Obra de Dolores Rodríguez Cordero dentro del pensamiento pedagógico en la educación artística en Cuba

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El Departamento de Pedagogía y Psicología de la Universidad de las Artes de La Habana, enfatiza en la importancia de realizar estudios sistemáticos vinculados al desarrollo de la praxis de los músicos que han tomado el camino de la enseñanza.

Para abordar el tema, propongo a los lectores adentrarnos en la obra de la Doctora en Ciencias sobre Arte Dolores Flovia Rodríguez Cordero que, desde ese departamento, ha dedicado su vida a la preparación de varias generaciones de artistas, facilitándoles técnicas que se adecuen a cada perfil.

Inició sus estudios dentro del ámbito musical y después se dedicó íntegramente a la carrera pedagógica. Muchos han sido sus aportes, centrados mayormente en la investigación y la formación de jóvenes músicos que asumen la docencia en varias manifestaciones artísticas y sus perfiles correspondientes, en todos niveles que comprende la enseñanza especializada del arte en nuestro país. Es autora, junto a Nadiesha Barceló, del libro Pensamiento musical- pedagógico en Cuba: historia, tradición y vanguardia.

La maestra, a lo largo de su carrera profesional, ha encontrado desafíos que supera cada día. Desde su perseverancia y entrega nos hace reflexionar sobre la necesidad de una evaluación, valoración constante de los métodos y la importancia de adecuarlos a las necesidades que demandan los educandos según lo ameriten los nuevos tiempos.

Sus conocimientos han sido una guía valiosa para varias generaciones. La rama materna de su familia es de origen cienfueguero, su mamá, su abuela y su tía, una de las razones por la que aceptó con agrado la entrevista para el 5 de Septiembre.

Podremos encontrar en sus palabras vivencias personales y motivaciones que la llevaron a emprender este camino y acercarnos a su trayectoria a través de una síntesis de su extenso trabajo. Mi primera pregunta fue sobre sus comienzos en la música.

(Dolores) “Inicié los estudios musicales en la Escuela Nacional de Arte (ENA), en el año que se fundó, 1962. Desde antes, escuchaba un programa radial que dirigía y auspiciaba la Maestra Carmen Valdés Sicardó. Ella invitaba a los niños a componer y yo inspirada en ese programa, todavía no leía música ni mucho menos, le hice un Himno a Camilo.

La desaparición del Comandante Camilo Cienfuegos fue en el año 1959 y conmocionó a los niños y a toda la población cubana.  Cuando compuse el himno, nada más lo cantaba, no sabía música. Después, cuando aprendí, le saqué el acompañamiento en el piano, lo toqué y lo canté; así empecé a componer. Carmen Valdés fue para mí una maestra insigne, en el sentido de que yo la conocí a través del radio y de su voz. Después asumió el cargo de Subdirectora de la Escuela Nacional de Música y fue la persona que me hizo las pruebas de actitud para el ingreso. Me puso la niña compositora y me llevaba de la mano a todas partes presentándome así.

“Estuve dos años en la ENA, hasta1964. Posteriormente continué en el Conservatorio Amadeo Roldán, que dirigía en aquel momento el Maestro Isaac Nicola. Allí estudié piano y las asignaturas teórico-musicales. Impartí clases por primera vez a los 17 años, de solfeo, en el propio Conservatorio. Entre mis alumnos recuerdo a José Valladares, el hoy reconocido compositor de varios temas muy populares. Después di clases de Apreciación Musical de 1967 a1969, en el Conservatorio Internacional, que pasó a ser luego la Escuela de Música Manuel Saumell. A partir de entonces, el interés por la docencia se incrementó en mí.

“En el año 1971, terminé el bachillerato en el propio conservatorio. Todavía no existía el ISA, que abrió en 1976. Entonces me presenté en la Facultad de Artes y Letras, para estudiar la Licenciatura en Historia del Arte y comencé en 1972. En la Universidad de La Habana fui alumna ayudante del programa de Apreciación Musical de la carrera de Historia del Arte, junto con la Maestra Gloria Antolitia, que era quien daba esa asignatura.

“Cuando me gradué, en 1976, me ubicaron en el Museo de la Revolución, donde permanecí por un año y medio. Después me fui al Ministerio de Educación, porque mi interés era la docencia. Allí conocí al Doctor Ramón Cabrera Salort y comencé a trabajar en la Dirección de Formación de Personal Pedagógico, como Metodóloga de Música, para atender las Escuelas Formadoras de Maestros. Pido, además, dar clases y comencé en la Escuela Pedagógica Presidente Allende y en la Escuela Pedagógica José Martí. Permanecí desde el año 78, hasta el año 90.

“Durante esa etapa tuve la posibilidad de pasar cursos de pedagogía, didáctica, psicología y demás, que reforzaron mi preparación. En esos 13 años, me vinculé mucho al Departamento de Educación Artística de la Enseñanza General, dirigido por la Doctora Consuelo Ponce Estrada. Para mí la experiencia del Ministerio de Educación fue muy importante y decisiva en mi vida laboral. El colectivo de trabajo era especial, con los integrantes del departamento de Escuelas Pedagógicas.

“Me encuentro, en el 93, con María del Rosario Hernández Iznaga, Decana de la Facultad de Música del ISA (hoy Universidad de las Artes) y comencé ese mismo año a trabajar con ella como Vicedecana Docente y como profesora de Solfeo de los alumnos de la carrera de Canto. A partir de entonces comenzó otra etapa, dónde he permanecido por 30 años, 20 de ellos como jefa del Departamento de Pedagogía y Psicología.

Dirigí el Diplomado en Pedagogía y Psicología del Arte; también el Diplomado en Pedagogía Musical. Desde el año 2010 fue aprobada la Maestría (que comenzó en 2011), en Procesos Formativos de la Enseñanza de las Artes, que ya va por su 4ta Edición. Acabo de cumplir 71 años, he mantenido un trabajo sostenido y sistemático durante mucho tiempo.

“A partir de1997, con el Plan de Estudios C, empezamos a hacer las primeras modificaciones en el ISA, porque se daba una didáctica general que existía desde el 76. Aquel plan no se acercaba al lenguaje de los artistas, era abordado desde una pedagogía general. A partir del año en que se instaura el Plan C, se crea oficialmente el Departamento de Pedagogía y Psicología.

Anteriormente era un grupo de trabajo. Fuimos haciendo los primeros cambios, hasta que logramos tener un programa mejor elaborado de Didáctica Aplicada a la Música, a las Artes Visuales y a la Danza. Todo eso a la par de los diplomados, y posteriormente con la maestría dónde, en estos 10 años de existencia, se ha hecho un trabajo sostenido y fuerte.

“Sentí bastante rechazo cuando comencé a hablar de temas pedagógicos en el ISA. Aún hay personas muy prestigiosas que se resisten al tema de la didáctica en la pedagogía del arte. Al ser un centro docente de la educación superior, los maestros que trabajan allí necesitan tener una formación pedagógica, a parte de la artística. Les hace falta conocer al menos las cuestiones básicas y esenciales. Actualmente no todos son conscientes de esa necesidad, pero se han ido abriendo caminos en el departamento.

“El colectivo de profesores y asesores de la Vicerrectoría de Investigación, ha sido muy valioso, entre ellos María de Los Ángeles Tovar, Maricel Rebollar, María Dolores Córdova, María Guadalupe Valladares, Alina Ponsoda, y toda una serie de personalidades que realmente fueron confluyendo en el departamento. Se hizo muy sólido por la parte de psicología y en la didáctica se fortaleció con Claudina Hernández y Nadiesha Barceló. Así se logró un equipo de trabajo excelente.

“Durante estos 10 años de la Maestría en Procesos Formativos de la Enseñanza de las Artes, hemos tratado de transformar la práctica docente, con la colaboración de distintas personas del colectivo de profesores que me acompañan y del equipo del Gabinete Esteban Salas. Su apoyo ha sido muy importante, tenemos una experiencia de alianza estratégica con ellos. En estos momentos contamos con maestrantes que son profesores de Camagüey, Pinar del Rio, Matanzas y Las Tunas. En esta última provincia realizamos la 2da edición de la Maestría, con una duración de dos años. Se reunió un buen grupo de profesores de la Escuela de Arte y otras personas relacionadas con los procesos formativos. Fue altamente valioso tener esa experiencia allí.

“En la Maestría en Procesos Formativos incorporamos varias herramientas que tienen que ver fundamentalmente con el proceso grupal, diseño curricular, didáctica, metodología de la investigación, redacción y estilo. Adentrarse en estos temas redunda en un beneficio para la transformación de la práctica docente de nuestros músicos pedagogos. Actualmente, en la 4ta edición, tenemos estudiantes que son artistas, pedagogos y algunos dirigen sus propias compañías. Verdaderamente ha sido muy efectivo el trabajo desarrollado durante este tiempo y haber ayudado a la transformación de la práctica docente. La maestría cuenta con más de 100 graduados en 10 años en las especialidades de Música, Danza, Teatro y Artes Visuales.”

La Maestra Dolores Rodríguez tiene una obra excelente en cuanto a la formación del artista pedagogo en Cuba. Vela que no se pierda una tradición que ha sido tan fuerte e importante en un país que posee una cultura muy sólida. Los tiempos modernos demandan nuevas metodologías que se adecúen al desarrollo de esta área del conocimiento. Gracias al trabajo realizado por la Doctora y su equipo, se está estimulando también la creación de una bibliografía necesaria en este flanco.

 

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Sandra M. Busto Marín

Licenciada en Música con perfil de flauta. Diplomada en Pedagogía y Psicología del Arte, Pedagogía Musical y Educación por el Arte. Máster en Arte. Todo en el Instituto Superior de Arte de La Habana.

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