de convocatoria de años anteriores, lo cual no sorprende, pues los hacedores de esta corriente artística tienen un alto sentido de pertenencia. Lo han demostrado desde que se agruparan hacia 1998. Empero, hay curiosas distinciones en las propuestas de ahora mismo. Una porción sistematiza sus poéticas inconfundibles; pero en otra gran parte se percibe el esfuerzo por romper con los antiguos sedimentos para reeditarse con cierto toque de modernidad. Estos signos se aprecian en textos que se proyectan al espacio en formas instalacionistas o escultóricas, otras que procuran una narratividad casi con los tonos del cómic o en aquellas que osan renunciar a lo que hasta hace muy poco eran regularidades del también llamado arte ingenuo: por casos, los colores brillantes y contrastados; asimismo, la tradición de los temas. Es evidente que hay un intento de experimentar con los lenguajes y argumentos cotidianos. No podemos menos que agradecerlo. Esas búsquedas pudieran ser impugnadas por miradas inflexibles, que seguramente gravitarán sobre los purismos; pero existe algo latente en el espíritu de la justa: se consuman nuevas variantes expresivas, lo cual aporta atractiva diversidad de estilos naif.   

Es prometedor. No hay que temer a las experimentaciones, sino a la holganza; sabemos lo que somos, pero no hasta donde podemos llegar. Esa pesquisa eleva a otras prácticas y permite la autotransgresión. A fin de cuentas, el arte es uno solo y los contagios son ineludibles. Las familiaridades entre los artistas, el intercambio de técnicas y soluciones para la arquitectura del relato inducen a la asunción y a dudar sobre el uso del vocablo ingenuo. ¿Hasta qué punto el artista naif no es solo una transición, un estado provisional? No estoy refiriéndome a los llamados primitivizantes (que utilizan el ropaje de aquellos en tanto recurso), sino a los castizos, que acaban teniendo una conciencia de lo que son y hacen, y se valen del legado que ofrece el arte todo. Lo he comentado en otras ocasiones, nadie está más próximo a la vanguardia que un hacedor naif. Menciónese un caso inobjetable: Julián Espinosa “Wayacón”.

Puede que una o dos obras parezcan triviales para un salón competitivo, sobre todo por la falta de novedad discursiva, pero es elocuente que esos casos tienen una dosis de franqueza tal que la restricción es su encanto y la sencillez una sorpresa. Es la gran prerrogativa que acusa la percepción del arte naif. Convencen las fabulaciones de veteranos como Cáceres, Gutiérrez, Basulto, Wayacón, García, Pastor Acea, Villa… y un grupo de jóvenes que insisten en renovar los cuerpos narrativos durante la necropsia de una realidad menos hedonista y más crítica, lo que las convierte en obras vivaces e imaginativas. El arte naif no es monolítico o rectilíneo; por el contrario, puede tomar caminos insospechados sin dejar de ser consecuente con los signos vitales: narración en primera persona, perspectiva acientífica, juegos cromáticos que no están permeados por la academia, puede que colores cálidos e intensos, el carácter narrativo o la espontaneidad. Conmueve que un espacio del Salón haya sido tributado a dos valiosos pintores: José García Montebravo (Cienfuegos, 1953-2010), en la sala Mateo Torriente, de la Uneac, y Arnaldo García Rodríguez (Palmira, 1930-Cienfuegos, 2015), en el Centro de Arte.

Los miembros del jurado decidimos conferirle un reconocimiento especial a la obra de Julián Espinosa (Wayacón) y menciones a: Velada a Changó, de Carlos Cáceres Valladares; La toma del parque Martí por los orishas, de Justo Pastor Vega; Resorte emocional, de Ruslán González Korets; y La prosperidad del guajiro, de Santiago García González. También fueron otorgados laureles de igual categoría a: Símbolos, de Andrés Villa García; Las leyendas de Fernandina, de Cenia Gutiérrez Alfonso; y la serie La cosecha, de José Basulto Caballero.

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Jorge Luis Urra Maqueira

Crítico de arte. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

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