Proyecto de Código de las Familias: estudiar para aportar

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La lectura del proyecto del Código de las Familias es la fórmula idónea para comprender, por nosotros mismos, el por qué se le considera una norma jurídica superior, respecto al Código vigente desde hace más de 40 años; además de moderna, atemperada a nuestra realidad e inclusiva.

Y no hay que hacerlo de un tirón, pues el documento es amplio, maneja términos con los que hay que familiarizarse: pero, poco a poco, se puede entender sin dificultades las esencias de esta, que es la legislación que compendia todos los derechos para todas las familias.

Importante resulta también el glosario de términos. En ese apartado se “desmenuzan” conceptos novedosos como el acogimiento familiar de personas mayores de edad y de personas en situación de discapacidad, así como de menores de edad, el acogimiento institucional, el alimentante, el alimentista, la autonomía progresiva, entre otros.

En once Títulos y 42 Capítulos, 51 Secciones, 471 Artículos, cinco Disposiciones Transitorias y 42 Finales, la propuesta de legislación que, ahora mismo, se somete a consulta popular, abarca asuntos desde el parentesco, la filiación, las relaciones parentales, la responsabilidad parental, el matrimonio, el divorcio y los estados conyugales, por solo mencionar algunos.

No es ocioso, asimismo, reiterar algunos de los principios que rigen en esta nueva propuesta: la igualdad y no discriminación, la pluralidad, la responsabilidad individual y compartida; la solidaridad, la búsqueda de la felicidad, la favorabilidad, el respeto, el interés superior de niños, niñas y adolescentes, el respeto a las voluntades y preferencias de los adultos mayores o cualquier persona en situación de discapacidad.

Tal y como se precisa en la fundamentación del Proyecto del Código de las Familias: “Fortalece la responsabilidad familiar desde el punto de vista emocional, educacional, formativo y económico en la atención a sus miembros; sitúa el amor, el afecto, la solidaridad y la responsabilidad en lo más alto de los valores familiares, potencia la igualdad de género en el espacio familiar, fortaleciendo la corresponsabilidad para el desempeño del trabajo doméstico y de cuidado; amplía las variantes del régimen económico del matrimonio para lograr mayor autonomía de los cónyuges en la decisión más favorable a sus intereses.

“Protege la maternidad y la paternidad y la promoción de su desarrollo responsable en sinergia con el respeto a los derechos de niñas, niños y adolescentes en el ámbito familiar, teniendo en cuenta su interés superior y autonomía progresiva; reconoce el derecho de abuelas, abuelos y otros parientes consanguíneos y afectivos y personas afectivamente cercanas y  niñas, niños y adolescentes a una armónica y cercana comunicación entre ellos en el entorno familiar”.

Los citados con anterioridad son solo algunos de los prinicipales aspectos que aborda el Proyecto del Código de las Familias.  Estudiarlo es clave, reitero, si queremos tener una visión clara y precisa del camino que traza en materia de derechos y deberes familiares.

Entonces hagamos un tiempo para leer e interiorizar el articulado del Proyecto de Código de las Familias y acudamos a nuestro punto de reunión con un conocimiento mínimo de la norma jurídica para poder expresar nuestros criterios y sugerir, añadir o proponer la eliminación de un aspecto determinado. La opinión de todos es importante.

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Tay Beatriz Toscano Jerez

Periodista.

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