Luis Pérez Lozano y sus compañeros, ejemplo imperecedero

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Hombre curtido, con tres misiones internacionalistas en su haber, es Rogelio Bolufé Gutiérrez, quien integra la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y también es consultor jurídico de la Empresa Eléctrica de Cienfuegos.

Es un hombre curtido, digo; sin embargo, lo vi emocionado, con ese brillo propio de las lágrimas que asoman al rostro cuando las evocaciones nos traen de vuelta a los seres queridos.

Rogelio es familiar de uno de los mártires del 5 de Septiembre de 1957, Luis Pérez Lozano, y nunca falta al homenaje que los jóvenes cubanos tributan al muchacho cuyas raíces crecieron en la barriada de Bonneval y no dudó en entregar su juventud y su vida para derrocar a la tiranía.

“Estamos aquí cumpliendo con los que ya no están. Además de Luis vienen a mi mente las personas que también cayeron aquel día. Ha sido un encuentro con los recuerdos; ha sido algo muy bonito que no se puede dejar caer porque es algo que nos garantiza el futuro”.

Confiesa sentirse un eterno militante de la Unión de Jóvenes Comunistas —lo fue desde los catorce a los 33 años de edad— y ahora esa savia se multiplica desde el núcleo zonal 22 A. “Vamos a seguir para adelante”, me dice. Y para que no haya duda de su certeza, asegura: “Hasta la victoria siempre”.

De origen muy humilde, Luis Pérez Lozano, nació en un caserío marginal e insalubre en las calles de Cristina y Central, el 3 de agosto de 1929, y desde pequeño  debió dedicarse a limpiar zapatos por unos centavos. Apenas se hizo un joven, empezó a comprender la lucha de clases. Su rebeldía y amor por Cuba se acrecentó; por eso no dudó en involucrarse en huelgas y otras acciones revolucionarias.

El 5 de septiembre de 1957, Luis Pérez Lozano ocupó un puesto de combate en la azotea del Ayuntamiento, frente al parque Martí, junto a sus compañeros Tomás Toledo Benítez y Galo Tiel, combatiendo durante todo el día contra fuerzas superiores en armamento. Al anochecer se quedan sin balas ni posibilidades de abandonar ese edificio por estar rodeado completamente. Al día siguiente son encontrados por soldados y policías. Desarmados, fueron asesinados por los esbirros, quienes los hacen aparecer entre los “caídos en combate”.

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Tay Beatriz Toscano Jerez

Periodista.

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