¿Pobreza o no pobreza?

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Si existe o no pobreza en Cuba, es un tema recurrente hoy entre algunos académicos, intelectuales u obreros con los que comparto en mi iry venir por la ciudad. Algunos me han dicho que hablar del tema es “complicado” y “complejo”, y me sugieren no abordarlo; mientras que otros reconocen su existencia y se oponen a la posición escapista que trata de eludir la discusión, argumentando que debe existir más debate sobre el asunto, pues: que no se mencione no hace que el fenómeno no exista.

Es que, si bien de manera internacional Cuba ha mostrado un IDH (Índice de Desarrollo Humano) favorable, muchos de mis conciudadanos no tienen percepción de dichos progresos hoy, por lo que cada uno cuenta su historia de vida o la de un vecino, comunidad o grupo social, la que nunca se corresponde con las cifras que se difunden. Para nada me refiero a aquellos que, aprovechando las brechas comunicacionales y las armas de agresión mediática, brindan información fragmentada, utilizando referencias incompletas para el análisis, omitiendo verdades y con cálculos aproximados que siempre tratan de demeritar todo lo que se construye.

Creo que para entender el tema, hay que partir de que la pobreza es un fenómeno multidimensional y su concepto se ajusta a lo planteado por el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), referente a que es entendida como, “la carencia por las personas del nivel mínimamente aceptable de capacidades, o el fracaso en conseguirlas”. Esta visión se aparta del concepto inicial utilizado a inicios del siglo XX (basada en la propuesta de Benjamín Rowntreeen 1901) de medir la pobreza solo por los ingresos o por la renta, asumiendo que esta se configura cuando el total de ingresos disponibles no satisface el mínimo necesario para la subsistencia. Esta concepción sirvió de base para que el Banco Mundial se inspirara para la creación de la llamada, “línea de pobreza” o “umbral de pobreza”.

Sin embargo, lo planteado por el PNUD, parte del reconocimiento en la década de los 70 del siglo XX por parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del enfoque de Necesidades Básicas, el que incluye la salud, el saneamiento, la ropa, etc; necesarios para una calidad de vida digna. Posteriormente el economista Amartya Sen introdujo en la visión de pobreza, la privación del desarrollo humano individual, considerándola entonces como un proceso por el cual las personas alcanzan o no el bienestar y que va más allá de lo estrictamente financiero, reconociendo que hay condiciones de vida, oportunidades de superación, posibilidades de acceso a la cultura o a la recreación que complementan el análisis, aunque no se dejan de tener en cuenta los ingresos per capitas.

Otro elemento a tener en cuenta es que, las Naciones Unidas como primera meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible hasta el año 2030, se propuso: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo. Para medirlo se esgrime el IDH (Índice de Desarrollo Humano), que es una medida sintética utilizada para evaluar el progreso a largo plazo de las naciones, utilizando tres dimensiones básicas del desarrollo humano: una vida larga y saludable, el acceso al conocimiento y un nivel de vida digno. Este índice sintetiza a su vez, otros tres indicadores: el Índice de Desarrollo de Género, el Índice de Desigualdad de Género y el Índice de Pobreza Multidimensional.

Según el último informe sobre desarrollo humano del PNUD, el IDH de Cuba en 2021 fue de 0.764 lo que la coloca en la categoría de desarrollo humano alto y sitúa al país en el 83vo. lugar de 189 países y territorios; aunque estos resultados son inferiores al 0,781 y al 70vo. puesto que se alcanzó en el 2020 y significan un retroceso. Por supuesto que cuando algunos buscamos hoy de manera individual referencias en estos dígitos, debemos saber que este resultado es una medida promedio de los logros básicos en el ámbito del desarrollo humano y que, como cualquier promedio, enmascara la desigualdad de la distribución del desarrollo entre la población a escala nacional.

Algo que también debe quedar claro en cualquier debate honesto sobre el tema en Cuba, es que con el triunfo de la Revolución quedaron bien definidos los límites entre un modelo capitalista neocolonial que propició la pobreza extrema en los campos y ciudades cubanas y por otra parte, una Revolución basada en los sueños y proyectos de  construir un modelo económico y social de desarrollo con equidad y justicia social, que lucha por la erradicación de la pobreza. Estos no fueron sueños de última hora, sino que desde el momento en que se asaltaba el Moncada, quedaba trazado el propósito de la Revolución de priorizar la salud pública, la educación, la industrialización, la tierra, la lucha contra el desempleo y por una vivienda digna para cada cubano.

Después y en menos de dos años, miles de personas que vivían en la más absoluta miseria tuvieron por primera vez la oportunidad de vencer el analfabetismo, estudiar una carrera universitaria, asistir con carácter regular a espectáculos artísticos y deportivos y veían además el fin de los desalojos y el desahucio, permitiéndoles ser legalmente propietarios de sus viviendas o la posibilidad de recibir servicios de salud, con acceso universal gratuito.

Debe reconocerse también que esos sueños se enfrentaron desde muy temprano a la pesadilla de un bloqueo que, desde las mentes grises que lo concibieron, tenían (y mantienen) el propósito de hacer cada vez más pobre a los cubanos, como única vía para destruir el proyecto. Por solo citar: solo desde marzo de 2022 hasta febrero de 2023 un año), el bloqueo causó daños y perjuicios por 4 mil millones 867 mil millones de dólares al pueblo cubano.

Unido a lo anterior, los propios errores cometidos en ese camino hacia lo ignoto que significa la construcción del socialismo; los errores cometidos como parte de la pérdida de valores entre algunos directivos y trabajadores o la falta de preparación de otros para la conducción de los procesos; así como los vaivenes de la economía global, impidieron que ese bienestar material estuviera a la altura de lo que en un momento se pensó para el país.

Nada de esto ha caído en saco roto. Todo ello  ha tenido impacto en los hogares cubanosy en las precariedades que conspiran hoy contra la sociedad en pleno, dígase apagones por déficit de generación o por falta de combustible; el desabastecimiento no solo del mercado paralelo, sino que también ha afectado ya a algunos de los productos alimenticios normados que mediante una distribución equitativa de alimentos se trataron siempre de garantizar mediante la llamada libreta de abastecimiento (esa que en no pocas ocasiones ha sido injustamente vituperada); los problemas aún no resueltos en la vivienda (el único de los del programa del Moncada que no se ha logrado materializar aún)  o los relacionados con el déficit en el abasto de agua en diferentes comunidades, el deterioro de las vías de comunicación y el déficit en el transporte, entre otros.

Si bien es cierto que estas precariedades se vieron muchos más agudizadas durante el llamado Periodo Especial, estas no erosionaban la moral pública de forma ostensible como en los momentos actuales, en tanto existía una igualdad social en la que la inmensa mayoría gozaba y sufría, respectivamente, con los mismos beneficios y pesares. A lo anterior se ha unido en los últimos tres años, el impacto de una inflación con tendencia ascendente, la que azota los bolsillos, ante el incremento del Índice del Precio al Consumidor (IPC) interanual del 47.71 por ciento hasta julio, el que por supuesto ha disminuido el poder de compra de los ingresos que reciben los trabajadores, según su salario nominal.

Otro elemento importante que no puede esquivar cualquier debate al respecto, es que: para que exista gente pobre, tiene que haber gente rica y que algunas de las medidas relacionadas con avances en la liberalización del mercado y retrocesos en la planificación, han ido profundizando un proceso de estratificación social, en la que por ejemplo, grupos etarios como el de las personas de la tercera edad se ven distantes de disfrutar de una distribución más justa de la “prosperidad”.

Como consecuencia, la pobreza si existe en Cuba. En el último informe disponible sobre el Índice de Pobreza Multinivel en Cuba (2017) se reconocía que el 0.4 por ciento de la población vivía en aquel momento en situación de pobreza, mientras que el 1.6 por ciento estaba clasificado como vulnerables multidimensionales. Ya han pasado 6 años y la brecha se ha ensanchado, bajo el azote de una realidad que intenta superarnos.

El reto entonces es profundizar en el debate público y en los estudios desde la Academia, para poder reconocer de conjunto cuánto más se puede hacer o cuánto debe corregirse oportunamente, para garantizar la equidad que solo con más socialismo se puede alcanzar. Ese socialismo que tiene que ser necesariamente una lucha por los principios de justicia social y soberanía popular que han regido siempre nuestra historia patria.

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Andrés Martínez Ravelo

Ingeniero civil. Miembro distinguido de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba.

5 Comentarios en “¿Pobreza o no pobreza?

  • el 29 diciembre, 2023 a las 8:02 pm
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    Excelente artículo. El eufemismo ha hecho que le llamen vulnerables a todos, pero realmente ellos son vulnerables a ser pobres. Entonces, ¿cuándo dejan de ser vulnerables y se convierten en pobres?

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  • el 28 diciembre, 2023 a las 9:51 am
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    Aclaro que no soy Economista ni periodista. Pero tengo criterios. Y los digo desde una posición totalmente revolucionaria. Y mas cuando el autor de éste articulo me lo ha solicitado, cosa que agradezco.
    Yo me pregunto como nuestros abuelos, ¿Alguna vez te acostaste sin llevarte algo a la boca?
    En mi opinión, en esta cuestión si hemos retrocedido. Creo igualmente que el gobierno es consciente de ello. La precariedad alimentaria que existe en Cuba queda confirmada por la tendencia oficiosa que aprecio entre las familias que dejan de hacer alguna de las comidas diarias por falta de dinero o recursos en los últimos tiempos.
    Sin embargo, actualmente la población cubana se sigue alimentando de bastante de vegetales pero también de carne, al igual que sus antepasados, quienes consumían una gran diversidad de especies animales, como acuáticas. Se come.
    Yo no veo desnutridos en Cuba. Yo veo a la gente mas bien gorda en Cuba y se compran de todo para mostrar la “percha” que lleven pero dicen y repiten que están muriendo de hambre. Y así y todo pagan bien por fumar y beber, entre otros placeres.
    Según se dice, la ONEI asegura en sus estadísticas que el Consumo de alimentos en el país cayó un 66.9 % en el 2022, para muchos un desastre. Sin embargo, ¿Qué son los datos de Consumo? En un sentido general, estos datos se definen como información que ayuda a un proveedor de servicios, comerciante o comercializadora, entender mejor las necesidades y preferencias de personas y grupos en relación a su uso y consumo. Entonces yo no lo tomara tan a lo exacto para definir el problema.
    El país transita por muchas precariedades ciertamente, internas y externas, propias de insuficiencias y desaciertos en la dirección y el control y otras por la encomia de guerra impuesta por el bloqueo que muchos desestimen y niegan. La Contralora General hizo una intervención meridiana en la ANPP del año pasado, donde aseguraba entre otros cosas que en este país la gente hace lo que le da la gana, una cosa es lo que se legisla y se aprueba y se compra y se vende de todo.
    De otro lado, soy de la opinión que algunas valoraciones y definiciones con pronunciamientos de organismos internacionales sobre este tema respecto Cuba no son objetivas y tienen matices políticos. Algo parecido sucede en las redes sociales anticubanas. Por alguna razón, las valoraciones de entidades internacionales mas objetivas y desprejuiciadas no las toman suficientemente en cuanta en sus comentarios y publicaciones.
    Siendo vice presidente de nuestro país, el compañero Diaz Canell recibió un reconocimiento de la FAO por los logros de Cuba en la lucha contra el hambre. “Cuba, alentada por este reconocimiento, renovaría su compromiso con el pueblo de seguir trabajando con ahínco, no sólo para garantizar la seguridad alimentaria de todos los cubanos, sino para contribuir con sus modestos esfuerzos a la erradicación del hambre y la desnutrición, en consonancia con los objetivos que se ha propuesto la FAO», declaró entonces. Cuba se había convertido en un referente de la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, ya que se trata de uno de los ocho países de la región que han logrado erradicar completamente el hambre.
    Y que ha pasado de entonces a la fecha? Ha sucedido de todo en este mundo. Negarlo es criminal. No solo es la pandemia y las medidas incrementadas de asfixia económica que el Bloqueo impone. Es la imperiosa necesidad también de que el país y su gabinete económico encuentren la forma de evitar se ensanche la brecha entre los que tienen mas y los que menos.
    En Cuba si hay ricos, se ven en la Habana, en los autos que conducen,en sus fiestas, en sus vestimentas, en sus opinines en las redes, en las puertas de las tiendas caras y en MLC. Por tanto hay pobres, que también se ven. Y hay mas mendicidad en las calles, mas abandonados a su suerte, cosa que antes el gobierno garantizaba y que hoy quiere seguir haciendo pero que casi no tiene con qué. Hoy la familia ha dejado de asegurar eso, ya sea porque no tiene con qué o porque se fueron a otras latitudes cueste lo que cueste.

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    • el 28 diciembre, 2023 a las 11:38 pm
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      Gracias Carlos por su comentario.

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  • el 20 diciembre, 2023 a las 8:57 am
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    Excelente trabajo de este economista, y quisiera que mucho de los cuadros y dirigentes que tenemos reconozcan que solo con educación , salud y otras gratuidades que nos brinda este sistema social no lo es todo, por lo que es necesario un cambio profundo en la mentalidad de muchos todavía. y que esto sea para mejora de la gran mayoría de pueblo trabajador.

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    • el 21 diciembre, 2023 a las 7:13 am
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      Muchas gracias Eddy por sus comentarios. Creo que ante los debates efectuados en las recientes sesiones de trabajo del Pleno del Partido en Cuba, las Comisiones Permanentes de trabajo de la Asamblea Nacional y el análisis del Primer Ministro, se impone seguir profundizando en cuanto de lo que nos propusimos y ahora nos proponemos, no irá a ensanchar las brechas y cuánto contribuirá a enriquecer de manera genuina, la obra que se ha vivido y ese es el punto: debatir y construir, porque con nosotros está la justicia.
      Un abrazo

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