Nochebuena en la Jagua ancestral

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Los padres de De Clouet serían niños, o muy probable que no hubieran nacido aún. Los primeros proyectos de colonización en torno a la bahía de Jagua demorarían algunos años, pero ya la Corona española había decidido fortificar la entrada del pequeño golfo caribeño, natural refugio de los rufianes de la mar.

La fortaleza encargada de resguardar el poder hispano en estos confines de la medianía de la costa meridional de la Isla estaba en construcción en el momento de esta historia, diciembre de 1743. Dos años más tarde el ingeniero militar Joseph Tantete sumaría la obra terminada al sistema defensivo de la Perla de las Antillas.

Del período que transcurre entre la breve estancia en esta comarca del padre Bartolomé de Las Casas –mediados de la segunda década del siglo XVI- y la fundación de la villa Fernandina (1819) existe muy poca historia escrita. Paradójico resulta que un regalo de la madre naturaleza como lo es la bahía de Jagua no fuera asiento hasta 1819 de una moderna población. Lo cual no es sinónimo de ausencia de pobladores desperdigados alrededor del bolsón acuático.

Una viñeta escrita a finales de 1958 por el periodista cienfueguero Raúl Ugarriza describe el ambiente en torno a la edificación del castillo de Nuestra Señora de los Ángeles durante el último mes de 1743. Pinceladas con retoque de leyendas trasmitidas mediante la oralidad encargadas de narrar, más de dos siglos después, el ambiente de celebración de la Nochebuena, festividad que sumó en el campamento a militares, constructores y sitieros de Jagua alrededor de una mesa de toscos tablones.

Par de puercos cebones traídos desde el ingenio Candelaria y abundantes aves de caza fueron los manjares servidos en el festín, a la luz de un farol y varias antorchas, en un gran rancho levantado en el litoral y a unos metros de la fortaleza en ciernes. El comandante de la guarnición mandó abrir una barrica de vino de Navarra para alegrar el convite.

Como toda historia que se precie de serlo, esta de Ugarriza estuvo salpicada de los más variopintos personajes. En qué medida fueron reales o no resulta extremadamente difícil de comprobar desde el otro lado de la neblina de las casi 28 décadas transcurridas.

De todos ellos el cronista destacaba a Juanín, por cuyas venas corría sangre indígena y española. Al parecer habitaba en uno de los caseríos indios ubicados en las márgenes de la bahía y era experto en cuestiones de caza. Buenas piezas traía consigo cada vez que visitaba el campamento de los constructores, y a cambio recibía generosas raciones de ron de Jamaica. El alegre mestizo fue el encargado de convocar a las familias de la comarca para la celebración navideña en el bajareque de los españoles, construcción provista con una sola pared de yaguas, para protegerse de los “nortes”.

Por la parte hispana trascendieron la gracia de Paquín y la Luisa. Él rasgaba las cuerdas de la bandurria y ella, grácil morena de Sevilla, zapateaba el “cantín hondo” entonado por el mozalbete.

El viejo Manolo renegaba a cada minuto la hora cuando abordó el barco que lo trajo de España. Ni se enteró de la cena de Nochebuena, porque a esa hora “dormía la mona” junto a una barca varada cerca de la hoguera. Dicen que soñaba con su taberna favorita junto al Guadalquivir.

Pedro, el capataz mallorquín, entretenía la tertulia de criollos y peninsulares con sus nostalgias de las Navidades vividas en Las Palmas de Canaria, y un gallego anónimo añoraba las cenas de la ocasión en su aldea de Lugo.

Los naturales de Jagua trajeron a la fiesta guitarras y acordeones y zapatearon hasta bien entrada la noche. Al amanecer del 25 todos los devotos fueron a casa de Luisa la sevillana y oraron ante la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles y un cuadro del Nacimiento.

Luego todo volvió a la normalidad, piedra a piedra continuó creciendo la fortaleza que hoy es orgullo de Cienfuegos y los cienfuegueros. Y en las fértiles tierras de Jagua, los sembradíos y las crianzas.

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Francisco G. Navarro

Periodista de Cienfuegos. Corresponsal de la agencia Prensa Latina.

Un Comentario en “Nochebuena en la Jagua ancestral

  • el 25 diciembre, 2022 a las 8:47 am
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    Que paso con Las fértiles tierras de Jagua, los sembradios y Las crianzas tres siglos despues?

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