Yunia: la casera de Horquita

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Yunia Peña Vázquez es una casera en la Empresa Agropecuaria de Horquita, pero una muy especial, de las que vela por la producción de vegetales en las casas de cultivo tapado de la entidad; viene a ser como la madre de lo que allí se cultiva, por el maternal cariño que le pone a su labor:

Yo veo nacer cada planta aquí, la voy conduciendo, la deshijo, hasta que la veo parir; estas casas tienen muy buen rendimiento, y los productos una alta calidad. Cada tres meses recogemos cosecha”, cuenta, mientras guía unos pepinos tiernecitos que ya casi están listos para ser recogidos.

“Hace unos diez años que trabajo aquí, el salario es bueno, arreglado a estos tiempos”, dice y sonríe cómplice, porque bien sabe que se necesitan muchos pepinos para abastecer sus necesidades.

“La faena es dura, aunque no lo parezca, y requiere permanencia. Hoy precisamente estamos practicando qué hacer ante fuertes lluvias o vientos, fíjate que cuando el tiempo se pone malo corro para acá a cuidar de mis casas”, dice con total sentido de pertenencia.

“Tengo dos hijas, pero no se han vinculado con la Agricultura. ¿Qué si cocino en la casa? pues claro, —y me responde con una pregunta—, ¿qué mujer no lo hace en Cuba?”, dice con asombro, y me deja con una duda enorme, porque lleva toda razón, a pesar de que ningún código así lo establezca.

La premura de un recorrido me deja con deseos de conversar con Yunia, una auténtica mujer cubana, cercana a los 50 años, que se levanta todos los días con los primeros claros, cuela un café y termina de ver el amanecer junto a sus casas, allí donde deja el sudor y se gana el pan con honradez.

Foto: Juan Carlos Dorado

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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