Un día en la vida de Aníbal Ramos, finalista de Cienfuegos al San Remo Music Award Cuba

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“Yo nunca estoy aburrido”, afirma y pasa a enumerarme las múltiples ocupaciones de su día.

“Mi quehacer diario comienza todas las mañanas cuando salgo para escuela. En el Preuniversitario Sergio González me desempeño como instructor de arte de la especialidad de música. Trabajo con todos los grupos de la escuela y además tengo mis unidades artísticas, que no solo están integradas por estudiantes, sino por profesores también del propio centro”.

“Al mediodía, vengo para la emisora Aguada Radio, donde trabajo como locutor desde hace seis años; por la tarde vuelvo para el preuniversitario y en la noche, corresponde el ensayo con el Coro Masculino Claudio Monteverdi, que es mi unidad artística por excelencia, con la que trabajo a diario. Yo me formé como director de coro. Así transcurre mi semana”.

Sonríe cuando le pregunto por la familia;“siempre me ha apoyado”. Fueron ellos, dice, quienes le inculcaron, desde pequeño, el amor por la música tradicional. “Me fascina el jazz; soy amante del bolero; me encanta la música tradicional cubana en todas sus aristas, y por supuesto, amo la música coral”.

La terraza de su hogar se ha convertido en espacio para compartir con estudiantes y amigos./Foto: Ángel Bermúdez Pupo

En manos de su madre llega la evidencia que lo prueba. Muestra unos discos de vinilo, de esos tan antiguos que ya solo conservan los coleccionistas. Sarah Vaughan, Nat King Cole, Frank Sinatra, Lena Horne son algunos de los nombres que se leen en las carátulas de cartón de los fonogramas. Y es apenas una muestra de los más de 200 que atesora junto a reproductores fonográficos de épocas pasadas.

”Disfruto el compartir con mis padres”, pero de un tiempo hasta hoy, la familia creció; “es más amplia porque los muchachos del coro también forman parte de mi familia y siempre van a estar por la casa, compartiendo, tomándonos un café”.

Aníbal Ramos descubrió su vocación poco antes de cumplir seis años. Recuerda que ya con esa edad subió por primera vez al escenario y cantó para el público.

“En Aguada de Pasajeros había una maestra de música, Mercedes Astiesarán Assán y mis primeros pasos los caminé de su mano y también de la mano de un músico entrañable, Wilfredo Sotolongo. Mi familia me apoyó siempre. Mi debut ocurrió en el Teatro Tomás Terry de Cienfuegos, en un Festival de Artistas aficionados. Ahí comenzó todo para mí”. Era de mañana, un día que ya no logra precisar en la memoria. Acompañado por una amiga de su edad, y aunque ambos vivían en los llanos de esa tierra arrocera que es Aguada, cantó un clásico cubano de todos los tiempos, Son de la Loma.

Ya de joven tuvo una segunda revelación que complementó aquella, descubierta en la infancia. “Como instructor de arte comencé en el año 2000 con la primera convocatoria a la Escuela de Instructores de Arte de Santa Clara. Soy de la primera graduación, en el 2004”.

Ser instructor de arte es, para mí, algo inigualable. Soy instructor no por profesión, sino por vocación. Me gusta enseñar; me gusta formar y ver el resultado de esa formación. Creo que la labor del instructor es medular, mucho más en el momento histórico que estamos viviendo. Desde el punto de vista más íntimo, sentimental es muy gratificante ver el resultado de lo que vas creando con ese aficionado, que ya deja de ser un alumno y se convierte en alguien indispensable de tu vida diaria.

Hace poco, ante la insistencia de algunos amigos que vieron la convocatoria en las redes sociales, Aníbal decidió participar. “Fueron algunos compañeros de la emisora Aguada Radio quienes me pusieron al tanto de la posibilidad de participar en el Concurso del Festival de San Remo Music Award Cuba. Había que entregar un video online. Lo grabé a capella y lo envié a las páginas que estaban habilitadas. Me presenté con La Montaña, del compositor español Augusto Algueró”.

Y su voz clara y melodiosa entona: “Tengo ante mí la montaña, que me separa de ti, con esas rocas extrañas que son los desprecios que me hacen sufrir…”

Para su sorpresa recibió, recientemente, la llamada del personal del certamen. “Estaba en mi casa. Cuando prendí el teléfono me di cuenta que tenía una llamada perdida del San Remo… al momento me puse muy nervioso. Llamé; estaba ocupado. Como a la séptima llamada logré comunicar y ahí me dieron la noticia. La mitad de la noticia no la pude escuchar por la emoción y la gritería que uno normalmente forma… pero sí, muy, muy contento”.

Con 37 años, Aníbal Ramos es el único finalista de la región central de Cuba al San Remo Music Award. “Del San Remo… no pudiera a ciencia cierta qué espero; solo sé que espero cosas buenas”.

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