Soberanía monetaria en jaque, plataformas digitales extranjeras y el secuestro del rol del Banco Central en Cuba
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En cualquier país soberano, el Banco Central representa la autoridad legítima sobre la política monetaria. Su función de fijar el tipo de cambio no es un tecnicismo: es una expresión concreta de soberanía, de capacidad estatal para regular el valor de su moneda, proteger su economía y orientar sus decisiones macroeconómicas. Cuando ese rol es desplazado por una plataforma digital sin sede en el país, financiada por agencias extranjeras que históricamente han operado como instrumentos de presión política, estamos ante una distorsión grave que no puede ser ignorada.
En Cuba, el Banco Central mantiene una tasa oficial de 1 USD = 120 CUP. Sin embargo, esa tasa ha sido eclipsada por la Tasa Representativa del Mercado Informal (TRMI), publicada por un sitio web que opera desde el extranjero y que ha asumido de facto el rol de marcador cambiario. Esta tasa —basada en publicaciones en redes sociales— se ha convertido en la referencia dominante para precios, remesas, salarios y decisiones comerciales. Su influencia no es anecdótica: ha penetrado la lógica económica del país, desplazando la institucionalidad monetaria legítima.
El rol que juega este medio digital en Cuba como marcador de la tasa de cambio informal no tiene similar en ninguna otra parte del planeta. No existe otro caso documentado en el que una plataforma digital sin sede en el país, financiada por agencias extranjeras, haya desplazado de facto la autoridad cambiaria de un Banco Central en un contexto de guerra económica. Su influencia no es solo económica: es institucional, simbólica y geopolítica. En Cuba, este sitio no pública una tasa: impone una referencia.

Según esta, ,desde enero hasta octubre de 2025, por ejemplo, el dólar ha pasado de 265 CUP a 490 CUP, y el euro de 280 CUP a 540 CUP, lo que representa un incremento de más del 84 % y 92 % respectivamente. Este aumento sostenido ha tenido un impacto directo en la disminución del poder adquisitivito del bolsillo del cubano, por su influencia en los precios reales de bienes y servicios, especialmente en alimentos, transporte y productos importados —incluidos medicamentos faltantes en la red de farmacias— que se ajustan según el mercado informal de la divisa.
La lógica es clara: cuando el tipo de cambio sube, los comerciantes privados que ya representan más del 55 por ciento de las ventas minoristas en el país, ajustan sus precios para mantener márgenes de ganancia en divisas, incluso en mercados que operan en CUP. Sin embargo, esta dinámica no se refleja en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) intermensual publicado por la ONEI, que reporta variaciones inferiores al 2 % mensual y una inflación acumulada con tendencia a la disminución, que no guarda relación con la percepción cotidiana de los ciudadanos.
Lo que agrava esta situación es que estas plataformas han recibido financiamiento de agencias como USAID y NED, vinculadas históricamente a estrategias de asfixia económica, subversión e intervención política del gobierno de Estados Unidos, como parte de la guerra económica contra Cuba. Esto, para el autor, no resulta casual. Estos fondos no son neutrales. Forman parte de una arquitectura de presión que busca debilitar las instituciones estatales, moldear narrativas y generar dependencia informativa. En el caso cubano, estas plataformas no solo intervienen en el terreno simbólico, sino que inciden directamente en la economía nacional, modulando expectativas, precios y decisiones cotidianas.
Todo esto ocurre en un contexto de cerco financiero. Cuba, incluida en la lista de países patrocinadores del terrorismo, enfrenta restricciones severas para acceder al sistema financiero internacional, una de las formas más macabras de aislamiento financiero. No puede realizar swaps de divisas ni otros contratos financieros que permitan el intercambio de flujos de dinero en el futuro, como hacen otros países para gestionar riesgos cambiarios, acceder a liquidez o establecer reservas. Esto impide, acumular reservas líquidas y establecer relaciones normales con bancos corresponsales, lo que a su vez limita la capacidad del Estado para participar en el comercio internacional, proteger su moneda y ejercer soberanía monetaria en condiciones mínimas de seguridad. En efecto, la soberanía monetaria de Cuba no ha sido erosionada por el mercado: ha sido secuestrada por quienes diseñan y financian la aberración que ellos mismos propagan.
PALABRAS DEL CANCILLER CUBANO EN EL DEBATE SOBRE EL BLOQUEO EN LA ONU, A PROPÓSITO DE LA OPERACIÓN ENEMIGA DE MANIPULACIÓN ESPECULATIVA DE LA TASA DE CAMBIO DE LA MONEDA EN CUBA
“La guerra económica incluye un programa integral de desestabilización. Voy a denunciar estas acciones por primera vez. Incluye un programa integral de desestabilización organizado financiado y ejecutado directamente por el gobierno de Estados Unidos con el empleo de operadores de origen cubano radicados en este y otros países.
“Tienen la misión, tienen el encargo de deprimir el nivel de ingresos de la población cubana por la vía de la manipulación especulativa de la tasa de cambio de la moneda, con efectos directo en el crecimiento de los precios, la propagación en redes de mensajes intimidatorios y alarmistas y la alteración así del comportamiento natural del mercado.
“El efecto es un daño severo al ingreso de cada cubano y obstáculos adicionales a los programas de estabilización macroeconómica.
“Se incurre para ello en el blanqueo de dinero del presupuesto federal estadounidense, empleando fondos asignados por el congreso de los Estados Unidos y utilizados por el Departamento de Estado, organizaciones no gubernamentales y contratistas que lo canalizan.
“Nuestro gobierno cuenta con evidencia irrefutable sobre estas operaciones con datos, nombres, contactos, comunicaciones y el involucramiento directo del gobierno de Estados Unidos y de sus diplomáticos. Se trata de una actividad criminal frente al derecho internacional, las leyes cubanas e incluso las leyes estadounidenses. Estados Unidos ha tratado de vender la idea de que el bloqueo es una justificación del gobierno cubano para esconder sus ineficiencias o los errores de su modelo de desarrollo”.
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La solucion se conoce, desde que se coloco la dualidad monetaria y cambiaria como unos de los problemas que afecta la gestion financiera cubana. Por tanto debemos colocar una sola moneda en el meecado y captar las divisas en los báncos a travea del comeecio interior exterior. Es la unica forma de soberania cubana. ¿Porque vamos en contra de la lógica mundial?. Países en desarrollo con crecimiento estable utilizan una sola moneda controlada por el banco central. ¿Por qué tenemos que ser diferente?.