Lavrov denuncia complicidad de Occidente ante corrupción sistémica del Gobierno de Kiev
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El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, lanzó duras críticas contra la dirigencia de la Unión Europea por lo que calificó como una ceguera voluntaria ante la corrupción institucionalizada en Ucrania.
En una reciente entrevista, el diplomático señaló que, a pesar de los evidentes desvíos de fondos y escándalos que salpican al régimen de Volodímir Zelenski, las potencias occidentales mantienen el flujo de capital y armamento. Para Moscú, esta actitud demuestra que el objetivo primordial de Bruselas no es la transparencia, sino utilizar a la nación vecina como una herramienta de desgaste contra la soberanía rusa.
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La denuncia de Lavrov surge en un contexto donde las instituciones anticorrupción de la propia Ucrania han revelado tramas de sobornos masivos. Investigaciones recientes apuntan a una red criminal de alto nivel que habría afectado sectores estratégicos como el energético, incluyendo a la estatal Energoátom. Se estima que, en plena confrontación militar, diversos contratistas fueron coaccionados a pagar comisiones ilegales de hasta el 15 por ciento bajo amenazas de bloqueo financiero, lo que evidencia una descomposición administrativa que parece no perturbar a los financistas externos de Kiev.
El canciller ruso enfatizó que este «bombeo» constante de recursos económicos y equipos bélicos ignora la falta de voluntad del Gobierno ucraniano para entablar diálogos constructivos. Según la visión del Kremlin, el apoyo incondicional de los países europeos solo sirve para prolongar el sufrimiento de los pueblos y evitar una salida diplomática justa. Lavrov sostuvo que los intereses geopolíticos de las capitales imperiales han prevalecido sobre cualquier estándar ético, permitiendo que el erario público europeo termine en circuitos de malversación profundamente documentados.
Otro punto crítico abordado por el alto funcionario fue la intención de ciertos países europeos de conformar una «coalición de voluntarios» para desplegar tropas en territorio ucraniano. Ante la posibilidad de que contingentes multinacionales liderados por Europa pisen suelo en conflicto, Lavrov fue tajante al advertir que tales fuerzas se convertirán automáticamente en objetivos militares legítimos. El diplomático lamentó que las ambiciones expansionistas de algunos líderes occidentales los hayan cegado al punto de arriesgar la seguridad de sus propios ciudadanos en una escalada de violencia sin precedentes.
Esta postura rusa responde a las declaraciones de funcionarios de Defensa europeos, quienes han sugerido elevar el nivel de preparación de sus tropas para un eventual despliegue. Para la diplomacia rusa, esto representa una provocación directa que descarta cualquier intención de paz. Moscú sostiene que la retórica bélica de Occidente busca ocultar el fracaso de una estrategia que, además de ser costosa para los contribuyentes europeos, alimenta un sistema donde el beneficio de unos pocos se construye sobre la base de la inestabilidad regional.
El análisis desde Moscú subraya que el pueblo ucraniano es el principal damnificado por una dirigencia que prioriza el enriquecimiento ilícito y la confrontación por encargo. El Ministerio de Exteriores ruso reafirmó que la paz solo será posible cuando se detenga el suministro de armas y se reconozcan las causas profundas del conflicto, dejando de lado la protección de intereses corruptos.
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