Marzo tiene que ser grande para la zafra en Cienfuegos

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Los azucareros de Cienfuegos tienen ante sí el gran reto de hacer de marzo el periodo más grande de la presente zafra. Por supuesto, tamaño empeño requiere redoblar esfuerzos y emplearse a fondo para producir cada día no menos de mil 100 toneladas de crudo.

Tal propósito solo se alcanza si el proceso agroindustrial del sector funciona como un reloj. Cada eslabón de la cadena productiva tiene que cumplir cabalmente su cometido, tanto en el campo como en los cuatro centrales en operaciones. Para ello el espítitu predominante en los colectivos laborales debe ser el de la confianza y seguridad en que existen las reservas humanas. Así como la voluntad de cumplir con la meta propuesta.

Tradicionalmente marzo constituye el mes más azucarero de esta porción del centro sur del país. De ahí que deben optimizarse al máximo esas condiciones naturales de la gramínea en esta época del año. Ahora se trata de aprovechar la capacidad potencial de los ingenios y lograr molidas altas y estables. Al punto de alcanzar como mínimo el 90 por ciento del rendimiento potencial cañero (RPC), además de otros indicadores de eficiencia.

De la calidad de la caña que llegue al basculador, fresca y con los parámetros admisibles de impureza, depende en gran medida la eficacia industrial. Esta es una de las reglas de oro para obtener la concentración idónea de sacarosa en los jugos que van a los tachos.

Este es un combate que comienza a ganarse en el campo, con un correcto balance de corte y tiro, dentro de la programación de corte. Teniendo en cuenta salir primero de la caña atrasada o aquellas variedades de madurez temprana del tipo Canal point. Debe declararse guerra sin cuartel a la quema indiscriminada.

Cumplir con la tarea diaria resulta vital en mantener el suministro estable de materia prima a los molinos. Ahora bien, es oportuno señalar que para alcanzar tal empeño no solo basta con la disposición de operadores y choferes. Aquí debe jugar su parte el adecuado mantenimiento de los equipos y la previsión y solución oportuna de cualquier rotura. Sería nefasto en estos momentos amanecer con una combinada descompuesta o un camión roto al inicio de la jornada.

A los directivos, técnicos y funcionarios de Atención al Productor les corresponde controlar y exigir la eficiencia de los centros de acopio. De igual modo, ellos se encargan de velar por reducir las pérdidas en cosecha y que no quede en el campo o los caminos ni un solo canuto de caña desperdiciado.

Por su parte, los trabajadores de la industria no pueden perder de vista de que en esta recta final resulta imprescindible mantener la brújula de la eficiciencia como premisa. Deben reducir al mínimo el tiempo perdido por rotura o malas operaciones. Además de producir el dulce de alta calidad que requiere la economía del país.

Es el momento de cerrar filas en torno a ese objetivo común. Para cuadros y dirigentes del sector a todas las instancias, el vínculo con la base tiene que ser fundamental. No solo en la exigencia y control, sino conocer las inquietudes de los trabajadores. Se trata de “tocar” los problemas con la mano y darles solución oportuna.

Al Sindicato azucarero, le corresponde en esta crucial etapa poner al rojo vivo la emulación, colectiva e individual. Es tiempo de exigir por mejorar, de acuerdo con las posibilidades de recursos, la atención al hombre y comprometer a sus afiliados por entregar lo mejor de sí en esta gran batalla productiva.

A la par de la zafra, otros retos le depara marzo a los azucareros sureños. En tal sentido, es posible sostener y hasta incrementar la producción de derivados, en especial la de alimento animal del complejo miel-urea-bagacillo destinado a la ganadería.

Para los agricultores cañeros se impone el reto de poner el extra en la siembra, de modo que puedan acortarse los atrasos en sus respectivos planes. A su vez, constituyen tareas de primer orden las atenciones a los retoños y el cultivo detrás del corte, entre otras labores agrícolas.

Desde la misma arrancada, los centrales 14 de Julio, de Rodas, y el lajero Ciudad Caracas han sido paradigmas. Ambos figuran entre los más integrales del Grupo AzCuba. Estos colectivos, Vanguardias Nacionales por demás, tienen que mantener el paso. Asimismo deben arrastrar con su empuje a los homólogos del “Antonio Sáchez”, de Aguada, y el rodense “5 de Septiembre”.

A todas luces, como decimos en buen cubano, es hora de halar parejos la carreta. Con el compromiso moral y político de todos los azucareros desfilarán el Primero de Mayo, blandiendo en alto el estandarte de provincia cumplidora del plan de producción de azúcar.

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